Por: Rafael Ayala Villalobos
Lectora, lector queridos, les platico que en diciembre pasado salieron los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, ENIGH – E, es decir la estacional, que le da seguimiento a la que el INEGI por ley realiza cada dos años usada para la medición de la pobreza.
No había tenido ocasión de comentarles algunos datos que logré entresacarle. Sírvanse su café o destapen una cerveza que aquí vamos.
La encuesta revela que en todo el país el ingreso promedio líquido de los hogares es de 20 mil pesos al mes. Ya al ver con lupa algunos detalles por sectores, niveles o regiones, puede verse que hay 15 millones de hogares con un ingreso promedio de 5,533 pesos mensuales.
En La Piedad la principal fuente de ingresos de los hogares es el trabajo: 72 centavos de cada peso. Al añadirle las pensiones y jubilaciones que son resultado de haber trabajado, aumenta a 82 centavos de cada peso.
Los apoyos sociales del gobierno representan en La Piedad 3 centavos de cada peso a menos de 6 mil personas beneficiadas por algún programa, y de 2 centavos a los demás que no reciben transferencia alguna del gobierno.
Las muy mencionadas remesas provenientes del extranjero, contrariamente a lo que se pudiera suponer, representan 1 centavo de cada peso.
Las transferencias privadas, tanto de alguna institución como de familiares, es decir la ayuda solidaria, representa 8 centavos.
Los que rentan alguna propiedad reciben 6 centavos de cada peso, en promedio.
Ahora bien, no todos los hogares reciben todos los tipos de ingreso:
En 9 de cada 10 hogares piedadenses reciben ingresos del trabajo (89%).
Menos de 1 de cada 5 hogares recibe ingresos por jubilaciones y pensiones (18%).
Poco menos de un tercio recibe transferencias monetarias de programas gubernamentales.
1 de cada 12 hogares tienen ingresos por renta de alguna propiedad (8%).
Y 1 de cada 20 hogares reciben remesas del exterior.
Estos nuevos datos confirman lo que ya sabíamos por la ENIGH bianual; permiten aclarar confusiones y evitar discursos triunfalistas. La microeconomía va mal.
Y también sirven para diseñar políticas públicas a nivel municipal.
Hay propagandistas del régimen que publicitan el aumento en la Inversión Extranjera Directa (IED) y que el salario mínimo subió, como grandes logros. Asimismo propalan con bombo y platillo que las pensiones a adultos mayores han aumentado.
Pero lo cierto es que considerando el incremento a la deuda pública tanto interna como externa y que en el 2024 crecerá en 2 billones de pesos más, aunado al enorme subsidio a la quiebra de PEMEX (que en 2018 operaba con números negros) y a los costos elevadísimos, fuera de control y de toda racionalidad, en las obras emblemáticas como los trenes Trans-itsmico y Maya y la Refinería Dos Bocas, se concluye que la microeconomía va de mal en peor. Cualquier familia lo puede atestiguar. El INEGI ha venido a ponerle números al desastre que es de origen estructural, agravado por la ineptitud y la corrupción.
Por otro lado es un error atribuir la pequeña mejora del ingreso de los hogares entre 2018 y 2022 a acciones del gobierno, ya que las transferencias de programas gubernamentales aportan solo 3 centavos de cada peso del ingreso. Y 6 de cada 10 hogares piedadenses de
menor ingreso reciben cero pesos del gobierno, en forma alguna. Según la encuesta referida.
Y menos cuando la principal fuente de ingreso es el trabajo. La escasa mejora del ingreso es resultado del esfuerzo de las personas en familia y de las empresas que les pagan, pero ni el gobierno ni la política pagan los salarios.
Ayuda a entender la actual situación contrastar lo real con el “hubiera”.
¿Qué hubiera pasado si en lugar de despilfarrar dinero en obras inútiles el gobierno hubiera apoyado a las empresas durante la pandemia y tuviera actualmente un buen sistema de salud? Por ejemplo.
Es verdad que de 2018 a 2022 mejoraron los ingresos un poco, pero ¿cuánto más habrían mejorado si el salario mínimo general ya alcanzara para dos canastas básicas? Pero el gobierno no quiso hacer una reforma fiscal ni modificar siquiera un poco el modelo de acumulación de capital y por consiguiente las relaciones sociales de producción imperantes, como un gobierno de izquierda lo hubiera hecho. Tampoco ha podido con la inflación del los precios.
¿Cuánto más habrían mejorado los salarios si se hubiera apoyado a empresas para mantener los empleos durante la pandemia con la condición de subir las remuneraciones a partir de la recuperación económica? Pero mientras otros países lo hacían, aquí el presidente se negó.
¿Cuánto habrían mejorado los salarios si se hubiera alentado una política laboral de diálogo socialmente responsable entre los factores de la producción para hacer acuerdos de mejora de las remuneraciones con base en mayor productividad?
En cuanto a los programas sociales, ¿cuánto habría bajado la pobreza si al duplicar el presupuesto de las transferencias monetarias se hubieran asignado de manera transparente a los hogares de menor ingreso en lugar de excluir al 60% como sucede?
No hay cálculos certeros de estos escenarios posibles que no sucedieron, pero es seguro que los hogares piedadenses de más bajo ingreso tendrían mucho más que 5,500 al mes.
El futuro cercano se obscurece porque el dinero ya no le alcanzará al gobierno para su operación ni para pagar los programas sociales, incluida la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores que es de 2 billones de pesos y que absorbe el 22 por ciento del presupuesto federal. ¿Se les hace poco?
Entonces compárenlo con lo recaudado por el SAT en 2023 y que es la principal fuente de ingresos públicos. Los programas sociales se llevaron más del 43 por ciento del presupuesto federal. Por eso el gobierno le trae ganas a los fondos para el retiro del SAR.
Y no se ve cómo el gobierno pueda recaudar más, de momento. En la Piedad la informalidad económica es muy grande: el 63 por ciento,
cuando el promedio nacional es de 60 por ciento. Quienes están en esta situación no tienen acceso a la seguridad social, ni a pensiones ni a la atención a su salud de manera asegurada, así como que se les dificulta bancarizarse, con lo que esto significa…
La encuesta del INEGI apunta a una realidad que empeorará si el próximo gobierno no hace una reforma fiscal progresiva que sobre todo busque captar más contribuyentes, sin cambiar los impuestos directos (al ingreso) y revisar los criterios con que se vienen manejando los indirectos (al consumo) y el terrorismo fiscal y las injusticias que los paga-impuestos padecen.
Lo dicho: uno de los grandes retos a superar es el nivel de vida de los piedadenses.
Aquí hay que lograr progreso con igualdad.
Ese es el reto.
Para ello el municipio puede diseñar y aplicar políticas públicas que incentiven al sector social de la economía, que alienten la economía social y solidaria y la economía circular, apoyándose en las escasas facultades legales que un municipio tiene en materia económica, pero es peor no hacer nada.
De esto luego platicamos.
Sean felices.