El pasado 19 de noviembre, la Sala Manuel M. Ponce del prestigioso Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México se llenó de música, emoción y reconocimiento en honor al ilustre músico, promotor y formador michoacano, Francisco Bautista Ramírez.
El evento, organizado con el respaldo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y diversas instancias públicas estatales, contó con la destacada gestión de Humberto Urquiza Marín, Francisco Bautista Rangel y Omar Becerra Moreno, en colaboración con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
El homenaje, que reunió a amantes de la música y la cultura, fue un vibrante tributo a la vida y obra de Francisco Bautista Ramírez, quien nació en Paracho, Michoacán, el 2 de agosto de 1937.
Desde sus primeras lecciones musicales en su comunidad de origen hasta sus estudios en la Escuela Popular de Bellas Artes y el Conservatorio Nacional de Música, Bautista Ramírez dejó una huella imborrable en la escena musical mexicana.
El evento contó con la participación de músicos y grupos destacados de México, quienes interpretaron algunas de las piezas más representativas del repertorio p’urhépecha, en un emotivo viaje por la rica tradición musical de la región.
PROMOTOR DE LA CULTURA P’URHÉPECHA
Francisco Bautista Ramírez no solo destacó como violinista, sino también como director-fundador del Conjunto Erandi de Paracho, llevando la música tradicional a escenarios nacionales e internacionales.
Su compromiso con la preservación y difusión de la cultura p’urhépecha se evidenció a lo largo de los años, desde su debut en 1971 hasta la creación del Grupo P’urhembe en 1990.
La vida y obra de Bautista Ramírez fueron reconocidas con numerosos galardones a lo largo de los años, incluyendo el Premio Estatal de las Artes Eréndira 2006 y la «Presea José Tocavén al Mérito Musical» en 2015.
«UNA LEYENDA VIVA»
Su contribución a la música indígena fue destacada con el título de «Leyenda viva» por el Gobierno de Michoacán en el marco del evento K’uínchekua. La Fiesta de Michoacán.
El homenaje no solo recordó la brillante carrera de Francisco Bautista Ramírez, sino que también subrayó su papel como maestro y difusor de la riqueza musical de Michoacán, dejando un legado perdurable en la escena cultural de México.