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CANDIDATURAS LEGITIMADAS POR LA CIUDADANÍA

Por: Rafael Ayala Villalobos

Quieren que andemos a la greña.


La Piedad y México están divididos.

A las polarizaciones culturales, políticas y de clase social, se agrega la ruptura fomentada por el presidente de la República.

Y ya se sabe que una comunidad desunida está destinada al fracaso.

En México, constitucionalmente, el presidente es Jefe de Estado y Jefe de Gobierno. López solo actúa como jefecillo de partido.

Una parte de la sociedad aplaude el desmantelamiento de la República democrática, otra muestra su descontento.

Unos aprueban que la federación acapare el 80 % del presupuesto federal y que a los estados y a los municipios les deje solo el 20%, otros lo ven como un ataque artero al federalismo y al municipio libre.

Por ejemplo, a La Piedad le han rebajado arbitrariamente el 15% las participaciones del ramo 28, que son recursos federalizados.

Por si fuera poco, a los estados y a los municipios no les llegan completos varios recursos a que tienen derecho, por lo que los Ayuntamientos suspenden o retrasan proyectos contemplados, además de que restan calidad a los servicios que prestan, orillándolos en muchos casos al endeudamiento. Esto es bien calificado por algunos pretextando “la corrupción de antes”, en tanto que otros lo ven como injusto y prepotente.

La división hace ruido confuso como de radio descompuesto. La popularidad del presidente alcanza el 60% pero es mayor la reprobación a su trabajo.

En la última Encuesta de Cultura Cívica del Inegi el 61.5% considera que ahora hay igual o más corrupción que en el gobierno anterior, el 53% ya no cree que el presidente pueda cumplir su promesa de acabar con la corrupción y ante esa misma pregunta el porcentaje sube al 70% entre los jóvenes.

Esta división en la sociedad se manifestó electoralmente así en el 2021: 19.5 millones votaron en contra de Morena mientras que a favor estuvieron 21 millones. Casi mitad y mitad de los que salieron a votar.

Entre las elecciones de 2018 y las del 2021, Morena perdió 9 millones y pico de votos; 9 millones de arrepentidos de haber votado por el ahora presidente divisionista que, además, no ha podido resolver los problemas del país sino que los ha agravado.

La división es evidencia del desagrado de muchos por como va el país y de rechazo a que el estado y la federación maltraten a La Piedad.

El presidente López está preocupado y enojado. Sabe que el triunfo reciente de su partido en el Estado de México fue de panzazo.

Con todo el dinero ilegal que los gobernadores y la federación le metieron y con todas las trampas que hubo, como chantajear a gran parte del electorado con retirarles beneficios a que constitucionalmente tienen derecho mediante diversos programas, el resultado no mostró otra cosa más que división social y que Morena y su 4T van en picada.

Por eso, para detener la destrucción de la unidad nacional, de la democracia y de las capacidades institucionales para resolver los problemas del pueblo, es necesario que frente al estilo autoritario de conducir al país y a como el presidente manipula fascistamente a Morena, la ciudadanía se concientice de su responsabilidad histórica, se organice, aumente su acción en la calle y en todo lugar y logre que los partidos PAN-PRD-PRI-MC y la ciudadanía, establezcan un método democrático para elegir con la participación de la sociedad y del electorado no partidista candidaturas únicas a todos los cargos que se disputarán en 2024.

Difícil si, imposible no.

Construir la mayor unidad posible, tener un proyecto común y lograr candidaturas únicas es condición básica para defender la República democrática y constitucional.

Sin embargo hay que decir que no basta con la unidad.

La unidad por la unidad no sirve de nada. Sería solo pretexto para quienes buscan el poder por el poder mismo.

Es menester que esa unidad esté legitimada por un proceso electivo muy democrático, incluyente, abierto, con participación de la ciudadanía y que postule un proyecto común que vaya más allá de la democracia política. Me explico.

La defensa de la República y del municipio democráticos no solo impone la búsqueda de herramientas para una democracia participativa y más representativa, sino también, la consolidación de una democracia económica y social, que le dé real contenido al sistema democrático.

En estas banderas deben poner mayor énfasis los partidos de proposición. Hacerlas parte de su razón de ser. Convertir las necesidades sociales y económicas en banderas de lucha política.

No basta, por tanto, que el sistema político se fundamente en la consagración de una serie de garantías individuales, libertades y derechos políticos, sino que tiene que estar dirigido en lo porvenir a la realización plena y concreta de la persona humana en toda su dignidad en una sociedad más igualitaria, en un municipio y en un país de oportunidades e inclusión.

¿De qué vale la libertad económica, el derecho a la salud, a la educación, a la libertad de trabajo, de tránsito, si la desigualdad situacional de la mayoría hace que esos derechos sean simple letra en un papel? ¿De qué sirve si el gobierno actual, inepto y corrupto, están dando al traste el avance en la justicia social que había?

La verdadera esencia del sistema político democrático es que, por sobre todo, debe ser un gobierno para el pueblo, en lo municipal y en lo nacional y para ello, debe actualizar y hacer efectivos, además de los derechos políticos, los derechos económicos y sociales.

Diseñar un proyecto comunitario que tome en cuenta lo anterior ayudará a que el electorado le vea razón de existir a una coalición de las fuerzas propositivas.

En la medida en que el pueblo participe en su elaboración, lo hará suyo.

En tanto en ese proyecto vea reflejadas las soluciones a sus problemas cotidianos, lo apoyará y dará la espalda al chantaje que la 4T le hace con los programas asistenciales.

De otro modo sentirá la defensa de la República y del municipio democráticos como mero romance, sin utilidad práctica al no tener contenido económico y social. El elector dirá: ¿Democracia, para qué?

El esfuerzo que en La Piedad ha venido haciendo el Frente Cívico Nacional La Piedad para dialogar grupos, ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil y con los partidos políticos de proposición, PRI-PAN-PRD-MC, debe ser continuado, y con independencia de cómo vaya cuajando en lo nacional este esfuerzo similar, hay que tratar aquí de consolidarlo.

La ruta es dialogar y consensar, acordar y establecer mecanismos democráticos. Por supuesto, cumplir.

Además realizar foros de consulta y análisis de la problemática distrital y municipal para forjar un proyecto común legislativo y uno para el municipio.

Luego realizar elecciones primarias convocadas por la ciudadanía comprometida con la democracia para elegir candidatas y candidatos unitarios y legitimados por el pueblo partidista y no partidista.

Cierto es que las cúpulas de los partidos pueden pactar y lanzar candidaturas de acuerdo a como se repartan. Pero estarían ayunos de pueblo.

También es cierto que esas mismas cúpulas pueden incluir para determinados cargos a algunos ciudadanos con quienes hagan acuerdos informales a cambio de tantos más cuantos votos.

Pero en ambos casos esas candidaturas no tendrán legitimidad de origen y se parecerán a las que por “encuesta” y dedazo surjan de Morena.

Las candidaturas meramente partidistas esta vez no enfrentarán exitosamente a Morena. ¿Porqué? No por méritos de Morena, sino porque a su estilo fascista se trata de una elección de Estado.

El presidente López lo sabe, por eso ha dado línea a su partido y a sus gobernadores de ahondar en la división social. Por eso éstos y sus equipos andan a la pepena de empresarios lambiscones y corruptos para lanzarlos como candidatos de Morena.

Creen que así dividirán a la ciudadanía. Creen que el pueblo se irá con la finta. Alguien podrá ser muy opinador y muy empresario, pero si no tiene raigambre popular ni liderazgo social, será revolcado por la ola ciudadana, marea rosa, le dicen.

A esos arribistas hay que decirles fuera máscaras. O están con la ciudadanía o contra ella.

O se comprometen con la democracia o se descaran a favor del autoritarismo totalitario.

Han callado en todos los perjuicios que el gobierno federal le ha hecho a los piedadenses en materia de seguridad, de alimentación, del descuido al río Lerma, de atención a la salud, de recorte de programas… ¿Porqué los piedadenses los habrían de apoyar ahora?

Eso de querer convencer con espejitos de obras públicas en veremos…

En todo caso corresponde a los militantes de los partidos ponerse listos y avizorar a tiempo el caballo de Troya que les están metiendo.

¿Cuándo dejará de haber hipócritas en la política?

Hay división social, decía, el enojo aflora hasta en el seno de las familias, las discusiones separan y rompen la cohesión comunitaria.

Por ejemplo, la envidia, el oportunismo y las tribus dividen a los morenistas. Este partido se está oligarquizando. Es natural. Desde Aristóteles está estudiado y comprobado que en el ciclo de las mutaciones negativas y pasionales del poder –que no de la autoridad- las tiranías pasan a ser oligarquías.

La continuidad de la cuarta transformación que todas las corcholatas ofrecen es eso: transitar de la tiranía de López a la oligarquía de unos cuantos ricos y nuevos ricos entremetidos por las rendijas corruptas y las ranuras acomodaticias de Morena, movidos por la codicia y la ambición de poder.

Por eso hoy la principal tarea de la política es unir en torno a los valores democráticos para recuperar la unidad y la concordia nacionales y municipales, porque así es como los pueblos logran superar sus problemas y satisfacer sus necesidades.

Esto exige definiciones, sin medias tintas.

Cristo dijo que a los tibios se les vomita.

No se vale hacerle a yeguas y a burras, ni presentarse como imparciales, ni pretextar que apoyan al gobierno morenista estatal que dizque porque se vienen grandes inversiones para la infraestructura.

A otro perro con ese hueso.

Podrán construir aquí una vía, pero están destruyendo las capacidades institucionales del gobierno municipal en perjuicio de las familias, piedadenses, asimismo, están destruyendo al país.

Y no se vale.

En la historia hay oligarcas que aplauden la división social y han estado del lado exclusivo de sus intereses y no de los de la comunidad.

Son los que buscan las respuestas a todos los asuntos de este mundo en la pregunta: ¿Y cuánto dinero me va a dejar?

Esos no son de fiar. Son caballos que se les juega el cuero. Nunca un capitalista de derecha ha dado su vida en aras de la ley de la oferta y la demanda. En cambio innumerables luchadores por la libertad y la justicia social han ofrendado su vida por la dignidad de la persona humana.

La construcción de un régimen autoritario, antidemocrático y corrupto, sigue a manos de Morena.

Con el pueblo, hay que parar eso seco, por el bien de la unidad nacional, con el corazón dispuesto y el pantalón bien puesto.

Vamos por candidaturas legitimadas por la ciudadanía.

Sean felices.