La Piedad, Michoacán, es víctima de una política de desarrollo urbano desenfrenada y sin sentido, que se centra exclusivamente en la proliferación de moteles de paso, table dance y bares, mientras que ignora por completo el desarrollo cultural de la ciudad.
Es inexcusable que en una con el arraigo de La Piedad exista una avalancha de centros nocturnos, bares y moteles, mientras que los espacios dedicados a la cultura son prácticamente inexistentes. Parece que las autoridades locales han perdido completamente de vista la necesidad de promover un ambiente cultural enriquecedor y han entregado la ciudad a la industria del entretenimiento nocturno.
La falta de museos, galerías de arte, teatros y librerías en La Piedad no es solo un indicador de un desarrollo urbano inadecuado, sino un reflejo de una negligencia administrativa inaceptable. Este tipo de descuido por parte de las autoridades municipales es un insulto a los ciudadanos de La Piedad, quienes merecen una ciudad que fomente la educación, la cultura y el crecimiento personal, y no solo el desenfreno.
La Piedad se merece un enfoque más equilibrado y sensible a las necesidades de todos sus habitantes. Las autoridades municipales deben repensar de inmediato sus políticas de desarrollo urbano y tomar medidas para fomentar la cultura y el arte en la ciudad. Si no lo hacen, corren el riesgo de convertir a La Piedad en un lugar sin identidad cultural, dominado por la industria del entretenimiento nocturno. No podemos permitir que esto suceda.
Por si fuera poco, los pocos centros culturales existentes en la ciudad están a merced de administradores incompetentes, que ven la cultura más como un medio para sobrevivir que como una plataforma para el desarrollo intelectual. Estos gestores parecen estar más interesados en mantener sus puestos y en garantizar su propia subsistencia, que en utilizar estos espacios para fomentar el florecimiento cultural y la educación en la ciudad. Esta actitud no solo es lamentable, sino también perjudicial para el progreso de La Piedad. Es vital que se realice una revisión rigurosa de estas administraciones y se tomen las medidas necesarias para asegurar que los centros culturales de la ciudad estén en manos de personas capacitadas y comprometidas con el desarrollo cultural de nuestro pueblo.