Una tragedia sacudió a las fuerzas armadas mexicanas en la zona limítrofe de Michoacán y Jalisco, donde seis militares del Ejército Mexicano murieron y dos más resultaron heridos tras la explosión de una mina antipersonal de fabricación casera.
La explosión ocurrió en el poblado de El Santuario, en el municipio michoacano de Los Reyes, colindante con Jalisco, cuando un vehículo táctico blindado tipo SandCat, en el que viajaban los militares, detonó el artefacto explosivo. La magnitud de la explosión destruyó el vehículo militar, causando la muerte inmediata de seis elementos de la Fuerza Especial de Reacción e Intervención (FERI) y el Grupo de Respuesta a Emergencias (GRE) del Ejército.
Entre los fallecidos se encuentran el Segundo subinspector Jovany Rosales Rosales y el subagente Jorge Alberto Cruz Velázquez, ambos pertenecientes al FERI. La identidad de los cuatro muertos restantes y los dos heridos ha sido reservada por las autoridades militares.
La Fiscalía General del Estado de Jalisco se hizo cargo de las investigaciones de la explosión, mientras que un grupo especial castrense busca más artefactos explosivos en la zona. La presidenta Claudia Sheinbaum lamentó los hechos y aseguró que sigue trabajando en el combate a la inseguridad.
Este incidente es un recordatorio de la peligrosidad y la complejidad de la lucha contra el narcotráfico en México, donde las fuerzas armadas enfrentan una amenaza constante y creciente. La explosión de la narcomina es un ejemplo de la sofisticación y la letalidad de los artefactos explosivos utilizados por los grupos criminales en el país.