Por: Rafael Ayala Villalobos
Fue aprobado el presupuesto 2024 por la Cámara de diputados federal y La Piedad saldrá perjudicada.
¿Porqué?
Porque radicaliza la dependencia financiera del municipio con respecto del estado y la federación, porque se trata de un presupuesto anti-federalista, anti-municipalista, centralista y conservador.
¿Qué no?
Tan solo es cosa de ver que las Participaciones (Ramo 28) y las Aportaciones (Ramo 33), que son dineros para los estados y los municipios, fueron recortados en 6 mil 300 millones de pesos. Así que los del Ayuntamiento parirán chayotes a la hora de gestionar proyectos.
¿Porqué más?
Porque, igual que en el 2023, contempla cero pesos para infraestructura en el municipio y en el estado de Michoacán; porque no repone los
fondos para la seguridad pública que antes había, ni para el equipamiento urbano, ni para apoyar el emprendimiento, el empleo y las actividades agropecuarias, y ni qué decir que no viene en el presupuesto nada para el saneamiento del río Lerma.
¿Qué trae el Presupuesto para La Piedad en salud, educación y vivienda?
Nada. La Piedad no existe en el proyecto de la cuatroté. En el IMSS seguirán sin dar citas para varias especialidades y estudios, o posponiéndolas; seguirán con escases de personal y equipo y con aparatos descompuestos. Y en el Hospital Regional seguirán hechos bolas, con poca capacidad resolutiva.
¿Quiénes aprobaron el Presupuesto 2024?
Los diputados de Morena en la mañana del 9 de noviembre con 266 votos a favor, 204 en contra y 1 abstención siguiendo al pie de la letra las órdenes del presidente e ignorando las modificaciones que diputados de otros partidos propusieron para que el país no se endeudara, para apoyar al estado de Guerrero luego de haber padecido al huracán Otis (cero pesos le asignaron a Acapulco), para apoyar al campo que padece la peor sequía de su historia afectando cultivos de la dieta básica del mexicano, como el frijol y el maíz, y para que México (La Piedad incluida) tuviera crecimiento económico con desarrollo social y humano.
Hay dos problemas mayores que el presupuesto no atenderá: la reconstrucción de Acapulco y otros municipios de Guerrero y la desgracia del campo mexicano, su agricultura y ganadería.
Y eso que a los diputados de Morena no les importó que el presupuesto 2024 contenga endeudamiento por 1.9 billones, casi 2 billones y que tenga un déficit, o sea números rojos, por 5.4% respecto del Producto Interno Bruto (PIB), el más alto en los últimos 30 años.
Los diputados de Morena irresponsablemente priorizaron en el presupuesto las obras faraónicas e inútiles del Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el subsidio a los números rojos del AIFA y PEMEX; también las carretonadas de dinero para la SEDENA y la Marina en perjuicio de la infraestructura de los municipios y de los estados, de la educación, la salud, la vivienda, y la seguridad.
En lugar de obligar a que los rateros de Segalmex, encabezados por Ignacio Ovalle vinculado a Movimiento Ciudadano y a Dante Delgado, regresen los miles de millones que desfalcaron, para destinarlos a la reconstrucción de Acapulco, los diputados de Morena, aprobaron en el Presupuesto robar el dinero de los fideicomisos del Poder Judicial, que son ahorros de sus trabajadores, lo que es inconstitucional y arbitrario, además de injusto, dizque para Acapulco. Saludando con sobrero ajeno, pues.
También aprobaron un recorte, en términos reales, para el INE. Para comprender mejor esto hay que ver que en 2018 el INE atendió elecciones para 18,299 cargos y ahora le incrementan solo el 0.1 % a su presupuesto (¡nada¡) cuando en 2024 deberá atender comicios para 20,375 cargos en juego, lo que significa dificultarle su operación.
Al Poder Judicial le recortaron 6 mil 454 millones de pesos por lo que tendrá el monto más bajo con un recorte de 3.6 % en términos reales.
Al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación le fue peor: tendrá 31.2 % menos que en 2018 cuando atendió jurisdiccionalmente el último proceso electoral, ya que le rasuraron 3 mil 623 millones de pesos.
Revisando el Presupuesto federal cuatroteísta se puede apreciar que México aplicará solo el 2.9 % de su Producto Interno Bruto para la salud en general. Para darse una idea de que al presidente no le importa la salud de los mexicanos –los de La Piedad incluidos- hay que ver que Estados Unidos destina a la salud el 14.1 % de su PIB, en tanto que Dinamarca 8 %. “Son países ricos”, dirá algún despistado. Bueno, España, según datos de la OCDE, destina a la salud el 7 %, Colombia el 6 %, o sea el doble que México, Chile el 5.6 %, Costa Rica el 5.3 %, Brasil el 4.5 % y Perú 4.3 %.
Lo anterior habla de que para este mal gobierno la salud de las y de los mexicanos no es su prioridad, sino sus proyectos caprichosos y ganar a la de abuelita mi café las elecciones. Ah, pero se proclama humanista.
El presupuesto populista prioriza los programas de Bienestar que operan con opacidad con dinero en efectivo. Estos alcanzarán los 400 mil millones de pesos, destinándose una gran parte al programa de adultos mayores, y qué bueno que sea así.
Respecto de los programas de Bienestar hay que decir que la Auditoría Superior de la Federación les ha observado innumerables hechos de corrupción, así como defectos en sus procedimientos y reglas, ya sin mencionar su descarado uso clientelar con fines electoreros.
Los programas de entrega de dinero en forma directa a los beneficiarios han ayudado a mejorar en 11 por ciento el ingreso de las familias, pero no alcanza para reducir la pobreza ya que la canasta básica está mucho más cara que en 2018 y la población tiene que gastar en completarse sus medicinas y tratamientos médicos porque casi 40 millones de mexicanos se quedaron fuera de la seguridad social médica al desaparecer el Seguro Popular y no haber acabado de construir un esquema eficiente que lo sustituyera.
Soy de los que aplaudimos el apoyo a las familias más pobres para que mejoren su poder adquisitivo, esta es una política social propuesta por el PRD desde su fundación, asimismo el respaldar jóvenes en riesgo de suspender sus estudios, a las personas con discapacidad y a los adultos mayores, entre otros.
Lamentablemente vemos que no hay una selección justa de beneficiados sino que con el afán de ganar clientela electoral están entregando apoyos a personas que no lo necesitan.
Entregar dinero en efectivo y en directo no significa que el país se desarrolle ni que supere la desigualdad social. Hacerlo así y con los criterios que están siguiendo no es una política social de izquierda sino populismo corruptor, simple y llano.
Además, el que no se apliquen estos programas y al mismo tiempo se impulse el crecimiento económico y no se haga una reforma fiscal progresiva, está propiciando lo que tenía que pesar: que agotados los fondos y los fideicomisos se acabara el dinero.
Por eso el gobierno contempla en el nuevo presupuesto endeudarse hasta por 2 billones de pesos. De la borrachera a la cruda luego de que se destruyó el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) que tenía 50 mil millones de pesos operados con mayor institucionalidad y transparencia, no a contentillo del presidente; y también luego de que la cuatroté secó el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios (FEIP) que tenía 296 mil millones de pesos para emergencias graves. No tienen llenadero en la robadera.
Pero, ojo, repartir dinero no significa que se esté construyendo desarrollo ni que el país esté superando la desigualdad social.
La superación de la pobreza es multifactorial y no se debe medir solo con el ingreso, sino también con el acceso real a una educación de calidad, a la salud oportuna y suficiente, con el tener acceso a buenos servicios públicos, a la seguridad social en general, a la vivienda y a la seguridad, entre otros factores. Y ya se sabe que en estas materias el gobierno federal está reprobado.
Veamos un ejemplo. La Auditoría Superior de la Federación afirmó que hay una muy limitada atención en los servicios estatales de salud para prevenir, diagnosticar y dar tratamiento al cáncer cervicouterino y de mama, lo que en números representa solo el 46 % de las mujeres que tienen neoplasia. ¿Y las demás cómo se atienden?
Entonces no solo se trata de repartir dinero para tener una política social de tipo socialdemócrata o de izquierda, sin manipulación populista y electorera.
Veamos: la propaganda oficial hace creer: a) que ha crecido el número de beneficiarios con apoyos directos, b) que los otorga el presidente, y c) que antes no existían. Las tres cosas son falsas. El dinero es de los que pagamos impuestos y muchos de los programas datan de 1997, solo que aplicados con criterios de justicia social, con reglas de operación claras y tratando de romper el círculo vicioso de la pobreza y no que la gente permanezca pobre y marginada.
En cuanto a que hay más beneficiarios veamos: en La Piedad por ejemplo, en 2018 todavía había 7,350 personas beneficiadas de los diferentes programas sociales. Hoy apenas pasan de 5 mil beneficiados entre todos los programas que aplican en el municipio.
En 2016, el 61 % de los hogares más pobres eran beneficiados de programas sociales. En 2020 la cifra cayó a solo 35 %.
¿Avance o retroceso?
De 2016 a 2020 se duplicó el porcentaje de beneficiados entre los hogares más ricos (INDESIG-ENIGH del INEGI). Seguramente usted conoce alguna persona que recibe apoyo sin realmente necesitarlo.
El CONEVAL demuestra que del 2018 al 2020 los mexicanos en pobreza extrema subieron de 8.7 a 10.8 millones. Vamos para atrás.
En 2022 el gobierno destinó 780 mil millones de pesos a la educación, la menor cantidad desde 2010. Desde entonces los nuevos presupuestos educativos han aumentado solo 1 % anual en términos reales. Una burla.
La tasa de escolaridad básica, de 3 a 14 años está en los niveles más bajos de los últimos 15 años: 91 % contra 95 % que tuvimos en 2015.
Cuando un país quiere crecer y dejar atrás la desigualdad y la pobreza, incentiva el equilibrio entre ahorro e inversión. Los diputados de Morena hicieron lo contrario en el presupuesto federal 2024 que contempla aumentar el impuesto al ahorro.
Así es. Si usted tiene en el banco 150 mil pesos, paga 18 pesos mensuales de impuesto; en 2024 pagará 180 pesos por mes por cada 150 mil ahorrados. Se trata de miles de pequeños ahorradores que a la vez son pagaimpuestos cautivos del gobierno.
En lugar de ampliar la base de contribuyentes, sangrará más a los que ya tiene agarrados. Es que es más fácil cobrar impuestos a los cautivos.
En vez de cobrar más impuestos a los agentes financieros, el gobierno de Morena prefiere cobrarle al pueblo ahorrador. En ningún otro sexenio le había ido tan bien a la banca desde hace 35 años. Por eso los banqueros y los ricos-ricos están requetecontentos con el presidente, comen con él y le apoyan a su muchacha.
No nos extrañe. México vive un capitalismo monopolista de Estado en beneficio de la alta oligarquía, en el que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres y dependientes del Estado. Así son los populismos.
Pero esto último lo explicaremos en otra entrega.
Sean felices.