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LA TRONADERA DE LOS COHETES

Por: Rafael Ayala Villalobos

Una vez definido quiénes integrarán el nuevo Ayuntamiento de La Piedad, conviene alentar la conversación pública acerca de los problemas municipales, su desarrollo rural y urbano, su sostenibilidad ambiental y el aseguramiento de reserva de agua potable para más de 30 años, que es lo que ahora tiene, a diferencia de otras ciudades a las que ya les falta.


También es oportuno dialogar ampliamente sobre la seguridad pública, la infraestructura y el equipamiento urbanos, o la obra pública con sentido social.

¿Cómo mejorar la inclusión comunitaria?, ¿Cómo avanzar en la gobernabilidad democrática? ¿Cómo avanzar en la transparencia y la eficiencia de la administración pública?.

O ventilar temas como ¿quién decide el uso de la ciudad? o replantear la utilización de la pirotecnia, entre otros.

Hoy quiero referirme a éste último, al de la pirotecnia porque la tronadera de cohetes es mayúscula.

Soy de los que creemos que hay que prohibir en el municipio de La Piedad la exhibición, tenencia, comercialización, manipulación, uso particular o público, transporte y venta ambulante en la vía pública, de artificios pirotécnicos con efectos sonoros y audibles, de cualquier naturaleza y característica, que funcionen por detonación, deflagración o explosión.

No “regular”, lo que se prestaría a probable extorsión y corrupción y a que fuerzas contrarias a la ley buscaran la manera de controlar esta actividad, sino prohibir.

¿Porqué razones? Ahorita se las comento, aunque ya lo he hecho en otras ocaciones.

La propuesta , que no es sólo mía sino de muchas más personas, no se refiere a los artificios pirotécnicos para señales de auxilio, emergencias, uso de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y/o Defensa Civil, y los destinados al uso industrial o, en su caso, minero, o el que  toda otra actividad productiva o extractiva pudiere hacer de materiales explosivos, de por sí regulados por leyes superiores.

Sabemos que hay leyes federales que ya atienden la pirotecnia, pero más cierto es que dichas normas son obsoletas ante las verdades manifestadas por la ciencia y la tecnología que la señalan como dañina.

Por ello es que la población y el gobierno de la Piedad deben buscar soluciones obligatorias que preserven la vida, la salud, la tranquilidad, la seguridad y el medioambiente en nuestro municipio, además como contribución concurrente al esfuerzo estatal y federal en el mismo sentido.

Al platicar de éste tema con varas personas, algunos dicen que prohibir la pirotecnia es antipopular, que es ir contra las tradiciones y aún contra la religión, por aquello de que en fiestas de índole religiosa se utiliza, pero sobre todo algunos aseguran que el Ayuntamiento no tiene facultades legales para prohibir los artificios pirotécnicos ya que, dicen, la aplicación de la Ley Federal de Pirotecnia está reservada al gobierno federal. Todo lo anterior es falso.

Aparte de que en los aspectos de salud y de medioambiente el municipio tiene obligaciones concurrentes, es la propia Ley Federal de Pirotecnia, la que sostiene al municipio como encargado de consentir o no en su solar municipal la fabricación, almacenamiento, venta y utilización de la pirotecnia.

Para explicitar éste punto y aclararlo, hay que señalar que la propia Ley Federal de Pirotecnia, en su Artículo 4, inciso I, a la letra dice:

“I.- Corresponde a las autoridades municipales, estatales y del Distrito Federal, en sus respectivas jurisdicciones:

I. Emitir su conformidad respecto al cumplimiento, por parte de los solicitantes de permisos de fabricación y comercialización, de los ordenamientos relativos a desarrollo urbano, uso de suelo y demás disposiciones estatales o municipales;

II. Emitir el permiso correspondiente para la realización de espectáculos pirotécnicos.

III. Emitir el permiso correspondiente para el establecimiento en zonas específicas; que conforme a su planeación urbana contemple la viabilidad de comercialización de artificios pirotécnicos.

IV. Solicitar y, en su caso, opinar sobre la suspensión o cancelación de los permisos otorgados que representen grave peligro para la seguridad y tranquilidad de las personas.

V. Estos ordenamientos observaran los reglamentos de aplicación jurisdiccional, ya sea estatal, municipal o delegacional, así como la observancia de las disposiciones materia de esta ley y de su reglamento”.

Además, nos asisten los derechos constitucionales y humanos a la salud y a vivir en un medio ambiente saludable, y como municipio, estamos obligados a protegerlo dentro de nuestro ámbito territorial y de competencias.

Ahora bien, es conveniente que el nuevo Ayuntamiento integre una Comisión Mixta especial para éste tema, que convoque a la sociedad civil, a académicos y a quienes tienen que ver con la pirotecnia a fin de consensar posiciones e intereses y elaborar una propuesta de reglamento que sea sometida a la deliberación y eventual aprobación del Cabildo.

Insisto en que si bien la Ley Federal de Pirotecnia y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos son de la competencia federal, al Ayuntamiento le asiste el principio de libertad de opinión acerca de temas constitucionales y federales, ya que su aplicación recae en nuestro territorio del que somos por naturaleza y derecho su principal administrador. Baste con recordar que es el gobierno municipal quien regula el uso del suelo.

En la jerarquía de valores son la vida y la salud los principales a tutelar por parte del Estado y por lo tanto del Ayuntamiento. Pero también lo son la tranquilidad, el bienestar y la salud y el sano esparcimiento familiar y la seguridad de las personas y los animales y la protección del medio ambiente.

Actualmente la ciencia y la tecnología han informado de algunos usos y costumbres que son dañinos para la salud humana y ambiental en general, como las bolsas plásticas de utilización única, que recientemente se regula.

También la pirotecnia es dañina. Su comercialización y uso, además de ser un grave riesgo a la integridad de las personas, sobre todo de los niños, arriesgan la seguridad del comercio establecido, de sus mercancías y personas, al venderse en la vía pública sobre las banquetas, poniendo en riesgo a los viandantes, como lo vemos en festividades septembrinas y decembrinas.

La pirotecnia maltrata químicamente y por ruido a los animales y a las personas al utilizar y detonar artefactos diversos incluídos los “castillos”, como se les conoce.

Su contaminación química al aire y mantos freáticos, incluido el río Lerma -ya que las partículas y empaques de la pirotecnia salen de todo control una vez hechos detonar- eventualmente llegan al río, de por sí contaminado.

Cabe destacar que las personas médicamente ubicadas dentro del espectro autista, padecen los efectos de la contaminación por decibeles generada por el ruido de la pirotecnia, más que cualquier otra persona, lo mismo que pacientes cardiacos y del sistema nervioso.

Asimismo lo padecen las aves que incluso aparecen muertas cuando las detonaciones son cercanas y persistentes.

Otras víctimas son las mascotas como los gatos y los perros que por su naturaleza son muy sensibles a los ruidos estridentes. Pero sobre todo son los ancianos y los bebés quienes más lo recienten.

Los padres de familia sufren temor y ansiedad porque sus hijos menores de edad pueden comprar libremente objetos de pirotecnia en la vía pública, como si fueran cualquier golosina y detonarlos sin los debidos cuidados. Esto sucede porque hemos llegado al punto inconsciente de que la pirotecnia se venda sin ninguna clase de restricción y control, como si se tratara de algo inofensivo.

Una comunidad municipal es una construcción cultural, societaria, y por lo tanto permanentemente evolutiva.

De ahí que sea natural que revisemos armoniosamente nuestras costumbres como la de usar pirotecnia en festividades religiosas, deportivas y civiles, ya que la ciencia ha informado que son más los aspectos negativos que los positivos.

La alegría fugaz no puede estar reñida con el atentado permanente que se hace al medioambiente y a la salud de las personas.

Necesitamos introducir en nuestra vida colectiva cambios culturales y costumbristas que ya no incluyan la pirotecnia a fin de preservar la salud, la vida y la integridad de las personas humanas en su dignidad, pudiéndose utilizar por ejemplo, luces programadas cibernéticamente o cañones de confeti degradable, entre otros.

Es sabido que la pirotecnia no sólo está hecha de pólvora, ya de por sí mala, sino que para propiciar sus efectos luminosos la mezclan con elementos químicos muy dañinos para el hombre y el medio ambiente, incluso sustancias cancerígenas que van al aire respirable, al suelo con el que contactan los humanos y al agua que es fuente de vida, sin dejar de mencionar a nuestro río Lerma.

Por ejemplo, los artificios pirotécnicos contienen bario para propiciar los tonos verdes, estroncio para los rojos, sodio para los dorados, aluminio para las chispas, plateadas y blancas, el antimonio para los destellos. Ello sin omitir la contaminación por humo y basura regada y los riesgos de amputaciones y quemaduras que ha habido y los incendios.

La propuesta es por la vida, por la salud, por la seguridad y el medioambiente, no es contra nadie ni tiene sesgo partidista.

La propuesta intenta conciliar el interés particular con el general y ubicar por encima de los bienes jurídicamente tutelados, el de la vida a la que todos los ciudadanos tenemos derecho.

Lectora, lector queridos, te pido el favor de que si éste tema te interesa, si estás o no de acuerdo, lo compartas para alentar la discusión pública.

¿Qué opinas?

Sean felices.