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La Magia de los Límites (Parte 2): Estrategias Prácticas para una Crianza Amorosa

Ana Gabriela Campos Ramirez – En el artículo anterior hablábamos, que los limites son pautas de comportamiento, las cuales van a ir formando conciencia en nuestros hijos, sobre lo que se debe hacer y no hacer. No olvidemos que los limites se imponen acorde a su madurez, de manera respetuosa, afectiva, con paciencia y mucho amor.

Recordemos que fijar límites no es una tarea fácil, probablemente cuando esto suceda, se despierten en nosotros sentimientos de frustración y enojo. Tenemos que tomar en cuenta que tu hijo no entiende y comprende el límite que le impones, como tú lo haces, para él, tú lo estas privando y limitando de algo que él desea, mientras que, para ti, tú lo estas disciplinando de manera positiva para la vida.


Te explico con un ejemplo: tu hijo quiere que le des de desayunar todos los días hot cakes con chocolate derretido para llevar a la escuela. Tu respuesta automática es: NO. Y Probablemente haya un desborde de emociones, el escuchar la respuesta y surja el berrinche; tú estás inquieta y comienzas a desesperarte, quizá haya una desconexión por parte de los dos, por las actitudes de ambos, entonces ahí tal vez tengamos que detenernos un poco y pensar: ¿estoy listo para fijar un límite? ¿está mi hijo preparado para recibirlo?, yo creo no, entonces habrá que esperar, baja a su estatura, abrázalo e intenta reconectar con él, es decir, valida lo que está sintiendo en el momento, sé empático, cuando se tranquilice y se vuelva conectar contigo y tú con él, cambia por un SI con condiciones, es decir, explícale a su edad, que todos los días no se debe dar ese alimento, y anímalo a que él te diga el por qué no es adecuado dar hot cakes a diario, que tu hijo forme parte del establecimiento del mismo, y en el momento menciona que todos los días no, pero a lo mejor todos los viernes sí. ¿Qué te parece pequeño?

A medida que vamos explicando las situaciones, pros y contras, nuestro hijo entenderá el sentido de las cosas y será más fácil trabajar con el límite que estamos tratando de afianzar. Qué tal si cambiamos por un SI condicionado, que un NO rotundo, es decir, fijar el límite, mantenernos firmes, explicándoles de manera concreta el porqué de las cosas.

La diferencia de la explicación anterior es que, si decimos un NO rotundo, minimizamos emociones y no conectamos con ellos y no estamos siendo empáticos, posiblemente haya una desregulación emocional y vuelva el berrinche. Por el contrario, si ofrecemos un SI condicionado, y tratamos de explicar con la verdad, nuestro pequeño entenderá mejor las cosas y su contexto. Y el límite se consolidará con más facilidad.

Como papás no olvidemos que nuestros hijos actúan como niños y piensan como niños, por ello cuando queremos señalar un límite, hemos de ser amables, respetuosos, amorosos y sobre todo firmes. Teniendo en cuenta que al marcar limites estamos ayudando a nuestro hijo a desarrollar tolerancia a la frustración, a la vez que los hacemos sentir seguros y capaces. Sin olvidar que somos su ejemplo para seguir.