Por: Rafael Ayala Villalobos
Cansado por el largo viaje abro la puerta de la casa en la noche del 15 de septiembre pasado ¡y encuentro a doña Meche enfiestada! Huele a pozole, hay caguamas, un regadero de confeti y serpentinas y retruenan canciones de mariachi que sus amigas gorronas cantan a todo lo que con sus años alcanzan a dar. A modo de altar tienen una banderita de México sobre una mesa con flores en su noche mexicana. ¡Viva México!
Saludo y me despido. “¡Véngase a festejar con nosotras!” –me ordena doña Meche, visiblemente tequileada-. “Vengo cansado y quiero dormir, gracias…” –respondo disimulando mi enojo por confianzuda-. “Ah -suelta a chorro-, es que usted es de los vendepatrias, es conservador, adora a la Malinche y a los españoles que no nos quieren pedir perdón. Mire venga a ver cómo hasta el perrito de mi amiga Caro saluda a la bandera. De inmediato la tal Caro -una señorona venida de Campeche durante la pandemia, pletórica de carnes y grasas agradecidas cuya papada le tapa el collar- le indica a su Fox Terrier: “¡Peek kala’an, saluda a la bandera!”. No me crean, pero el perro se paró en sus patas traseras, se puso la delantera derecha en la frente como hacen los militares y así estuvo como medio minuto.
– ¿Y qué significa Peek kala’an, señora?
– Perro borracho en maya, señor, así se llama, es que le fascina la cerveza, ¡pero es bien patriota!, ya usted vio.
Acepto festejar con ellas, pasármela bien y enterarme de los chismes nuevos del barrio. ¡Salud! Al día siguiente, con la cruda, pienso: la patria…, ¿qué carajos es la patria por la cual tanto se ha luchado en estos más de 200 años dándole y quitándole repúblicas y constituciones o torciéndolas a contentillo de los mandamases en turno?
La palabra “patria” viene del latín, es el femenino de “patrius-am-um”, vocablo vinculado a “pater”, el padre, y a los antepasados en general. Patria es, pues, el lugar de nuestros antepasados. En cierto sentido, patria es el lugar de nuestros padres, pero también el lugar donde hemos nacido. De allí viene también “nación”, el lugar donde uno nace.
Sin embargo, hay mexicanos que sienten como patria un lugar distinto al que nacieron, entonces, patria es un concepto mucho más complejo, es un montón de sensaciones y recuerdos, vivencias y esperanzas, es algo psicológico, pues.
Como dijo mi amigo Neracio: “quizá patria es el señor que te vende el pan desde que tu tienes memoria, y el taquero de la esquina, y el Don que te corta el pelo desde hace 20 años. Patria es el despachador de la gasolinería a quien has visto engordar, tus calles cercanas, el árbol de guayaba de la casa de tu abuela, la palabra “encabronado”, la canción “Al otro lado del puente…” de José Alfredo Jiménez…, porque la patria también puede ser la música, la pintura y aquél poema que te sabes desde la primaria.
Patria, sin duda, es un concepto del alma, del que algunos malosos se apoderan de vez en cuando para hacernos sentir ajenos a nuestra propia tierra, enemigos de nosotros mismos y lejanos de lo que somos… a menos que pensemos igualito que ellos.
Por eso siempre he desconfiado de los que centralizan el poder y desdibujan los límites del gobierno y los equilibrios del Estado. Yo no creo que los mexicanos seamos un pueblo de chiquitines, ni acepto que seamos un pueblo de mensos. ¿Porqué, pues, hemos de permitir gobiernos paternalistas que todo lo estatizan dizque para ayudarnos, para tratarnos como si fuéramos niños?
Para este tipo de gente, la patria es todo lo que les facilita sus ambiciones de poder y patriota es el que les respalda y acepta fanáticamente sus ideas contradictorias, su enloquecida hambre narcisista y sus desquiciados mandatos.
Desde el kínder nos indujeron a estar dispuestos a dar la vida por la patria. En tanto más nueva es una nación, más se relaciona esta idea con hombres que hacen matazones en las batallas: “Mexicanos al grito de guerra…”.
Y así todos estamos prestos a morir en fragorosas guerras. Solo que en esta visión, el maestro bien preparado, el buen médico, la enfermera sacrificada, el contador cuidadoso, el abarrotero de la esquina, el estudiante dedicado, el albañil bien hecho, no saben bien a bien si la patria es suya o no, y menos cuando Hacienda les cobra y sin embargo no hay vacunas y se vive con miedo…
Más bien se dan cuenta de que la patria es de unos señores que salen en los billetes y de los que al final se quedan con ellos, en directo o mediante sus familiares, mafiosos, amigotes, incondicionales y compadres enquistados en el poder.
Es entonces cuando el pueblo se percata de que la patria no tiene nada que ver con los que llevan 35 años trabajando como burros decentemente.
La patria es de quienes lucran con ese concepto, son ellos los que deciden quien es patriota y quien no, quien es traidor a la patria, quien tiene derecho a identidad y a pensar diferente, a existir y quién no.
Yo quiero a mi patria, mi patria son mis compañeros del Colegio Vasco de Quiroga y de la Preparatoria Mártires de la Reforma que documentamos nuestra historia con fotos de cuando todos éramos niños en nuestros salones de clases y luego adolescentes cuyas ocurrencias también son parte de nuestra patria; mis hermanas; mi padre y mis tíos luchando año tras año por sacar adelante sus negocios; mis catequistas; mis compañeros de trabajo; mis maestros; mi patria es mi profesor Guillermo Aranda, Evodio Pérez, Felipe Pérez, Jorge Ochoa; mis maestros en el seminario de la Diócesis de Zamora y del Aspirantado Lasallista, especialmente los hermanos Rodolfo Vivanco y Raúl Valadez; el Doctor Julio Prado Valdez, el doctor Roberto Robles Garnica y el Ingeniero Heberto Castillo; Elenita Alvarado que me preparó para la primera comunión; mi abuelo Francisco Villalobos, charro cabal que me enseñó a disparar pistola; mis amigos de toda la vida; mi recuerdos de los grupos musicales de mi pueblo; mi UNAM querida que también es mi patria porque me ayudó a vencer la sombra de la ignorancia; mi patria son Las Patitas de Don Leoba y los tacos de las cenadurías Pompeyo y Cuquita con su salsa enigmática y su tortilla crujiente; también mis novias que se salvaron de mí. Mi patria es – para acabar pronto- todo lo que me une a un destino compartido con mis semejantes en el río Lerma, olores, sonidos, recuerdos y sabores, nunca todo lo que proclaman como locos los que destruyen a pesar de que lo destruido sea justo, noble, verdadero y bello, y que se las dan de gerentes de la patria pero que en realidad son administradores de la tragedia.
Así pues, me subo al pedestal para jurar frente a todos con la mano sobre la Biblia y la Constitución, para jurar por mi Dios y la memoria de mis padres que no creeré más en ninguna idea de patria que administre un solo hombre o una sola mujer, sea de izquierda o de derecha, ni siquiera si se tratara de mi pariente Miguel Hidalgo y Costilla resucitado.
Les juro que siempre que en adelante escuche a un político o política con “a” que fulano o zutano es traidor a la patria, en automático voy a entender que se trata de gente buena y le ayudaré a luchar con bayoneta calada por la sencilla y hermosa cotidianidad patriótica de la vida diaria, hogareña, amiguera, tranquila, de trabajo, que los que se dicen patriotas pero que en realidad son patrioteros y que se autoproclaman defensores de la patria nos quieren arrebatar.
Sean felices