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LA SANTÍSIMA TRINIDAD SÍ EXISTE Y ES DEMÓCRATA

CUADERNO PÚBLICO

Por: Rafael Ayala Villalobos


“Me fue como en feria”. Esta frase suele decirse en México cuando en algo “salimos perdiendo hasta la camisa”, o cuando tenemos disgustos, fracasos, golpes, conflictos o mala suerte. Bueno, pues me fue como en feria con dos adeptos de dos diferentes agrupaciones cristianas no católicas.

¿Porqué?, preguntarán ustedes, queridos lectora y lector. Paso a contarles mi infortunio. Preparen las palomitas y unas Tecate.

Resulta que en el artículo de la semana anterior mencioné que “…el cristiano está invitado a participar en la vida comunitaria, política pues, con alegría, guiado por el Espíritu. ¿Cuál Espíritu?. El que nos defiende y conduce, el que no nos deja desamparados, el Espíritu de la verdad, el que vive con nosotros y está en nosotros. ¿No me creen? ahí está, retumbante, la voz bíblica: <<Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis, y viviréis, porque yo sigo viviendo>>. El que entendió, entendió. Luego de su ascensión, Jesucristo dejó el Espíritu que es el que recrea a la comunidad!”. Así lo escribí y así les pareció mal a mis dos conocidos.

También les inquietó a mis regañones lo siguiente: “Dicho Espíritu realiza la comunicación entre Jesucristo, o más precisamente entre el Dios Trino, plural, dialogante y democrático, y nosotros en el amor comunitario”.

Uno de ellos, furibundo, me quiso poner “como lazo de cochino”, quiero decir, todo enmierdado. Casi me agarra a bibliazos al refutarme así: “Eso de la Santísima Trinidad es pura mentira, la Iglesia Católica lo predica con falsedad”. Abundó el encorajinado: “En la Biblia no hay nada de la Trinidad, sólo dice en Colosenses que Jehová es el creador y que hizo a Jesús antes de todo lo demás, pero Jesús no es Dios todopoderoso, él nunca dijo que fuera igual a Dios, nada más en Juan dice que “El Padre es mayor que yo”. ¡Oórale!

Ya encarrilado sostuvo: “Tú eres católico, por eso hablas de la Santísima Trinidad, en tu religión aseguran que hay Padre, Hijo y Espíritu Santo, que son tres personas y que al mismo tiempo son un solo Dios, pero la palabra Trinidad no está en la Biblia, así que tú y los demás, mienten”. ¡Sopas!.

“Además –agregó el contertulio- eso que haz publicado varias veces, de que la base de la democracia está en la Santísima Trinidad, lo dices para manipular, para alborotar a la gente a andar en política y la política es del diablo, por eso nosotros, aparte de que ni fumamos ni tomamos alcohol, tampoco votamos ni saludamos a la bandera”. ¡Sopas, bis! “Pues qué aburridos”, pensé.

“Si ustedes me lo permiten –les dije a mis compañeros de diálogo- trataré de responder y aclararles lo que afirmé en el artículo del 25 de marzo”.

“Para empezar –inicié mi modesta exposición- no soy experto en estos elevadísimos temas y sé tanto de ellos como de astronomía, sin embargo alcanzo a ver que en la Biblia sí se habla de la Santísima Trinidad, y ya que ustedes mencionaron al Evangelio de san Juan, con él mismo les contesto que en la Primera Epístola de Juan (1Juan 5:7) afirma: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno”. Por eso dije el otro día que “el que entendió, entendió”.

“Ahora bien, continué diciéndoles, en cuanto al Hijo, vámonos con Lucas 1:35 que sostiene: “Y respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios”.

En este punto mis malquerientes ya no sentían lo duro sino lo tupido. “Ya los tráimos, le dijo Pánfilo a mi general Villa, cuando iban ganando una batalla. Así que proseguí:

“A mayor abundamiento hay que decir que la Trinidad divina es la naturaleza de Dios que existe como tres personas distintas, conocida en la ciencia de la teología como la hipóstasis: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, afirmación siempre atacada por algunos cristianos no católicos. Los mormones piensan diferente: creen en las tres personas pero aseguran que trabajan cada uno por su cuenta, como si fueran socios o algo así, pero no que forman una sola persona”.

Quise apoyarme en uno que sí sabe, y sostuve: “El teólogo Louis Berkhof dijo: “La prueba más contundente de la Trinidad se encuentra en los hechos de la redención: “el Padre envía al Hijo al mundo, y el Hijo envía al Espíritu Santo”. En pocas palabras el Evangelio es trinitario, en el sentido mismo en que lo afirmó otro gran teólogo: Santo Tomás de Aquino, que dijo: “El Padre unge al Hijo y el Hijo al Espíritu Santo, porque en toda unción hay tres elementos: el que unge, el ungido y la unción misma”.

“Pero ni ése Berkhof ni santo Tomás son evangelistas, así que no vale lo que digan –alegó el alegador-.

Como quien come lagartijas sin hacer gestos, seguí: “El Génesis, primer libro de la Biblia, capítulo 1 versículo 26, recoge las siguientes palabras de Dios: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra”. Noten el plural que aunque no apunte explícitamente a tres Personas, estas palabras nos hablan de una pluralidad de Dios”, les expliqué y avancé:

“En otro pasaje bíblico, en concreto en Génesis 18, Dios se aparece a Abraham en la encina de Mambré bajo la figura de tres individuos. Luego, cuando Abraham los recibe los trata como si de uno solo de tratara: “Señor mío –les dice Abraham- si te he caído en gracia, no pases de largo cerca de tu servidor (Génesis 18:3); reflejando así la Unidad en la Trinidad”.

“Algo parecido está en Isaías, capítulo 6, y en muchos otros pasajes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento –seguía yo explicando a los defensores, según ellos, del monoteísmo-. “Menciono solo el de Lucas, capítulo 1, versículos 26 – 28, que cuenta la Encarnación en la que aparecen las Tres Personas de la Santísima Trinidad. El Padre,

representado en la voz del Ángel que anuncia a María que será la Madre del Señor; el Hijo, que se hace carne en las entrañas de la Virgen; y el Espíritu Santo, que cubre con su sombra a la joven de Nazaret”.

“Ustedes –los reté- pueden encontrar el fundamento de la Santísima Trinidad en el Génesis 1:26: “Entonces Dios dijo: “Hagamos al hombre a Nuestra imagen, según Nuestra semejanza”. Noten otra vez que lo dice en la segunda persona del plural”.

“O veamos otra cita, amigos –seguí cuando enarcaban las cejas- en capítulo 3 versículo 22: “Entonces el Señor Dios dijo: “Miren, el hombre se ha hecho como uno de Nosotros, sabiendo el bien y el mal”. En plural, en diálogo democrático y consensando. Más claro ni el agua de garrafón”.

“Y vámonos con la del estribo –agregué-: capítulo 11, versículo 7: “Y el Señor dijo… “Vengan, vamos a bajar y confundamos su lengua”. Plural otra vez, explicado con Doritos y Churrumuais”.

Ellos insistían en que sus agrupaciones religiosas solo enseñan lo que está en la Biblia. “Por eso”- repliqué-“. “Entonces veamos un detalle de la Biblia: la palabra “Dios” traducida de la palabra en la Biblia hebrea es Elohim, o sea el plural de Eloah. Muchas veces Elohim se acorta al nombre propio “El”, igualito que cuando a un Alberto le dicen Beto o cuando me dicen Rafa en lugar de Rafael. La palabra plural Elohim se menciona 2,570 veces en el Antiguo Testamento como un nombre común o como un nombre divino”.

Y así estuvimos alegue y alegue, como decimos en La Piedad, casi toda la tarde del jueves pasado sin llegar a conclusiones acordadas y como aquello parecía que iba a terminar como cena de negros, mejor me despedí, porque además resultaron muy malos compañeros de parranda; sólo yo tomaba tequila Campoazul, por cierto, muy bueno, de Jesús María, Jalisco, y apliqué el consejo de mi abuelo Francisco: “Desconfía de los que no toman; por algo no toman”.

Amigos y amigas: desde chicos aprendemos que la Santísima Trinidad -Padre, Hijo y Espíritu Santo- forman juntos un solo Dios verdadero, como la única flama que producen tres cerillos ardiendo juntos, es decir que Dios no es la soledad del uno, sino la comunión de tres Únicos, que por ser únicos no son números sino un movimiento dinámico de relaciones entre diversos igualmente eternos e infinitos, relaciones tan íntimas y entrelazadas que impiden que haya tres dioses y establecen un solo Dios trinitario. El del cristianismo y, por ende, el del catolicismo, es un monoteísmo trinitario.

Ésta concepción societaria de Dios (Trinitaria) ha venido siendo confirmada por la física cuántica desde hace más de medio siglo: Dios es relación y comunión de amor infinito y que de Él se derivan todas las cosas, que en el universo todo es relación, entrelazamiento de todos con todos, formando una red intrincada de conexiones que forman el único y mismo universo.

Él es, efectivamente, a imagen y semejanza del Creador, fuente de interrelaciones infinitas entre diversos, que actúan bajo la representación de Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Esta concepción, a veces no mencionada y hasta negada por los propios cristianos que no se aplican al estudio, como mis malquerientes alegadores, quita el fundamento a todo centralismo y monopolismo social, privado, familiar o político, contradice cualquier idea monarquista, patriarcalista, caudillista, antidemocrática, pone freno al autoritarismo de un solo dictadorzuelo que en los hechos nulifica la división de los poderes del Estado (que son tres) y refuerza la convicción de que la participación ciudadana es necesaria y posible.

El Dios societario, ofrece la base metafísica -filosófica y teológica- a todo tipo de socialidad, de participación y de democracia.

Pero como los predicadores por lo general no se refieren a la Trinidad, sino solo a Dios (solitario y único, viejecito y castigador) se pierde una fuente de crítica, de creatividad para impulsar las necesarias transformaciones sociales, políticas, económicas y jurídicas en la línea de la democracia, del Estado de Derecho y de la participación ciudadana.

Es de cristianos oponerse a todo tipo de monopolios y autoritarismos del tipo que sean y en el campo que estén.

La pluralidad y el entendimiento deben ser promovidos por los cristianos, así como la democracia, por consecuencia lógica.

Si recibimos la gracia de Dios, por congruencia, debemos servir social y políticamente.

Hoy, en ésta Semana Santa 2023, el momento histórico en México nos está dando la oportunidad de ser cristianos socialmente responsables.

Sean felices.