La unión de un hombre y una caimán hembra ha sido conmemorada en esta aldea por más de 230 años, para marcar el día en que las tribus regionales de los huaves y los chontales se unieron a través de un matrimonio.
La leyenda dice que las tensiones entre las dos comunidades finalizaron con la unión matrimonial del monarca chontal, representado hoy por el alcalde, y la princesa huave, de la comunidad asentada en San Mateo del Mar, que toma la forma de la caimán hembra.
El matrimonio permite a los participantes «conectarse con el símbolo de la madre tierra. Todo es una petición al gran poder para la lluvia, la germinación de las semillas, todas esas cosas que representan la paz, la armonía del hombre chontal», detalla Jaime Zárate, historiador de San Pedro Huamelula. Antes del matrimonio, Alicia Adriana es llevada de casa en casa, permitiendo a los residentes danzar con ella, que va vestida con una falda verde, un huipil negro y un tocado de lazos y lentejuelas de varios colores. Se ata bien la boca para prevenir incidentes.
Luego, se viste con su vestido de novia blanco, adornado con decoraciones plateadas, y es trasladada al ayuntamiento para casarse con el alcalde.
Joel Vásquez, pescador y residente de la aldea, lanza su red y proclama su creencia en que el matrimonio propiciará «una buena pesca, para que en esta nación haya prosperidad, para que se encuentren formas de vivir en paz y se establezcan equilibrios».
Después de la boda, el alcalde baila con su esposa al compás de la música tradicional del pueblo.