La Piedad, un tranquilo rincón de Michoacán, se convirtió en el epicentro de un desfile como nunca antes se había visto. Por primera vez, se respetó la idea de celebrar la mexicanidad en la imagen de la muerte.
Atrás quedaron los tiempos de los vampiros, los hombres lobo, las brujas y los personajes de películas que se habían apoderado de esta tradición.
Con más de 5 mil personas congregadas para ser testigos de un espectáculo lleno de color y tradición, la ciudad rompió récords de asistencia. El Desfile de Catrinas y Catrines fue un evento que marcará la memoria de todos los asistentes.
YA LO ESPERABAN
El día amaneció radiante en La Piedad, el sol se alzaba en el horizonte y las calles de la ciudad se llenaban de expectación. La razón era clara: el tan esperado Desfile de Catrinas y Catrines, un evento que se había convertido en una tradición anual, pero que este año prometía ser excepcional. La emoción flotaba en el aire y las calles se vestían de colores vivos, flores y calaveras.
La Catrina, aquella figura icónica de José Guadalupe Posada, se alzaba como protagonista. Este personaje, con su elegancia y su recordatorio de la fugacidad de la vida, fue el eje central de cada uno de los 31 contingentes que participaron en el desfile. Las calles se llenaron de alegres calacas y calaveras, que simbolizaban la celebración de la muerte como parte de la vida misma.
El desfile comenzó puntualmente, y las calles estrechas de La Piedad pronto se llenaron de música, danza y la algarabía de los espectadores. Las instituciones educativas se destacaron, con sus estudiantes luciendo trajes y maquillajes ingeniosos. Cada escuela se esforzó por presentar una versión única y creativa de La Catrina, desde las clásicas damas elegantes hasta interpretaciones modernas y vanguardistas.
Pero no solo las escuelas participaron. Empresas privadas, gimnasios, academias y corporaciones de emergencia se unieron al evento. «Paramédicos y Bomberos Fénix» desfilaron con un alegre toque de humor, demostrando que incluso en momentos de gravedad, el sentido del humor y la celebración pueden ser una válvula de escape. Radio Auxilio también se hizo presente, con un contingente lleno de creatividad y energía.
EL DESFILE
El desfile estuvo magistralmente encabezado por el ballet folklórico del DIF, que desplegó su talento con trajes tradicionales y coreografías que celebraban la riqueza cultural de México. La música en vivo resonaba en las calles, y los espectadores no podían evitar mover sus pies al ritmo de la música.
A medida que los contingentes avanzaban por las calles, la multitud aplaudía, se reía y admiraba la creatividad y dedicación de los participantes.
Los puestos de comida y artesanías instalados en la plaza principal añadían un toque especial a la experiencia, permitiendo a los asistentes disfrutar de la deliciosa gastronomía local y adquirir recuerdos únicos.
LA MUERTE CON ALEGRÍA
El desfile culminó con una exhibición de fuegos artificiales que iluminó el cielo y dejó a todos maravillados. Los asistentes se dispersaron con sonrisas en sus rostros y corazones llenos de gratos recuerdos.
El Desfile de Catrinas y Catrines en La Piedad se convirtió en un evento inolvidable, un recordatorio de que la muerte puede ser celebrada con alegría y creatividad, y que la tradición mexicana sigue más viva que nunca en los corazones de su gente.