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EL VIACRUCIS DEL INGRESO A CLASES Y LA INFLACIÓN

Por: Mayra Teresa Gaxiola Soto

El miedo paraliza, retrae las actividades, la gente asustada baja su productividad y disminuye el consumo. Eso es lo que ha estado ocurriendo este último mes, de ahí el alza generalizada que se ha dado en todos los productos de primera necesidad. Y encima de todos esos aumentos a los alimentos básicos, los padres de familia han sufrido el viacrucis que representa el regreso a clases.


Por más inverosímil que pueda resultarle apreciable lector, de acuerdo con especialistas en el tema, es la inseguridad y los hechos violentos de las últimas semanas lo que incrementó aún más este problema y este fenómeno, no se dio sólo en los estados o ciudades directamente afectadas sino a nivel nacional.

Todos los que adquirimos esos productos de primera necesidad lo vivimos y sufrimos diariamente.

NI LOS MARCHANTES SE EXPLICAN

Cada día amanecen los comerciantes de los diversos mercados en La Piedad (como en el resto del país) sin saber explicar a sus clientes qué pasa. Hasta agachan la cabeza y hablan quedito para dar el precio de cualquier fruta o verdura. Se nota que les da pena, pero ¿qué hacen? También ellos están adquiriendo sus productos mucho más caros.

Es normal que cierta fruta o verdura cueste más cara o mas barata según la temporada. Pero este último mes y medio, del 15 de julio a la fecha, nada de eso importa. Aún cuando sean productos que en este momento se estén cosechando, siguen subiendo. Y no se trata tampoco de la oferta y la demanda ¿Cuál? La gente compra lo que puede no lo que quiere lo que se le antoja o lo que necesita.

Los marchantes no tienen explicación para sus clientes. Su respuesta invariablemente es: ‘pues quién sabe qué esté pasando. Todos los días está más caro todo y pues ¿qué hacemos?’

Bueno, pues resulta que, según especialistas en la materia, los hechos violentos que se vivieron hace unos días o más bien se recrudecieron en Guanajuato, Jalisco, Colima, Chihuahua y Baja California con la quema de vehículos y negocios de diversos tipos, generó el nuevo aumento en diversas frutas y verduras que hemos visto día a día y que ni siquiera los mismos expendedores de estos productos se explican, porque se salen totalmente de lo que año con año esperan.

¿Y EL LONCHE APÁ?

Mañana regresan los niños a clases y los papás que han vivido el viacrucis que representa la compra de útiles escolares, uniformes, zapatos, etcétera, etcétera y miles de etcéteras más. Ahora se enfrentarán al problema de cómo hacerle para tener en casa con qué prepara a sus hijos algo ‘para lonchear’

Y AÚN HAY MÁS

Pero ahí no termina todo porque cada día que pasa, digan lo que digan en los discursos oficiales, la inflación se agudiza y si una familia de 4 integrantes gastaba en promedio unos 3 mil 800 pesos mensuales sólo en la alimentación, es mejor que se vaya preparando para aumentarle mínimo mil pesos a ese presupuesto sólo para la comida. ¿De dónde? Pues sacrificando ‘algún gustito’.

Del resto de los gastos fijos, mejor ni hablamos. Sus ingresos totales cada día alcanzarán menos.

Si sólo el papá aporta, más vale que vayan pensando en otras opciones o como dicen los gobiernos, ‘apretarse el cinturón’. En las autoridades es demagogia, en nuestras casas es una realidad tangente.

UN EMPUJONCITO A MAMÁ

Y en este punto, es importante comentar la importancia de que las amas de casa cuenten con programas de apoyo gubernamentales como créditos baratos, para que, sin descuidar el hogar y los hijos, puedan poner en práctica la creatividad que han demostrado en innumerables ocasiones y que durante la cuarentena fue más tangible.

Son miles las mujeres que sólo requieren ‘un empujoncito’ para apoyar en la economía familiar. Ya demostraron que sí pueden, pero precisamente por la misma situación económica, sus ganancias se van en la compra de comida y otras necesidades apremiantes en la familia, por lo que se quedan descapitalizadas para continuar.

Ahí es donde va el empujoncito gubernamental para que puedan adquirir la materia prima que requieren para trabajar desde casa. Las ‘benditas redes sociales’ son sus aliadas y ya verán que si le echan ganas y ponen en práctica lo que saben les irá muy bien. De lo contrario irán en picada y sus hijos, la familia en general, sufrirá las consecuencias porque esta espiral inflacionaria va imparable.

NO EXAGERAMOS

No es que queramos asustarlos, es una realidad, los mexicanos que, de acuerdo con estadísticas del INEGI, usábamos en alimentación 4 de cada 10 pesos que ganamos, desde este último mes y hasta finales de año que irán aumentando todos los productos, mejor nos vamos olvidando de gastar en cualquier otro tipo de cosa que no sea estrictamente necesaria.

Pero los que quién sabe cómo le harán, son los miles de familias que no tienen casa propia, porque ese y otros gastos como la luz, el agua y otros cientos de etcéteras no pueden esperar.

LOS NIÑOS A LA ESCUELA, LOS PAPIS A LA CHAMBA

Estudiosos de este tema, hablan de que la familia debe garantizar condiciones económicas que permitan a los niños asistir diariamente a las clases con todo lo necesario, es decir, el uniforme, los útiles y claro, el lonche. Sin embargo, son miles los padres y madres de familia que enfrentan dificultades financieras que vienen arrastrando y se han agudizado este último mes.

QUE VUELVAN A CLASES

Hay miles de niños que dejaron sus estudios por la pandemia; en muchos hogares la mujer es jefa de familia; en otros, ambos salen a trabajar; luego entonces, ¿quién ayudaba a los hijos con las tareas? Se supone que, desde mañana, con todas las medidas sanitarias necesarias, todo volverá a la normalidad; pero los padres y madres de familia, urgen de ayuda para esto pueda ser una realidad.

En algunas entidades o municipios del país, los niños reciben mochila, uniformes y otras ayudas en útiles, pero esto no es generalizado.

Además, en los casos donde los gobiernos proveen los uniformes los niños necesita zapatos, ropa interior, diversos útiles y los papás hasta tienen que colaborar en muchos de los casos con las cuotas que solicitan en la escuela; no porque los directivos quieran cargarles la mano en encima de la crisis que viven, sino porque de plano, son necesarias, para que las instituciones puedan trabajar. Porque otra vez, el apoyo gubernamental queda en el discurso.

Hay escuelas donde se ve la gran participación de los padres de familia que tienen tiempo, que se involucran en las actividades para sacar adelante la institución y necesidades del lugar donde estudian sus hijos. Pero hay otros casos donde, aunque tengan toda la voluntad del mundo, de plano, sus múltiples actividades para sacar adelante el hogar, no les permiten hacer otra cosa más.

SIN TIEMPO, NI DINERO

Hay muchas mamás (con o sin marido) que corren al trabajo después de dejar a sus hijos en la escuela. Hay alumnos que se duermen en clase porque van sin ningún alimento en el estómago. En algunos casos por falta de tiempo para prepararles algo y otras, porque de plano, no había nada que darles. Así se pasan la mañana, regresan a casa buscando algo qué comer y se encuentran la cocina tal como quedó cuando salieron.

Otros tienen la suerte de que mientras mamá y papá trabajan, los cuida la abuelita que cuando menos los espera con una sopita al llegar de la escuela.

FOMENTEMOS LA SOLIDARIDAD

Los anteriores, son hechos cotidianos, reales con los que debemos solidarizarnos quienes de una u otra manera podríamos apoyar a esos niños que describo anteriormente. Enseñemos a nuestros hijos a compartir el lonche si vemos que un compañerito no lleva nada a la hora del recreo. Llevemos una sopita a esos niños que sabemos nadie los espera en casa al llegar de la escuela, o mejor aún invitémoslos a nuestra mesa de vez en cuando.

Los expertos dicen que el involucramiento de los padres es fundamental para el buen desarrollo de los niños y que éstos deben acudir bien alimentados, con lonche o dinero para que coman algo en el receso. Sí, eso sería en el mundo ideal, pero en el mundo real que se vive en México y particularmente en La Piedad, sabemos que no es así.

Pero como vivimos en una ciudad pequeña donde todo nos conocemos cuando menos de vista, podemos apoyarnos unos a otros en la medida de nuestras posibilidades. Colaboremos todos para que no haya niños sin comer, para que tengan todos algo que llevarse a la boca en el recreo y que al salir de la escuela no lleguen a casa con la pancita vacía y hallen igual, la cocina vacía, hurgando por algo para alimentarse.

Por más pobres que estemos, hay otros que pueden estar peor y tender la mano al necesitado se traduce en suerte para nosotros y nuestras familias.

Lo mismo puede hacerse al momento de la tarea. Si un niño está solo en casa, pueden juntarse con los vecinitos y la mamá que esté con más tiempo y disposición, apoyarles. El trabajo en equipo se traduce en convivencia que esos niños recordarán de por vida.

Recordemos que cuando las madres son jefas de familia, sus jornadas de trabajo son largas; en ocasiones hasta con dos empleos y si es la pareja la que trabaja todo el día, en ambos casos quienes sufren la soledad son los niños, a la deriva para comer, a la deriva para hacer sus tareas y a la deriva en toda su vida diaria. En el mejor de los casos con su abuelita o hermanos mayores, pero por lo general completamente solitos.