Inicio Destacados La Iglesia Católica, abierta a dialogar con delincuentes para frenar la violencia

La Iglesia Católica, abierta a dialogar con delincuentes para frenar la violencia

El arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, hizo un llamado enérgico a los grupos criminales en Michoacán para que pongan fin a la violencia en la región. En una entrevista con Milenio, el sacerdote señaló que, a diferencia de Guerrero, no existen condiciones para una tregua entre los distintos grupos delictivos en el estado.

«Es un llamado que en donde quiera la Iglesia y cualquier ciudadano podemos hacer», expresó Garfias Merlos, subrayando la necesidad de cesar la violencia que está causando graves daños a la sociedad.


El arzobispo indicó que la Iglesia está dispuesta a dialogar con los miembros de la delincuencia, pero enfatizó que las autoridades no pueden mediar ni establecer un camino de diálogo con estos grupos criminales.

A pesar de la falta de una tregua formal, el Consejo Michoacano para la Construcción de la Paz y Reconciliación está promoviendo siete acciones con el objetivo de fomentar la paz en la región:

  1. Educación para Generar una Cultura de Paz: Promover valores y principios que contribuyan a la construcción de una cultura de paz en la sociedad.
  2. Atención a Víctimas de la Violencia: Desarrollar herramientas y estrategias para brindar apoyo a las personas afectadas por la violencia.
  3. Vinculación Institucional: Fortalecer la colaboración entre autoridades, sociedad civil y distintas denominaciones religiosas.
  4. Mujeres Promotoras y Constructoras de Paz: Reconocer el papel crucial de las mujeres en la construcción de la paz y promover su participación activa.
  5. Sustentabilidad: Fomentar la responsabilidad ambiental y el cuidado del entorno como parte integral del proceso de construcción de paz.
  6. Preparación para Emergencias y Ayuda a Damnificados: Estar preparados para situaciones de emergencia y proporcionar asistencia a aquellos afectados por desastres.
  7. Capacitación y Formación: Desarrollar programas educativos y formativos que contribuyan al fortalecimiento de la paz en la comunidad.

Aunque la situación en Michoacán presenta desafíos considerables, la Iglesia y diversas instituciones locales continúan trabajando hacia la construcción de un entorno más pacífico y seguro para la población.