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CARTA AL NIÑITO DIOS

Por: Rafael Ayala Villalobos

Querido Niñito Dios: estoy triste porque todos los días un nuevo mal perjudica a mi país. Son como flechas envenenadas que salen del púlpito mayor y matan. No son terremotos ni tsunamis. Son calamidades provocadas por unos señores a otros señores, a señoras, a jóvenes, a niñas y a niños porque provocan división social, enfermedades y muerte, hambre, pobreza y corrupción; también desnutrición. Son males que cierran negocios y cercenan esperanzas, que empujan a algunos a huir del país en busca de trabajo, dejando a su familia y a su tierra donde jugaron futbol con sus amigos del barrio o donde tuvieron su primer beso de amor de mariposas en el estómago.


Niñito Dios: las causas de la pila de desgracias que padecemos no las puedo explicar, pero ya que tú lo sabes todo, con más ganas comprenderás las causas.

Sólo tú conoces qué ennegreció el corazón de los que se convirtieron en amos y señores de México, al punto de que hoy se contradicen de todo por lo que ayer luchaban y con lo que engañaron a la gente. Se decían defensores de la libertad, de la justicia, de la igualdad, de la paz, del respeto a los derechos humanos, de las elecciones libres y limpias, y hoy todo eso lo combaten. Jesusito de mi alma, yo creo que de tanto agacharse a ver el pozo en que estaba metido México, se cayeron en él, se fundieron con él y ahora mismo ellos son el pozo. Pero eso sólo tú lo sabes.

Niñito Dios: sé que andas muy ocupado componiendo los problemas del mundo y apaciguando a Putin, pero voltea tantito para acá. Sí, ya sé que en eso trabajas, que ya convenciste a muchos de que por ahí no era, por eso de los 30 millones de votos que ganó el señor rijoso en el 2018, en el 2021 ya nada más lo hicieron por su partido 21 millones, 9 millones menos, se trata de votantes que haz iluminado con tu eterna sabiduría haciéndolos entender, oh Niñito Jesús, que si ahora gastan más en atender su salud, es porque el señor rijoso desapareció el Seguro Popular y que con lo gastado en Dos Bocas, el AIFA y el Tren Maya se hubiera pagado el Seguro Popular por 15 años, y que si ahora pagan más por la carne, la leche, los huevos, el aceite y todo lo demás, es porque el desgobierno trae un desbarajuste con la economía, materia de la que el señor rijoso es ignaro.

Un amigo calcula que lo gastado en las dichosas inutilidades dichas representan el sueldo de un maestro durante 11 millones de años, o de 11 millones de profesores durante un año. Quien sabe.

Lo que sí sé es que sobre la conciencia del señor rijoso y sus adláteres pesarán los que se murieron por no tener diálisis, medicamentos, cirugías, los negocios quebrados en la pandemia por no recibir apoyos o los que no se van a graduar porque ya no pudieron ir a la escuela, o los deudos de tanto muerto en violencia. (Lo de “sobre la conciencia” es un decir porque ni tienen).

Padecemos los mismos problemas que antes, tú lo sabes, nada más que más grandotes: más desaparecidos, más homicidios, más violencia, más pobres, más mujeres asesinadas, más deuda pública, más desempleados, más deterioro del sistema educativo, menos atención a la salud y eso que por todo el país brotaron como hongos verdes unos señores uniformados que los traen de mil usos, millones de niños sin vacunar, 700 mil muertos “en exceso” por la mal manejada pandemia, más desprecio hacia las mujeres, más sobrecostos corruptos en las obras públicas federales, así que Tú verás si necesitamos de Tú ayuda o no. Por favor, auxílianos con tu Misericordia y Divina Providencia, Niñito Jesús.

Déjame decirte que deberías darte prisa porque el señor rijoso casi se vuelve loco. Figúrate que en sus delirios el otro día se comparó contigo, no de niño sino cuando ya eras grande y no dividías sino que unías, no odiabas sino que amabas, cuando invitabas a los ricos a dejar sus costales de oro para que pudieran pasar por el ojo de una aguja y no te cansabas de llamar a la hermandad y la concordia. Alguien le dijo que fuiste un revoltoso sin causa y entonces cree con equívoco que se parece a ti.

En una de esas, si no te apuras, te desbancará y suplantará, créeme que tiene manía compulsiva por el poder. Te acusará de privilegiado y fifí y como quieres conservar la paz, la libertad, la familia y la justicia, te acusará de conservador.

Mira, Niñito Dios, aquí la desigualdad social ha crecido, hay más pobreza en términos absolutos; a los municipios les han quitado recursos a los que tienen derecho; no se ha hecho la tan necesaria reforma fiscal; los delincuentes en éste gobierno están haciendo su agosto, y su septiembre, y su octubre y todo el año, que al fín que los abrazan y les dicen “señores”.

Por esa estrategia errada y necia en el 2021 se cometieron 28.1 millones de delitos, una tasa de 24 mil 207 víctimas por cada 100 mil mexicanos, lo que significa, Niñito Jesús, que una de cada cuatro personas fueron víctimizadas en alguna forma, ¡el 25% de la población! ¡Jesús, María y José!.

El promedio de muertes por violencia es de 97 por día. Perderemos mundiales futboleros pero en esto nadie nos gana.

Repito que todo lo sabes, pero los mexicanos sentimos que se nos armó “la de Dios es padre” porque te platico éstos datos: hoy son 97 muertos por día, con Peña 71 y con Calderón 55, según datos oficiales del gobierno actual. Así que vamos de mal en peor. Y el diablo felíz, brincando de puro gusto sobre un solo pie y luego sobre el otro y con su mano agitando la cola en círculos en señal de burla; lo he visto.

Haz de decir que tú qué culpa tienes, que ahora con nuestro pan nos lo comemos y que el que es buey hasta la coyunta lame. Bueno, si no lo dices, lo haz de pensar. Pero de todos modos ayúdanos, por favor.

Sabemos, Niño Dios, que aquí el diablo se encargó de revolver la frustración, el odio, el narcicismo, la ambición de poder, la ignorancia, la perversión, la ineptitud y la maldad en la peor de sus manifestaciones: la crueldad. La insensible crueldad del señor rijoso.

Cada día que sale el sol, hay más niños desnutridos y gente en la pobreza más dolorosa, apenas aliviada por un subsidio que el Estado les entrega, pero sin crear las bases, las condiciones, para que salgan del círculo vicioso de la pobreza porque no se ha transformado nada, la estructura económica, el modo de producción y de consumo siguen igual que con los neoliberales. ¿Porqué? Porque el señor rijoso verbaliza contra el neoliberalismo pero bien que lo aplica. Jarabe de pico que es.

Te podría decir quiénes más sufren, pero tú lo ves y lo sabes. Sólo te digo que a tus hijitos mexicanos les están ultrajando su dignidad de personas humanas, esa que les viene precisamente porque son tus hijos, tus creaturas.

Con decirte que los que aplauden al señor rijoso ven con buenos ojos que se esté instalando una dictadura que ya desde ahora lesiona las libertades básicas: de pensamiento, de expresión, de asociación.

Y eso es malo porque como nos haz enseñado, la libertad no es un fin, es un medio para ser buenos y poder regresar a Tí cuando nos llames. Te platico que las cosas están tan mal que hoy por hoy el poder que está defendiendo la libertad en México se llama medios de comunicación, por eso te pido que derrames sobre ellos toda suerte de bendiciones. En cuanto a que queremos regresar a Tí cuando nos llames, te aclaro: en eso sí distráete todo lo que quieras, que nosotros no tenemos prisa.

Como el Faraón de Egipto, donde tus antepasados vivieron exiliados y sufriendo indecibles vejaciones, estos señores prefieren que las siete plagas arrasen lo que se había avanzado, con tal de no corregir sus desatinos ni dejar el poder, mientras sus familiares y porristas cercanos se enfangan en la endiablada corrupción más descarada de que se tenga memoria, protegida ahora por la impunidad y la etiqueta de “seguridad nacional” y con el sambenito de que “no somos iguales”.

Con esta carta te pido misericordia. Si, ya sé que es problema nuestro, que la destapamos y ahora nos la tenemos que beber, pero Niñito Dios, ayúdanos con tu sabiduría inmensa a hacer de éste país de desiertos, cordilleras, altiplanos, costas y mexicanos –algo te tenía que fallar- lo más parecido al paraíso terrenal y a construir tu reino de justicia y paz aquí.

Yo no creo en los políticos que gritan soluciones simplonas a problemas complejos. Tampoco en los que no trabajan en una buena y nueva educación para sacar de la gente lo mejor en favor de su comunidad. Yo no creo en los demagogos ni populacheros.

Pero tampoco creo en ese Dios que algunos difunden, que lanza rayos aliviadores de problemas. Más bien creo que hay un solo Dios verdadero que ya nos dio todo como individuos y como nación para ser felices siendo justos, para moldearnos a la imagen y semejanza de Él, o sea de Tí, si con amor, concordia, buena intención y máxima inteligencia le echamos ganas.

Por eso te pido, Niñito Jesús, no que nos lances rayos mágicos que arreglen nuestros problemas de golpe y porrazo, sino que sólo nos des un empujoncito.

Dentro de algunos días será Navidad 2022 y estamos rete-contentos. Ahorita en el Adviento nos estamos preparando para recibirte en nuestro corazón. Estamos tratando de identificar nuestros feos defectos que nos alejan de tu simpatía, para eliminarlos, pero también vemos que tenemos hartos defectos como país.

Veo mucha gente desalentada. Yo les digo que se animen porque el desánimo es del diablo, que el desánimo implanta la desesperanza en el corazón de las personas y luego ya se sabe que la desesperación es muy mala consejera.

Les digo también que en medio del mal que nos hemos infligido a nosotros mismos votando a lo tarugo, hay gente de bien haciendo obra social cristiana, apoyando a los necesitados, dándole responsabilidad social a lo que hacen y que ellos, los no desanimados nos animan a mantener la fe en la gente buena.

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Les digo, Niñito Jesús, que nos debe dar esperanza que hay comunicadores que comunican sus verdades y no se callan ante amenazas.

Que nos debe esperanzar que los médicos y los maestros y las enfermeras y los policías, con todo y sus precariedades para trabajar, lo hacen a conciencia.

Nos deben esperanzar los que no se quejan pero sí protestan con razón, verdad y justicia, los que insisten en trabajar honestamente, los que educan en el bien y el órden a sus hijos.

Todo eso nos hace pensar que un mejor México sí es posible porque muchísimos mexicanos se conectan a ti todos los días con la oración y el trabajo, porque desde su pobreza o riqueza siguen teniendo fe en Ti y confianza en ellos mismos para zafar a México de la injusticia, la perversidad, la mentira, la corrupción y la regresión democrática.

Niñito Dios, infunde en nosotros el ánimo y la concordia y las ganas de ayudarnos unos a otros.

Te pedimos que Tú manita vaya con nosotros.

Tú sabes nuestra situación y lo que más necesitamos.

Confiamos en Ti porque eres puro amor.

Protégenos, bendícenos como país, como Tú casa aquí en la Tierra donde reine la salud, el amor, la paz, la prosperidad compartida, no solo para los mandamás del Ejército y los parientes y empresarios cuates y alcahuetes del señor rijoso, del que nos haz de librar de sus malas intenciones y narcicismo.

Te pedimos que a nuestros gobernantes les otorgues el Don de la Conversión, que regresando al sendero del bien, lo procuren, en lugar de estar fastidiando gente e instituciones.

También dales salud y una larga vida, pero que en cuanto acaben su desgobierno se vayan.

Mira, Jesusito de mi alma: tampoco nos vamos a dejar del mal gobierno porque ésta es una resistencia justa, eh.

Cada quien desde su lugar debemos poner nuestro granito de arena para edificar un país justo, incluyente y próspero, pero anímanos a ello.

Niñito Dios: éso es lo que te pedimos en ésta Navidad, no que vengas a hacer las cosas por nosotros.

Pero si te sobra por ahí un rayito de esos que arreglan las cosas de milagro, ¿nos lo regalas?

¡Ándale, y te pongo colaciones en el pesebre del nacimiento!

Amén.

Te quiero y alabo.

Sean felices que un México mejor es posible.