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EL EXORCISMO DE AMLO

Por: Rafael Ayala Villalobos

Lectora, lector queridos, durante la Semana Santa oré por mi país y por mis gobernantes, incluido el presidente López Obrador porque me parece que pudiera estar poseído por el diablo y que necesitara un exorcismo como Dios manda.


No es broma, es un asunto muy serio. Es un presidente que delira. Esta palabra, delirar, viene del latín de-lirare, que significa salirse del surco al labrar la tierra. Un delirio es una o varias creencias que se viven con la convicción de que son reales aunque las evidencias científicas demuestren lo contrario. Cuando el señor del palacio insiste en sus otros datos y en su realidad paralela, está delirando, apartándose del surco, esto es del cumplimiento de su deber como jefe de Estado y de gobierno.

¿Por qué digo que está poseído por el diablo? Diablo viene del griego “diábolos” que representa a un acusador o calumniador y está formada del prefijo dia- que quiere decir “a través de” y ballein que es “arrojar” o “tirar” mentiras, prejuicios y otros males. Y como eso es lo que hace este señor, pues es fácil entender que lo posee el diablo.

Sabemos que el diablo existe y que con su actuar causa terribles males. Si lo sabremos nosotros los mexicanos que hemos vivido este sexenio.

La buena noticia es que tiene remedio con un exorcismo. Hay que recordar que los primeros exorcismos los hizo el propio Jesucristo cuando anduvo del tingo al tango entre nosotros. Los santos evangelios dan noticia de ello. Ya con la Iglesia esta actividad se institucionalizó y especializó y aunque solo lo pueden hacer los capacitados y autorizados para ejecutarlos, también la Iglesia ha permitido que en ciertas circunstancias otros puedan exorcizar diablos.

¿Recuerdan la película El Exorcista? Ahí se ve cómo dos sacerdotes tienen la tarea no muy grata que digamos de sacarle el demonio a una joven personificada por Linda Blair.

Los manuales para exorcizar exigen que primero el exorcista compruebe que no hay desajustes psiquiátricos o fisiológicos y que compruebe fehacientemente que se trata de una posesión satánica. Cabe decir que el diablo se sabe esconder muy bien –a eso se dedica- pero siempre se le alcanza a ver la punta de su cola:

El poseso habla muy rápido o muy lento y en lenguas que la persona no pudo haber aprendido; se muestra fuerte al punto de aguantar largas horas hable y hable incoherencias, insultos y mentiras; tiene aversión por la verdad, le gusta la venganza y le enoja lo sagrado y sus valores éticos; según él, sabe de todo y conoce cosas que otros piensan, rayando en la esquizofrenia; se instala en un cuerpo, lo hace su víctima, lo daña y no quiere dejarlo por lo que recurre a todo tipo de mañas; se dice víctima y traiciona. Cualquier parecido con la realidad de cuarta no es mera coincidencia.

Un sacerdote me explicó que el sacramento del bautismo es un exorcismo simple o menor que nos ayuda a renunciar al diablo y a sus tentaciones y que los exorcismos complejos o mayores son los que tratan de sacarle el diablo a alguien poseído.

Para atender un exorcismo mayor hay que seguir un documento llamado De Exorcismis et supplicationibus quibusdam (De exorcismos y algunas súplicas) que contiene el ritual oficial. Asimismo hay que utilizar la Oración a San Miguel contra Satanás y los Ángeles Rebeldes, del Papa León XIII, calificada como la oración más fuerte de la Iglesia contra los casos de posesión diabólica, sin quedarse atrás el Santo Rosario, obús potente contra el diablo.

El Papa Francisco dijo que los primeros cristianos, que se bautizaban ya grandes, lo hacían volteados al oriente, por donde nace el sol porque “no creían en la oscuridad, sino en la claridad del día; no sucumbían a la noche, sino que esperaban la aurora; no estaban derrotados por la muerte, sino que anhelaban resurgir; no se arrodillaban al mal, porque confiaban siempre en las infinitas posibilidades del bien”.

Cierto es que el mal existe y que siempre ha existido en nuestro país pero más cierto es que ahora está instalado con engaños, pero como dijo el Papa: “no hay que sucumbir a la noche, sino prepararse para el amanecer…”

En la oración de San Benito, gran conocedor de lo diabólico está la frase “retrocede Satanás” que ordena al demonio irse por donde llegó, dejar en paz un cuerpo individual o colectivo y que se utiliza en los exorcismos. En latín es: “vade retro Satana” que ojalá todos la pronunciemos con energía y fe diariamente al levantarnos, con la intención de exorcizar colectivamente el señor del palacio, por su bien y por el del país porque México va de mal en peor.

El gobierno federal ha dejado de ser útil a la población hasta en lo más básico como lo es la protección de la vida de su gente, su seguridad, sus bienes y el ambiente necesario para que todos podamos vivir y crecer como personas humanas en nuestra dignidad y con libertad.

La violencia mata 80 vidas diarias en promedio en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. El incendio de negocios, los asaltos, secuestros, cobro de cuotas ilegales, vejaciones y extorsiones a los mexicanos, están a la orden del día agraviando sobre todo a los más vulnerables y empobrecidos, mientras el gobierno no hace nada, no rectifica su estrategia de seguridad fallida y apenas atina a mandar a las fuerzas armadas a los lugares donde ocurren tragedias y masacres, como si la Guardia Nacional y el Ejército fueran solamente acompañantes de sepelios. Como les digo, el diablo anda suelto y apenas atinando a echar culpas y repartir abrazos a los servidores de Satanás por lo que la paz social se ha extinguido en México.

Por la criminalidad y la violencia, las pequeñas empresas no han crecido y el crecimiento económico está proyectado a 1.2% para este año, muy por debajo de la expectativa que había al inicio del gobierno, lejos del que se requiere para atender las crecientes demandas de la población económicamente activa.

Los programas sociales no han acabado con la pobreza ni sacado a nadie de la criminalidad, su operación es discrecional y malintencionada electoralmente, provocando que 55.7 millones de mexicanos estén en pobreza y 10.8 millones en pobreza extrema, a pesar del aumento al salario mínimo que se hizo polvo con el aumento de los precios de los productos de la canasta básica y del incremento del impuesto que pagan los asalariados. Y es que la Biblia dice que “la paga del pecado es muerte”, en este caso muerte económica.

Las mujeres así como los indígenas, niños y jóvenes están peor ahora porque su rezago social ha crecido y están sufriendo. Tardaremos varios años en corregir el retroceso ocasionado por este gobierno poseso del demonio.

Los frecuentes casos de corrupción gubernamental y en el círculo íntimo del presidente, de cantidades alarmantes, quedan impunes, desfalcan al erario y sirven de mal ejemplo para otros que están robando en las áreas de la educación, la salud y el desarrollo social…, por lo menos.

El sector salud no tiene medicamentos ni equipo, también ahora se está quedando sin médicos, enfermeras y técnicos derivado del despido injustificado de miles de ellos por parte de un gobierno criminal y demoníaco. Ello como parte del desmantelamiento deliberado del sistema de salud que en materia de vacunación se fue al diablo.

El incremento de la deuda pública ha sido exagerado: 1 de cada 7 pesos del presupuesto federal se destina al pago solo de los intereses generados, sin que el pueblo conozca el destino y beneficio de los recursos obtenidos.

México no tiene gobierno, o lo tiene pero endiablado. Una pandilla de cuarta lo ha secuestrado y quiere ganar la elección a como dé lugar para seguir haciendo diabluras como si nada.

A lo mejor es coincidencia que la candidata del poseso mayor sea judía, pero como todos sabemos que los judíos fueron los que le picaron la cresta a Pilatos para que crucificaran a Jesucristo, uno no deja de pensar que el diablo tiene su cola entremetida en nuestros asuntos electorales, si no véase cómo unos rufianes se han repartido candidaturas con el sello distintivo de su casa Morena: la traición, la compra de encuestas y de consejeros y de militantes y el amedrentamiento de los electores con el cuento envilecido de que perderán los apoyos sociales si pierde Morena, cuando eso no es cierto ya que se trata de programas que tienen rango constitucional.

Estos pobres diablos no tienen cara de pedirnos el voto porque han crecido los problemas de México. No estábamos bien, pero ahora estamos peor y sabemos con seguridad que el presidente no pudo con la seguridad, que por eso hay miedo y que su partido no es el indicado para bien gobernar porque no sigue la palabra de Dios sino todo lo contrario.

Lo que les importa es terminar “su” gobierno con las bolsas llenas y retener el poder así sea a la mala, por eso están creando las condiciones administrativas y jurídicas, y hasta psicológicas, para entorpecer el proceso electoral con la finalidad de no reconocer un resultado que ven venir: que van a perder porque el pueblo ya está como dijo el Papa: “…volteados al oriente sin sucumbir a la noche esperando el amanecer (…) porque confiaban siempre en las infinitas posibilidades del bien”.

Así que no lo olvides: al despertar decreta con fe y energía: “¡Vade retro Satana!” para sacarle el diablo a ya sabes quién.

Sean felices