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¿Con esas democracias, para qué queremos enemigos?

Por: Marco Antonio González Jiménez

Pues hasta el momento de redactar esta nota amables lectores,  aún hay candidaturas pendientes en varios municipios, hay pugnas internas y supuestas  “encuestas”  en marcha que habrán de definir esos espacios que aún están vacíos.


La alianza, como hemos dicho y confirmado semana tras semana, va en algunos municipios, en algunos no; en algunos distritos sí, en algunos no.

Por falta de acuerdos, por berrinches, por altivez, por ambiciones excesivas, por si acaso y por mientras. Pero esa amalgama no fraguó y no se configuró la fuerza y corazón por México en todo el territorio.

René Valencia no va con Alfonso Martínez, el PES de última hora tiene candidato a la alcaldía de Morelia y tampoco va con el actual Presidente a su reelección.

¿Lo estará lamentando Alfonso Martínez?  ¿De verdad le quita votos el no ir en alianza con los mencionados?

Y así en varios municipios en que la alianza no cuajó y van solos, directo, derechito, pero corriendo por maxi pista al abismo, ya sin su único argumento para competir, que era ir juntos.

Mientras son peras o son perones, los partidarios están en ascuas esperando que “los ejercicios democráticos” al interior de sus partidos se definan, sea cuál sea el “mecanismo” empleado para ese fin.

No se diga de los aspirantes, no imagino por las que están pasando. Algunos de ellos han manifestado incluso estar perdiendo el cabello debido al nerviosismo al que las cúpulas de sus partidos los están exponiendo.

Aquí es donde debemos analizar:

¿Será justo que las cúpulas partidistas intercambien lugares en candidaturas y los negocien como estampitas?

¿Es parte de los principios y valores de los partidos?

¿De verdad es justo que haya candidatos y candidatas cuyo único mérito sea su amistad  con los dueños de las franquicias?

Porque como podemos ver,  ¡hay de candidatos a candidatos!

Hay candidaturas que de verdad sorprenden, hay candidaturas que hacen que uno se pregunte:

¿De verdad quieren ganar?

Y no hemos hablado del desprecio de los partidos por sus bases, de las candidaturas en que dejan fuera a sus verdaderos representantes y el premio es para los recién incorporados,  desconociendo totalmente a quienes al final de cuentas son los que (como hormiguitas) hacen el trabajo real, gastan las suelas de sus zapatos, tocan puertas, promueven, construyen y hacen crecer a un partido.

Y esto, señoras y señores, no puede ser augurio de nada bueno, lamentablemente para nosotros los ciudadanos.

Y la otra cara de la moneda es que dejan fuera a candidatos verdaderamente competitivos, a los que han trabajado, a los que tienen redes ciudadanas, a los que traen números reales que han ido ganando a través de los años y del esfuerzo y construir paso a paso.

Y aquí es donde nos preguntamos:

¿Esta es la democracia que tanto pregonan?

El hecho de decirle al ciudadano: esto es lo que hay y de entre ellos elige.

¿De verdad los candidatos actuales representan al pueblo?  Si hay algunos que apenas en estos días les conoceremos la voz!

Candidatos y candidatas que jamás han pisado el municipio o el distrito pero que llegaron por dedazo, así, con todas sus letras,  algunos llegaron y otros van a llegar por dedazo, por el recurso monetario con el que cuentan, porque son de determinada familia, porque pertenecen a alguna tribu que debe arañar algún escaño, o simplemente porque son amigos o amigas de los dirigentes de los partidos.

Aquí dejamos la cuestión:

¿Con esas democracias, para qué queremos enemigos?

Lo dejamos como pregunta, la mejor respuesta  la tiene siempre, siempre, Usted…