El 28 de julio de 2022, la tranquilidad de la colonia El Pocito Santo, en Jaral del Progreso, se vio brutalmente interrumpida. Un velorio, espacio de duelo y despedida, se convirtió en escenario de horror cuando dos individuos irrumpieron con armas de fuego y abrieron fuego indiscriminadamente contra los asistentes. Cuatro hombres perdieron la vida en el ataque, mientras que dos más resultaron gravemente heridos.
Aquel día, la tragedia dejó una marca imborrable en la comunidad. El sonido de los disparos rompió el silencio de la noche, y en cuestión de segundos, el dolor se multiplicó. Los familiares, aún en shock por la pérdida que los había reunido en ese velorio, se vieron envueltos en un nuevo episodio de violencia que dejó luto y desconsuelo.
Las autoridades actuaron con rapidez. La Fiscalía General del Estado, junto con peritos forenses y analistas de información, inició una investigación. Durante meses, las pruebas se fueron acumulando: testimonios, registros balísticos y evidencias en la escena del crimen señalaron a los responsables.
Los nombres de los perpetradores se conocieron poco después: Jonathan Alexis «N», alias «El Tiburoncillo», y Brandon Axel «N», alias «El Brandon». La detención de ambos marcó un punto clave en la búsqueda de justicia. Con pruebas irrefutables en su contra, fueron vinculados a proceso penal y llevados a juicio oral.
El juicio fue un largo camino hacia la verdad y la justicia. En el tribunal, el Ministerio Público presentó un caso sólido, sustentado en evidencia forense y testimonios clave. El peso de las pruebas fue innegable, y finalmente, el veredicto fue contundente: 138 años de prisión para cada uno de los responsables.
Esta sentencia no solo representa una resolución legal, sino un mensaje firme contra la impunidad. Para las familias de las víctimas, es un resquicio de justicia en medio del dolor. Para la sociedad, es un recordatorio de que la ley, cuando se aplica con determinación, puede traer respuestas y consecuencias para aquellos que optan por el camino de la violencia.
Jaral del Progreso, marcado por la tragedia, puede ahora empezar a cerrar un capítulo doloroso con la certeza de que los responsables han recibido su castigo. La justicia ha hablado.