El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que a partir de este martes se implementarán nuevos aranceles generales del 25% a los productos provenientes de México y Canadá, y del 10% a los de China, lo que podría desatar una guerra comercial de consecuencias imprevisibles para la economía global.
Estas medidas son la culminación de un proceso de negociación que duró más de un mes, en el que Estados Unidos intentó conseguir mayor cooperación de México en temas de migración y narcotráfico, especialmente en la lucha contra el fentanilo. En este tiempo, el gobierno mexicano, bajo la supervisión de Luis Rosendo Gutiérrez, subsecretario de Comercio Exterior, buscó llegar a acuerdos con las autoridades estadounidenses, sin éxito.
Durante las negociaciones, el gobierno mexicano adoptó varias medidas, como el despliegue de 10,000 elementos de la Guardia Nacional para reforzar la frontera norte y evitar el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, y la extradición de 29 capos criminales mexicanos. Sin embargo, Trump ha mantenido firme su postura, declarando que no queda espacio para más acuerdos y que los aranceles entrarán en vigor este martes, dejando pocas expectativas de una resolución diplomática de última hora.
El arancel a Canadá, sin embargo, tiene una excepción para los productos energéticos, como el petróleo y el gas, a los cuales se les aplicará una tarifa reducida del 10%. Además, el mandatario anunció que, a partir del 2 de abril, Estados Unidos aplicará nuevos aranceles a aquellos países con los que tiene un considerable desfase en cuanto a las tarifas arancelarias, lo que ha denominado el «levantamiento de aranceles recíprocos».
México ha preparado planes alternativos para enfrentar esta nueva ofensiva comercial, y la respuesta no se ha hecho esperar. Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, ya había advertido en noviembre pasado que el establecimiento de aranceles generaría una cadena de represalias, lo que podría poner en riesgo a empresas binacionales como General Motors, Stellantis y Ford Motor Company, que operan en México desde hace décadas. Sheinbaum alertó sobre los posibles efectos negativos para ambas economías, incluidas las pérdidas de empleo y el aumento de la inflación en los dos países.
Este panorama genera incertidumbre en las relaciones comerciales de América del Norte y en los mercados internacionales, donde los efectos de esta guerra comercial podrían sentirse en el corto y mediano plazo. Las negociaciones entre México, Canadá y Estados Unidos continúan, pero las diferencias parecen insalvables, y el futuro económico de la región se mantiene en vilo ante la posibilidad de una escalada arancelaria aún mayor.
