Por Kalliópê
En la antigua Grecia,
los actores se pintaban de blanco
para que sobresalieran los gestos;
entonces, yo me pintaré cada día
de blanco el rostro
par ver si así puedes notar
mis extraños comportamientos,
porque te veo llegar a casa,
pero ya eres otro.
De esta tradición nacen los mimos,
aquellos que sólo viendo
puedes saber lo que sienten.
Actuaré como uno,
porque parece que olvidaste
lo que algún día vivimos,
aunque ya sé que tú
y tu corazón mienten.
Los mimos visten de blanco,
pero también de negro;
Yo lo haré igual,
por nuestro amor que ha muerto.
Aun cuando me das abrazos falsos
me alegro
Y bien sabes que, si vuelves,
mi corazón estará abierto.
Los más importante de los mimos
son las manos
Soy como uno,
porque las muevo por todos lados
esperando que me prestes atención
Pero no importa si me estoy
ahogando en mi propio llanto.
No te interesa salvar esta relación.
Los mimos no hablan.
Yo lo hago, pero no me escuchas.
Mis palabras se acaban
al igual que tú por este amor luchas.
