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EL ACCIDENTE QUE NO DEBIÓ OCURRIR

Por: Rafael Ayala Villalobos

La Piedad está de luto. Lo digo con respeto: el trágico accidente de la semana que concluye en el que lamentablemente el niño André falleció atropellado por un camión de pasajeros del servicio público urbano y que causó gran conmoción y tristeza en la población –y no se diga a la familia del menor- nos lleva a los ciudadanos a reflexionar sobre cómo podemos mejorar la seguridad de la movilidad en el municipio; en tanto que a los miembros del ayuntamiento les impone el reto de definir qué medios de transporte conviene privilegiar a la hora de etiquetar el gasto público; y al gobierno estatal, en particular a la COCOTRA -la entidad oficial que regula el transporte público- a cumplir sus deberes de supervisión a los vehículos motorizados que a ello se dedican. Esto dicho con reserva porque no se ha comprobado que una de las causas del percance haya sido la falla en los frenos del camión. Pero ¿hace cuánto que no se paran en La Piedad los señores de la COCOTRA?


La tragedia no debió suceder. Aparte de lamentarlo por el pequeño que en paz descanse, una vida que apenas iniciaba, y de solidarizarnos con la familia a la que le deseamos el menor sufrimiento posible, hay que decir que en el tema de la movilidad estamos sin diálogo y cuando lo hay no se incluye a los usuarios del transporte a pesar de que son los destinatarios del servicio y quienes tienen el derecho a usar el transporte público, a moverse libre y dignamente por la ciudad, a que se les garantice su seguridad y un precio justo y accesible, poniendo por encima de todo, como bien mayor, la salud y la vida, independientemente de si utilizan vehículo propio o transporte público, o incluso si emplean el medio de transporte más viejo y ecológico de la humanidad: caminar.

La cuestión del transporte continuamente es comentada por los usuarios: que los han asaltado, que las rutas están mal planeadas, que hay “cuellos de botella” en el aforo de usuarios, que los “micros” y camiones están sucios, que no están acondicionados para los adultos mayores, que algunos choferes manejan sin cortesía e imprudencia, que los camiones son demasiado grandes y estorbosos, que se nota que no les dan el mantenimiento apropiado, etc.

Tal situación parece no importarle al actual gobierno del estado que con el pretexto de la austeridad mal entendida no envía supervisores de la COCOTRA a los municipios a ver cómo andan las mototaxis, los taxis, los camiones y demás. Y por su parte los permisionarios, los dueños de los vehículos ven difícil dar el mantenimiento preventivo y correctivo necesario a sus unidades porque el precio del pasaje les deja poco margen de utilidad.

Al principio de éste gobierno estatal los transportistas plantearon al gobierno un alza al precio del pasaje y solicitaron apoyo para el mejoramiento de los vehículos. Por razones políticas no han querido agarrar el toro por los cuernos. Subirlo es impopular.

Conocedores del tema ya han expuesto la posibilidad de que el gobierno subsidie en algún porcentaje tan importante servicio que tiene que ver con la economía, el bienestar y el desarrollo de las personas, que no es un lujo sino una necesidad, pero dado que el gobierno federal ha recortado el presupuesto de los estados para destinar dinero a financiar proyectos caprichosos como el Tren maya o la Refinería Dos Bocas, por ejemplo, vemos difícil que eso ocurra por ahora, sobre todo considerando que el actual gobierno federal se ha negado a reformar la Ley de Coordinación Fiscal de la Federación que reparte el presupuesto federal así: 80 centavos de cada peso a la federación y 20 centavos a la totalidad de los estados y municipios. Por eso los municipios andan de pedigüeños con la federación y los estados. El propio secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, ayer afirmó que las finanzas del país se encuentran presionadas y escasas por los aumentos sorpresivos de los costos de las obras del gobierno de López Obrador y los incrementos que se han dado al Ejército, a pesar de las reducciones presupuestales a los sectores salud y educación, durante una entrevista con Bloomberg News. “Tenemos mucha presión…”, dijo. Así que ¿cuál federalismo vivimos? ¿De este modo cómo podrían los gobiernos estatales atender y/o apoyar económicamente al transporte público? Esta es la raíz del problema.

Lamentablemente la política del presidente de la república es seguir concentrando poder y presupuesto debilitando el federalismo y dejando abandonados a su suerte a los gobiernos estatales en cuanto al transporte público se refiere (y en todo lo demás). Pero como dijo alguien, por lo menos deberían revisar las unidades.

Lamentablemente a los del gobierno estatal y a sus delegados de las diferentes dependencias parece solo importarles cómo andan en las encuestas electorales.
Nunca más debe ocurrir una desgracia como la de la semana pasada.

Por otra parte, parece que se gobierna para los automovilistas y muy poco para el peatón o para el usuario del transporte público. Sólo 18 mil piedadenses poseen automóvil y 28 mil lo utilizan. Una ciudad con buena infraestructura y con ella los pavimentos, es progresista y atrae inversiones, además de que mejora la calidad de vida de las familias. Eso ni duda cabe.

Pero a la par conviene rediseñar los aforos y la seguridad del transporte público. Si, ya sabemos que este tema es responsabilidad del gobierno del estado, pero el municipal en conjunto con la sociedad civil puede exigirle al estatal…

Hace falta crear herramientas para que la población ejerza su ciudadanía y pueda intervenir en la elaboración del presupuesto que hoy por hoy no es resultado de un consenso democrático, ni brota de asambleas ciudadanas, sino que sigue las inercias del pasado con mayores o menores aportaciones de los representantes de los partidos políticos en el ayuntamiento.

Pero ¿quién habla por los trabajadores, los habitantes de los barrios, las amas de casa, los estudiantes, los empresarios, los adultos mayores, los profesionistas, las personas con alguna discapacidad? Este punto tiene que ver con que el diseño institucional de los ayuntamientos que ya está rebasado por la realidad y convendría que la sociedad piedadense hablara y que el ayuntamiento, en uso de su derecho de iniciativa legislativa, elevara al Congreso del Estado reformas constitucionales y legales para que los ayuntamientos se rediseñen con mayor pluralidad, realismo e inclusión. Pero este será tema de otro artículo.

  1. En cuanto al transporte público y la movilidad, creo que La Piedad tiene los siguientes retos:
    1. Incluir en el concepto de seguridad pública y protección civil el transporte público y la movilidad en general.
    2. Lograr tener un sistema de transporte público, pero dentro de las posibilidades económicas de la gente, si la economía de la población no mejora, será muy difícil lograrlo.
    3. Fomentar transporte alternativo y con mayor competencia. Las “combis”, tipo Morelia, pudieran ser una opción si se concierta una ingeniería de financiamiento a largo plazo a efecto de que el gremio del transporte pueda adquirir nuevos vehículos.
    4. Revisar las rutas y los aforos. Casi no hay rutas de sur a norte o viceversa. Los transbordos no están conectados. Revisar las paradas y las vueltas en esquina peligrosas, como la de las calles Juárez y Galeana, frente a la Casa Pastoral, donde los camiones públicos con frecuencia se suben a la banqueta porque no caben, poniendo en riesgo a los caminantes, entre otros puntos riesgosos, o la esquina de Guerrero y Matamoros, Aldama y Belisario Domínguez. También hay varios son puntos de riesgo en avenidas como la Sóstenes Rocha, Michoacán y el bulevar López Mateos a la altura del cuartel de los Bomberos o frente a la secundaria Rafael Reyes, entre muchos otros. Asimismo conviene revisar banquetas estrechas (hay que ampliarlas) donde los peatones tienen que bajarse al arroyo vehicular, o dónde hacen falta rampas o pasamanos. Lo mismo que revisar y regular comercios que con sus mercaderías invaden las aceras poniendo en riesgo a los transeúntes.
    5. El transporte público debería ser, aparte de no monopólico, más ecológico, limpio y de calidad, cuidando sobre todo la seguridad de los pasajeros.
    6. Fomentar el no uso del automóvil mediante diversas estrategias.
    7. Elaborar un mapa donde cada zona de la urbe tenga precisada su vocación de uso conforme a su demografía, sea habitacional, industrial, comercial, etc., y en función de ello, su real acceso al transporte y a una mejor movilidad.
    8. Elaborar un plan de aplicación gradual para acondicionar en algunas avenidas carriles para bicicletas y motocicletas.
    En algunas ciudades, por ejemplo, a ciertas horas el transporte público tiene rutas específicas según la ubicación de centros educativos. Menos gente utilizaría su coche para llevar o recoger sus hijos de las escuelas, lo que suavizaría las horas pico, entre otros beneficios.

Emprender una campaña para elevar la cultura de la legalidad a fin de que los conductores respeten el Reglamento de Tránsito. Las maniobras peligrosas, el pasarse altos, la velocidad inmoderada, el estacionarse en doble fila o en lugares prohibidos, el reparar vehículos en la calle, entre otros desmanes, son el pan de cada día. Así no atraeremos inversiones ni empleos. Y en esto vamos todos incluidos.

Por último el aspecto cultural: hay que trabajar en contra del paradigma de que una persona exitosa es la que tiene y usa automóvil y que es mejor ser humano si su coche es más caro; que el uso de transporte público es “para pobres y fracasados”, por lo que en ocasiones para muchos tener un carro es su mayor aspiración en la vida, aunque solo lo utilice para ir a tres cuadras a comprar unas ramitas de cilantro.

Escojamos políticas y políticos que traigan soluciones para mejorar la movilidad, que tengan en el centro de sus propuestas al peatón y a quienes digan cómo fomentar el uso de medios de transporte seguros, ecológicos y alternativos.

De otro modo La Piedad no aprovechará la oportunidad que le ofrece su envidiable situación geográfica con grandes ciudades a su alrededor. ¿Qué se gana con estar a una hora de Irapuato, por ejemplo, y tener una carretera fluida si dentro de La Piedad el tránsito vehicular es un caos?

Para remediar algún problema hay que diagnosticarlo bien y estudiar posibles soluciones. No es este el objetivo de ésta colaboración, pero por lo pronto, propongo que en lo que el gobierno del estado se decide a hacer su chamaba, el gobierno municipal en conjunto con ciudadanos y en lo conducente también con los representantes de los tres órdenes de gobierno, se realice un Plan Emergente de Seguridad que tenga como objetivo reducir la cantidad y la gravedad de los accidentes vehiculares y en general por la movilidad, concientizar a la ciudadanía mediante información oportuna y precisa, con medidas preventivas y acciones orientadas a minimizar los factores de riesgo que provocan accidentes de tránsito.

El Plan puede valerse de puestos de información, disuasión y prevención de accidentes viales colocados en puntos estratégicos, brigadeo informativo en las escuelas a los maestros, padres de familia y alumnos, así como en los centros de trabajo de mayor aglomeración, entre otros sitios.

Vale la pena atender este problema. Los datos del INEGI son muy parecidos a los del IMSS: los accidentes y la violencia son la primera causa de muerte en jóvenes entre 5 y 29 años de edad y es la quinta causa de muerte en esta región.

Hemos comentado algunos aspectos desde la perspectiva pública y gubernamental pero no debemos omitir que como ciudadanos y familias tenemos la obligación de cuidarnos y de cuidar a los demás. No es difícil, basta con prever lo previsible, ser precavidos, cautos y acatar recomendaciones y normas reglamentaras. Por ejemplo:

Tratar de no utilizar motocicleta. Quien la usa tiene 17 % más de probabilidad de sufrir un accidente que quien utilizar automóvil. Si la usa extreme precauciones y use casco apropiado.

No comer mientas se conduce un vehículo, ni distraerse o usar el teléfono móvil; no maquillarse o interactuar con niños dentro del coche; si se está emocionalmente alterado, es mejor detenerse un poco, concientizarse de lo que le pasa, serenarse y seguir la marcha; no realizar movimientos peligrosos, maniobras riesgosas ni canalizar el enojo o la violencia en la manera de manejar.

Recordemos que hay horas pico de tránsito vehicular en los que aumentan los accidentes, como de las 7 a las 9 de la mañana, por lo que se recomienda evitar retrasos y si se tienen, asumirlos, pero no tratar de superarlos incrementando la velocidad. No discuta dentro del coche. Use el cinturón de seguridad. De mantenimiento a su vehículo. No exceda los límites de velocidad. Claro que hay más recomendaciones y normas pero quisimos solo apuntar algunas.

En las escuelas es necesario implementar operativos especiales y realizar acondicionamientos materiales, por ejemplo la construcción de medias glorietas en su acceso y la ampliación de banquetas para subir y bajar pasaje a fin de que los niños no tengan que cruzar la calle; colocar conos para reservar carril y espacios de ascenso y descenso. Cada escuela tiene sus particularidades por lo que es menester realizar un levantamiento de necesidades en cada una.

Decía que en el concepto de seguridad pública hay que incluir algunos aspectos usualmente dejados de lado. Por ejemplo, la seguridad y la protección civil dentro de las escuelas: que tengan antiderapante en las escaleras, rampas, barandales, botiquines apropiados, extinguidores de los diferentes tipos que puede haber y que dispongan de un Plan de Protección Civil no solo en el papel sino bien asimilado por toda la comunidad escolar que conviene que realice simulacros. Lo mismo en los mercados y lugares de alta concentración de personas.

En fin, que los piedadenses merecen vivir en una ciudad más segura. Afortunadamente las autoridades están conscientes de ello y en lo posible han apoyado diversas acciones, obras y organizaciones en materia de protección civil, por lo que no dudo que lo siga haciendo, pero recordemos que este es un asunto de toda la comunidad.