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PIROTECNIA NO, VIDA SÍ

Por Rafael Ayala Villalobos

El otro día me reuní con personas interesadas en conversar sobre el presente y el futuro de nuestro país, un país en el que según el presidente todo va bien y no pasa nada malo, un país en el que la política se hace a base de clientelas a las que se les corrompe y en el que falta mucha ciudadanía y bastante sociedad.


Un país cuya vida constitucional y su república democrática están amenazadas por una entelequia autollamada cuarta transformación que no es otra cosa más que la cuarta transformación del PRI (PNR-PRM-PRI-MORENA) y cuyo gobierno empuja para atrás a la nación por cortedad de ideas, por no ampliar su programa de izquierda, por populista, por dar malos resultados, por ni siquiera tener proyecto como no sean los caprichos y las ocurrencias del señor de palacio y porque muchos de sus integrantes no salieron iguales sino peores que los de antes.

En eso estábamos cuando una señora joven, recién egresada de administración de la UNIVA, se salió del tema con algo que notoriamente le urgía: preguntó qué se podía hacer para que en La Piedad ya no se vendieran ni se tronaran palomitas, chifladores o petardos ni se quemaran castillos de pólvora. Y que se prende la mecha con los ires y venires de las opiniones.

Casi todos los asistentes coincidimos en que ya no queremos pirotecnia en La Piedad y quedamos en levantar la voz y organizarnos para que el presidente municipal, la síndico y las y los regidores, analicen éste tema y resuelvan prohibir la pirotecnia aquí y ahora.

¡No más pirotecnia! No más pirotecnia porque contamina. No más pirotecnia porque asusta. No más pirotecnia porque puede provocar incendios. No más pirotecnia porque agrava enfermos. No más pirotecnia porque atenta contra la salud y la vida, porque ocasiona lesiones y quemaduras.

No más pirotecnia porque molesta. ¿Más? No más pirotecnia porque el avance civilizatorio y científico nos enseñan que es dañina al medio ambiente y al ser humano. No más pirotecnia porque no está bien que unos se diviertan a costa de otros.

¿Qué, más? No más pirotecnia porque es un riesgo para quienes la utilizan, para los niños, para quienes la almacenan y la transportan y para todos. No más pirotecnia porque es fuente de corrupción y extorsión. No más pirotecnia porque no deja dormir ni descansar. No más castillos, ni buscapiés, ni cebollitas, ni petardos, ni palomitas, ni barrenos, ni nada de eso. Dejemos de ser un pueblo cohetero.

No más venta fuera de norma, irresponsable y peligrosa de pirotecnia ¡sobre las banquetas!, transportada en automóviles comunes y corrientes por toda la ciudad ¡poniendo en riesgo a transeúntes y automovilistas! que ni cuenta se dan del riesgo que corren. Abracemos la responsabilidad, la tranquilidad y la vida. ¡No más pirotecnia! Y nada de que hay que regularla, ¡hay que prohibirla!

En los dos últimos gobiernos municipales de La Piedad, el Partido de la Revolución Democrática ha propuesto la prohibición de la pirotecnia sin haberlo logrado, entre otras causas, porque no se involucró a la ciudadanía. Pero con independencia de partidarismos, este es un tema de vida, de salud, de seguridad, de ecología que debe unirnos. Ojalá que el actual Ayuntamiento lo analice y resuelva no lo más popular, o lo político-electoralmente atinado, sino lo éticamente correcto conforme a la vida y el bien común.

Hay enfermos que se intranquilizan con la tronadera de cohetes y castillos, hay niños del espectro autista cuya sensibilidad a las explosiones los afecta más de lo que suponemos ya que les ocasiona ansiedad, taquicardia y desorientación, hay mamás cansadas y desveladas, hay adultos mayores que lo que quieren es tantita paz, los animales de convivencia, los callejeros y los de intención económica sufren con el estruendo de la absurda tronadera infernal.

¿Que es una antigua tradición? No se puede argumentar algo en defensa de una tradición dañina solo porque existe desde hace mucho tiempo. Dicen que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo y no por ello alguien dirá que es buena. ¿Que ni que fuera todos los días? Con un día basta para dañar la vida. ¿Que se truenan castillos y cohetes solo en festividades cívicas, deportivas y religiosas muy importantes, en cumpleaños y funerales? La práctica de la pirotecnia en esos eventos contradice el discurso y los esfuerzos ecologistas. Además, el argumento de “antigüedad” ya no vale frente a la evidencia científica que está preocupando al mundo: la pirotecnia, espectáculo lúdico, emite contaminantes que trae males tóxicos a los espectadores, contamina el agua y el aire y habrá que recordar que somos un pueblo ribereño de una cuenca hídrica, el río Lerma, de por sí contaminado río arriba por desechos fósiles y metales pesados. Hay otras formas de festejar, las nuevas tecnologías ofrecen interesantes, bonitas y más baratas alternativas que ya utilizan muchísimas ciudades de México y del mundo en donde prohibieron la pirotecnia.

Se ha estudiado que la quema masiva y reiterada de pirotecnia genera un aumento en el nivel de material particulado en el aire, cuya composición incluye metales dañinos a los seres humanos, además se generan gases de efecto invernadero como ozono, dióxido de carbono y dióxido de nitrógeno. En los cuerpos de agua y suelos cercanos a sitios de quema o de producción, se ha estudiado que se genera un incremento de perclorato, que es un importante componente en la formulación de pirotecnia y está asociado a problemas de salud en tiroides, entre otros.

Este es el momento de atender la polución por los contaminantes y ruido emitidos en la quema masiva de pirotecnia en diversas festividades que alrededor del mundo ya están prohibiendo porque la comunidad científica ha comprobado sus perjuicios a la vida y a la salud.

En las festividades patrióticas y religiosas, por ejemplo, el cielo se ilumina y llena de color y sonido al estallar los fuegos de artificio. A muchos metros de distancia, el olfato nos reporta la polución que genera esa mixtura de nitratos, sulfatos y percloratos en fórmulas de sodio, cobre, estroncio, litio, antimonio, magnesio y aluminio, sin olvidar el bario, de isótopos radiactivos, del color verde de los estallidos.

Neutralizantes, oxidantes y aglomerantes dañinos se mezclan en la pirotecnia, además del perclorato de sodio que da propulsión al cohete, los metales pesados (cancerígenos) que dan el color y los aerosoles que producen la ruidosa y molesta detonación.

Ya en los aires, esa mezcla libera, entre otros, monóxido de carbono y partículas suspendidas, y junto con las emisiones del transporte, fábricas, fogatas y quema de llantas o basura, genera, sobre todo algunos días, alta contaminación.

Graves males respiratorios causan las emisiones de la pirotecnia al ser inhaladas y llegar a los pulmones, han advertido organismos de salud que informan que el CO, gas sin olor ni color, puede causar súbito malestar por envenenamiento, e incluso la muerte, mientras los metales impactan al sistema respiratorio y a la sangre.

A su vez, el perclorato de sodio que detona la cohetería cerca de los cuerpos de agua (La Piedad está juntito al río Lerma) aumenta hasta un millar de veces los niveles normales y daña a microorganismos y fauna acuática. Se ha comprobado que el ruido y las luces de los estallidos altera los ecosistemas.

Disfrutemos el color y sonido de las fiestas, pero también pensemos en la salud de todos, principalmente la de los más vulnerables -niños, ancianos y personas con males respiratorios y cardiovasculares-, así como en la salud del medio ambiente.

La tronadera de la pirotecnia es una tradición que conviene modificar porque actualmente la ciencia está demostrando que podrá ser bonita y divertida pero eso no le quita lo perjudicial, que se adueña del espacio público en forma arbitraria y va en contra de los esfuerzos realizados en favor de la salud y los ecosistemas, como lo manifiestan muchos piedadenses deseosos de que la autoridad municipal prohíba la pirotecnia.

¡No más pirotecnia!

¡Pirotecnia no, vida sí!

Sean felices.