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Por un gran frente municipalista

Por: Rafael Ayala Villalobos

El modelo de los ayuntamientos actuales está agotado, rebasado, caducado, no corresponde a la riqueza cultural, ni a la variedad política, ni a la complejidad social y económica existente en la comunidad y por eso hay que transformarlo mediante las adecuaciones constitucionales, legales y reglamentarias convenientes a fin de que la sociedad realmente se vea representada por ellos y pueda intervenir en la toma de decisiones mediante mecanismos efectivos de participación ciudadana, ampliando los cauces democráticos.


Pero mientras esas reformas son posibles, lo que llevará su tiempo, hay que ingeniar cómo la gran pluralidad social puede caber en los ayuntamientos con el objeto de que a ellos no lleguen solo las burocracias de los partidos o los representantes de los grupos que los lideran porque a veces ni siquiera arriban verdaderos militantes doctrinarios y programáticos de los partidos, sino oportunistas y saltimbanquis de la politiquería, tránsfugas de sus propias convicciones que se les aguangan a las menores dificultades o derrotas. Los ayuntamientos deben dejar de ser vistos como botín o plataforma para las ambiciones personales, sino más bien como lo que son: herramientas para el servicio público y la conducción de gobierno.

Lo anterior no es la primera vez que lo digo, en el 2008 mediante un artículo publicado en AM La Piedad y en diálogo personal con cámaras, sindicatos, organizaciones diversas y algunos partidos, propuse intentar formar una sola planilla al ayuntamiento con enviados de todas esas formaciones sociales y políticas después de primero elaborar un solo proyecto municipal, una sola propuesta de crecimiento económico y de desarrollo social de largo plazo, más allá del periodo trianual, en la que también intervinieran académicos, intelectuales y organizaciones artísticas, deportivas, promotoras de derechos minoritarios y de género, ambientalistas, etc. La consigna era: primero el programa, luego la planilla.

Otro aspecto de la propuesta era incorporar a la administración pública a exfuncionarios de buen nombre, trayectoria limpia y de buenos resultados a efecto de aprovechar su experiencia en las diferentes ramas administrativas y financieras y en los propios ayuntamientos anteriores. Es un error desperdiciar la experiencia acumulada de quienes han sido servidores públicos por cualquiera de los partidos políticos en el nivel estatal o municipal. Asimismo lo es no sumar a quienes pierden una elección. Los que pierden se van a su casa con todo y sus propuestas y el municipio se pierde de la oportunidad de enriquecerse con la suma de visiones.

Me parece que está propuesta cobra vigencia ante la actual realidad y creo que aquí nadie sale sobrando y que debemos hacer un esfuerzo para lograr la más amplia unidad posible en torno a los valores democráticos y del estado de derecho. Y aquí está un primer filtro: no todos coinciden con esto, por ejemplo el partido Morena.

Morena ha tenido un crecimiento electoral gracias al clientelismo político impulsado por el presidente de la república, a que los gobiernos morenistas actúan como si fueran el partido, a la gran cantidad de recursos de que dispone y al factor sorpresa, pero no porque tenga un buen programa consensado ciudadanamente para el municipio, o porque en sus filas estén políticos de fuerte raigambre y liderazgo popular, tampoco por estar bien organizado y unido ya que sus divisiones y reyertas son públicas y notorias al punto de que ni siquiera tiene una directiva bien constituida.

Por lo demás, será difícil que la población le dé mayoría de votos cuando Morena aplaude el gran fracaso económico que el gobierno federal está provocando, que alaba también el fracaso en materia de salud, de seguridad social y educativo, y que respalda con pretextos decisiones torpes en contra de las familias, de la infancia y las mujeres como la desaparición de las escuelas de tiempo completo o la suspensión de apoyos a las estancias infantiles; que ensalza los atentados a la ecología como el querer impulsar las energías sucias, la destrucción de una parte de la selva maya; que considera una gesta heroica el desperdicio de dinero en obras faraónicas casi inservibles y en el circo ególatra de la consulta para lo que debería ser la revocación de mandato y que lo manejan como una ratificación de mandato, verdadera tomadura de pelo; o que respaldan los constantes embates contra la democracia participativa y electoral como el torpedeo constante al INE. Todo ello por estos lados no es bien visto por la mayoría electoral.

Queda entonces lo siguiente: para empezar es necesario que los partidos políticos se ordenen hacia su interior, que cuenten con directivas legales y legítimas, que se implanten territorialmente, que tengan propuestas objetivas y viables en las que la población vea reflejadas las soluciones a sus problemas cotidianos, que se inserten en el diálogo político municipal, que articulen canales de comunicación y mesas para un diálogo inicial. No es cierto que lo importante es el candidato y no los partidos. Esa es una falacia. Es un error apostarle a la marca-persona descuidando la marca-partido. Todo es importante, en éste órden: programa, candidato y partido.

Para continuar es menester que exista una amplia convocatoria política y social para que a todos los que no les gusta cómo está siendo desgobernado el país, se pongan de acuerdo y se sumen, entre otras cosas, para evitar que en el municipio avance la representación del desastre nacional porque los piedadenses no se merecen eso.

En tercer lugar, llegado el momento, formar equipos de trabajo en los diferentes temas de la vida pública municipal, comisiones que logrando conclusiones y propuestas puedan integrarse a un proyecto alternativo, incluyente, humanista, democrático, progresista y democrático, resultado de las más amplias consultas populares.

Un cuarto paso es que los partidos participantes postulen precandidatos a las diferentes posiciones del ayuntamiento y mediante una elección primaria prevista por la ley y organizada por el INE, los votantes elijan cómo se integre, esto es, quién a la presidencia, la sindicatura y las regidurías. Lo anterior daría a la planilla una gran legitimidad y legalidad de origen, la dotaría de un fuerte sello societario y sería la planilla del pueblo, en pocas palabras, frente a las candidaturas de Morena, el caciquil PT y el partido más corrupto de México, el Verde, surgidas del canibalismo, las marrullerías, las decisiones “meseras”, cupulares y de cuotas, si bien les va, porque ya se sabe que en Morena hay un y solo un dedo elector. Su planilla sería la representante de la dictadura frente a una planilla ciudadana cobijada por las siglas y la militancia de los partidos demócratas.

Lo anterior es posible. La alianza electoral del PAN con el PRD puede ser considerado un ensayo que ha dado buenos resultados, es cosa de voltear a ver el avance en la infraestructura de salud, educativa y de seguridad, así como en equipamiento e infraestructura urbana que el municipio obtuvo en el trienio anterior y en el actual. Cierto que el bulevar Lázaro Cárdenas no se ha concluido, pero también es cierto que la culpa es del actual gobierno del estado y que desde que el Doctor Aviña lo hizo, ningún gobernador le había hecho algo hasta que Silvano Aureoles no lo reparó sino que lo reconstruyó sin detenerse hasta el último día de su gobierno. Por su parte el nuevo Centro de Salud está por concluirse… Por eso, la alianza PAN – PRD puede ser un punto de partida que el PRI debería considerar, así como otras organizaciones sociales y políticas, tomando en cuenta varios criterios, uno de ellos la ponderación de las fuerzas. Es sabido cómo el actual alcalde de La Piedad tiene en la administración a servidores no solo del PAN, sino también del PRD y del PRI y que cuenta con la colaboración de algunos simpatizantes de Morena, en un ejercicio benéfico para la municipalidad.

Volviendo al tema principal: ¿Qué hacer? En principio dos cosas.

1.- Proponer alternativas de solución a los problemas de economía, de salud, de seguridad y del estado de derecho, a las amenazas a la libertad y a la democracia y a los derechos humanos, asimismo para las mujeres, los jóvenes y los grupos minoritarios y en condiciones de vulnerabilidad, la conservación del medio ambiente empezando por la atención al río Lerma, para la ruralidad productiva, sustentable y retentiva, para el desarrollo comunitario y el crecimiento personal en barrios y colonias, etc.

2.- Tener como objetivo elaborar un proyecto municipal único y candidatos de unidad para todas las posiciones a disputar en el 2024, incluidas las diputaciones. Contar con un programa de largo plazo, más allá de los tres años de gobierno. Convocar a organizar una estructura territorial y sectorial. Identificar las mejores y más justas causas ciudadanas para incorporarlas como demandas políticas. Respetar la identidad y la autonomía de las organizaciones, sindicatos, cámaras y partidos, entre otros, que se sumen. Convocar a un gran Frente Municipalista pero sin afiliar, dirigido en forma coordinada y colegiada.

Sé que lo dicho hasta aquí de buena fe, de entrada, no les gustará a las directivas de los partidos políticos ni a sus principales liderazgos. Pero los invito a que lo reflexionen y que le vean sus ventajas, que las tiene, o por lo menos a no cerrarse al diálogo. Corresponderá a la sociedad civil manifestarse y actuar para convencer a los partidos a que ésta vez las cosas se hagan más de la mano sociedad-partidos, al fin y al cabo los partidos constitucionalmente son instrumentos para la democracia en manos del pueblo.

Platiquemos.

Sean felices.