Por: Rafael Ayala Villalobos
Ese diantre de Trump salió buen cristiano: ya tiene rezando a todo el mundo, y sin embargo La Piedad puede sacarle raja a la situación que con sus desplantes provoca.
Sí, porque el nuevo panorama nacional e internacional ofrece oportunidades para el municipio piedadense si el gobierno y la sociedad se ponen listos.
La presidenta Claudia Sheimbaum ha presentado un conjunto de estrategias para defender a México de la embestida del presidente norteamericano, Trump.
Junto a una táctica diplomática de resistencia sin confrontación, más con prudencia que con arrebatos, la presidenta con A impulsa el nacionalismo económico, la rectoría económica del Estado, la colaboración con Estados Unidos, la protección de la capacidad instalada de la planta productiva nacional tanto en el campo como en el comercio, los servicios y la industria, y ha presentado algo poco comentado: el Plan México para captar inversiones de la relocalización de empresas internacionales, el nearshoring.
A la incertidumbre, se le está contestando con certeza en la ruta a seguir.
Trump endereza su embate a nuestro país en lo migratorio obligando a México al Quédate en México, y que soldados sellen nuestra frontera norte para evitar el paso de inmigrantes y de drogas hacia el norte, asimismo para frenar a la delincuencia organizada que en pocos días ya resiente pérdidas económicas porque se le está dificultando meter drogas a Estados Unidos.
Trump también aprieta en el tema de la seguridad: quiere resultados ya. Él, por su parte, se dispone a catalogar a la delincuencia organizada mexicana como organizaciones terroristas, cosa que ha alegrado a quienes aquí pagan “cuota” o “derecho de piso”, una especie de impuesto delincuencial que para efectos prácticos es un arancel. Tiene de ventaja que por ley será investigada la ruta del dinero mal habido y se castigará a todo aquél que brinde apoyo a los delincuentes, sea pagándoles “cuota”, vendiéndoles armas, o de cualquier otra forma. Eso a México le conviene.
Allí no para Trump: en lo comercial quiere imponer aranceles del 25% a lo que México le vende, como medida para revertir su desfavorable balanza comercial en beneficio de su país y para presionar en lo tocante a las drogas, la delincuencia organizada y la migración.
Por lo pronto, la presidenta de México logró un respiro de un mes y ahora sí, trabar conversaciones con el equipo de Trump. Momentáneo, pero buen logro.
Les decía que hay un tema poco comentado y del que La Piedad se podría beneficiar. Se trata del Plan México.
Dicho plan prevé 1,500 millones de dólares, esto es 30 mil millones de pesos para hacerlo realidad.
El Plan México no es por un rato: estará vigente hasta el 2030 y fomentará inversiones para reforzar las cadenas productivas del país, asimismo de parques industriales.
El Plan México contempla apoyar con 1,500 millones de pesos a empresas con ingresos debajo de los 100 millones de pesos al año, o sea, a pequeñas y medianas empresas.
El Plan tiene una orientación nacionalista en cuanto a que busca, al menos parcialmente, sustituir algunas importaciones, avanzando con ello en la independencia económica al fortalecer la planta productiva nacional.
El Plan tiene estímulos fiscales generosos, como la deducibilidad de inversiones, desarrollos y patentes nuevas, así como a empresas tecnológicas.
Por ejemplo, si una empresa invierte en maquinaria y equipo nuevo y en activos fijos, el gobierno puede deducirle impuestos del 35 al 99 por ciento, lo cual es un apetitoso platillo.
Pero ojo: éste tipo de beneficios se canalizarán sobre todo a las empresas de los famosos 100 parques industriales que por todo el país se quieren hacer o reforzar.
Para lograr bajar estos beneficios habrá que ser aprobados por un Comité de Evaluación que se está formando por parte de la Secretaría de Economía, del Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional, (porque éste plan tiene un enfoque regional del desarrollo) y de la Secretaría de Hacienda.
El Plan busca conseguir 277 mil millones de dólares en inversiones, mediante 2 mil proyectos nuevos de inversión para crear y/o fortalecer cadenas de proveeduría en sectores como el calzado y el textil, entre otros en los que México ya es dependiente de los productos chinos, pero también para fomentar las empresas de biotecnología y tecnología, entre otras.
Así que ahí está la oportunidad para La Piedad: crear un comité que realice un diagnóstico situacional del municipio, destacando sus ventajas comparativas, su competitividad, su geo-localización y que en forma sintética lo convierta en información atractiva para mostrarla a posibles inversionistas mexicanos y del extranjero, con el objeto de visibilizar a La Piedad y hacerla antojosa a este tipo de inversiones y beneficios.
En La Piedad hay profesionistas, capitanes de empresas, empresarios experimentados y con contactos adecuados, peritos en estos menesteres que podrían, conjuntamente con el liderazgo del gobierno municipal, conocedores del urbanismo y la cuestión social, integrar un comité, que elabore un plan de trabajo, un proyecto, que incluya una fuerte campaña de relaciones públicas con el empresariado nacional y las diferentes cámaras y consejos para irlos a ver y mostrar a La Piedad como destino de inversiones.
Habrá que ingeniar cómo insertar a La Piedad en las cadenas de proveeduría que van a crear y/o reforzar, y que serán beneficiadas, por ejemplo.
La tarea incluiría identificar el área, de acuerdo al Plan Urbano de Desarrollo Municipal, para crear un parque industrial ecológico, anhelo que por muchos años se ha diluido. Pero no es imposible y éste es el momento porque habrá los apoyos necesarios si se realizan las gestiones oportunas y pertinentes.
La Piedad, con sus 271 kilómetros cuadrados es un municipio conurbado que tiene una densidad de población de 366 habitantes por kilómetro cuadrado (la media estatal es de 77 habitantes). El 55% de su territorio es agrícola pero solo se cultivan 7,500 hectáreas, por lo que no es un municipio agrícola. Solo el 3% de la población económicamente activa (PEA) se dedica al sector primario, o sea, lo agropecuario. El 35% de la PEA se dedica al sector secundario, comercio y servicios, en tanto que el 57% al sector terciario, la industria. De hecho la mayoría de los trabajadores de aquí afiliados al IMSS son de la industria.
Por eso La Piedad sí tiene vocación para incluirse en el Plan México y no nada más verlo pasar de largo. Por ejemplo en proyectos de biotecnología, industria farmacéutica, autopartes, ciberseguridad, software’s, administración de servicios en la nube, lo periférico a la industria cárnica, etc, etc. Recordemos que estamos cerca del corredor industrial Ciudad de México – Guadalajara y que como dijo alguien “La Piedad es una loma de pitcheo desperdiciada”.
Claro que habría que avocarse a mejorar la transparencia, la movilidad, la seguridad, la gestión de la basura, la capacidad eléctrica y el agua, cuya reserva es muy superior a la de otros municipios, pero que se calcula para los próximos 30 años. Entre otros tópicos a atender, algunos de los cuales tienen que ver con la gobernabilidad y la gobernanza.
La Piedad es fuertemente dependiente de las aportaciones estatales y federales porque es mucho dinero el que se produce aquí pero se va fuera: tiendas con registros fiscales en otros estados (CFE, PEMEX, OXXO, COPPEL, etc), impuestos que absorbe la federación, pero que del presupuesto federal el gobierno central reparte a los estados y a los municipios solo 17 centavos de cada peso. La captación de La Piedad mediante sus fuentes de ingresos municipales no cubre ni el gasto corriente.
Por ello, para que La Piedad tenga viabilidad al futuro hay que pensar y repensar cómo aprovechar la circunstancia que ofrece la era Trump y las estrategias que el gobierno federal está implementando.
Aquí no caben los egoísmos ni los partidarismos, sino la generosidad y la visión de futuro pensando en la presente y las nuevas generaciones.
No hay mal que por bien no venga, dice el refrán.
Manos a la obra.
Sean felices.