Por: Rafael Ayala Villalobos.
El otro día volví a ver la película Casablanca, clásica del cine norteamericano posterior a la segunda guerra mundial, que contiene una historia muy curiosa. Dicen que empezó a filmarse mientras se terminaba el guión pero que los productores creían que la película no tendría mucho éxito, así que incluso grabaron dos finales para decidir más delante cuál de los dos sería el que dejarían . Muchas veces se rodaba sin saber cuál sería la escena siguiente, todo dependía de lo que el equipo podía decidir en ese momento. Bueno, pues al final llegó a ser una de las obras maestras del cine, aunque alguno de los miembros del equipo vivieron durante el rodaje un gran estrés. La película, que tiene acción, romance, intriga y valores se las recomiendo para este fin de semana.
Lo anterior viene porque vivimos demasiado preocupados por el día de mañana. Nos preocupamos por el futuro, porque pueda llegar una nueva enfermedad y no podamos trabajar más; nos preocupamos por si nos están echando del trabajo, preocupados por si nuestra familia o nuestros amigos nos abandonan sin razón.Nos preocupamos por lo mal que va nuestro país y no sabemos que pasará más adelante.
También nos preocupamos por la muerte. Hace tiempo en un ranchito del oriente de Cuba Fabricio me contó que , según eso, la muerte llegó un día a la comunidad, y concedió a todos que la pudieran ver cuando, majestuosa, llegara. La muerte venía sólo a buscar a una persona, pero 9 personas más murieron preocupados sólo de verla o de suponer que venía por ellos.
La preocupación, la ambición y la vida moderna nos han traído enfermedades que se desconocían. Nuestro mundo industrializado ha creado males que no se conocen en lugares donde el dizque progreso no llegó. Te doy una lista: son las enfermedades del corazón, cirrosis, drogadicción, enfermedades venéreas, alcoholismo, divorcio, suicidios, maltrato de ancianos, asesinatos, violencia callejera, enfermedades cerebrales y cardiovasculares, depresión, ansiedad, muerte por accidentes evitables y ya no digamos enfermedades mentales.
Es esto realmente lo que queremos? Somos felices con lo que hemos creado? !Creo que no! !Creo que preferimos vivir de otra manera! !Reclamamos el derecho a vivir por fe en todas las circunstancias y a guiarnos por la razón humana, con apego al derecho natural.
Confiar en Dios, sí, pero también pensar bien lo que digo y hago, razonar mi voto, conseguir un seguro de vida o de gastos médicos o educativos, ser prudente con mi economía, respetuoso y honesto con los demás, reconocerme cómo parte del ecosistema, dejar de consumir y producir extractivamente, no permitir el retroceso democrático de mi país y elegir gente de bien y preparada para conducir mi comunidad.
Decíamos confiar en Dios, eso tiene que ver con tirarse completamente tendido en el suelo, sobre la hierba fresca de las primeras lluvias, descansando a plenitud en Él. Confiar en el Mero Patrón es dejar caer el peso de nuestro pasado, presente y futuro en cualquier otro lugar que no sea nuestro propio cuerpo. Perdonar y autoperdonarme. Soltar. Liberarme. Confiar en Dios es abrazarse a Él, sin regateos.
No vivas preocupado por el día de mañana. En la mañana Dios está esperándote. Lee conmigo esto: «!Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas. Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das de beber del río de tus delicias».
Si quieres dí Amén en los comentarios.
Sean felices