Dicen Las Malas Lenguas que los de La Redacción se habían tardado en escribir esta columna, argumentando uno y mil pretextos. La verdadera razón, es que el panorama político se había mantenido muy flojo, disperso, adormilado. En el ámbito local, la oposición al Gobierno de Samuel Hidalgo es nula. Los regidores de todos los partidos le aplauden y le ríen cada chiste. Nadie difiere, nadie da tema. Y los personajes que suelen dar la nota, están cambiando de partido un día sí y al otro también, además está más chido andar degustando la gastronomía piedadense y recorrer los ranchos y comunidades rurales, que escuchar políticos en largas charlas de café en las que no se llega a nada.
El espectáculo de la grilla, estaba pues, más aburrido que un partido entre el Querétaro contra el San Luis… pero, ya ocurrieron dos sucesos que prendieron el garrero.
El primero de ellos fue la Asamblea Distrital de Morena y el segundo, la marcha de los fifís por la Defensa del INE.
Así que, aquí vamos.
Dicen Las Malas Lenguas que todos debemos recordar que hace dos años, Alfredo Ramírez Bedolla, se encontraba muy a gusto en su casa sin imaginar siquiera que podría ser Gobernador de Michoacán.
La historia ya la conocemos. Integrantes de Morena se encargaron de abortar, evidenciar, presionar y hacer todo lo posible para que Raúl Morón no quedara registrado como candidato ante el INE.
Y así, a pesar de que había 32 aspirantes a la gubernatura de Michoacán, la mano que mece la cuna decidió que Ramírez Bedolla era el bueno y con ese se la jugaron y ganaron.
Al verse convertido en Gobernador, era obvio que tendría que recurrir a gente de su confianza para operar, por lo que tuvo que echar mano de dos personajes: uno de ellos, Carlos Torres Piña, a quien le encomendó de la política interna en el estado y el otro, Juan Pablo Celis, a quien le encomendó la dirigencia estatal de Morena.
Hasta ahí, todo iba bien. El problema es que ahora, los dos quieren suceder a su jefe y ahí es donde la puerca torció el rabo por que cada quien está llevando agua a su molino, y como siempre, el que paga las cuentas es el ciudadano de a pie.
Dicen Las Malas Lenguas que el Gobernador Alfredo Ramírez Bedolla ha tenido que trabajar muy fuerte para darle credibilidad a su gestión y ha intentado, como buen morenista, enarbolar la bandera del combate a la corrupción.
Sin embargo, son precisamente las dependencias que dependen del Secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña, las que se encuentran “patas pa´arriba”, generando graves líos que están derivando ya en demandas legales y hasta la desatención de servicios fundamentales.
Simplemente échele usted un vistazo al Registro Civil, al Sistema Penitenciario y a Protección Civil para que se dé una idea del desaseo que genera la llegada de los funcionarios de la 4T.
Es responsabilidad del estado garantizar la atención de los ciudadanos ante cualquier situación que ponga en riesgo su integridad, pero a Torres Piña se le ha ocurrido cerrar todas las delegaciones de Protección Civil de la entidad, así nomás por qué sí. El problema no es que se justifique o no dicha acción, el asunto y en el que nadie ha reparado, tiene que ver con la desatención de los servicios de emergencia.
¿Se ha dado cuenta usted que en las últimas fechas no hay paramédicos disponibles para atender las llamadas de auxilio? ¿Vio usted o sufrió algún accidente en el que nunca llegó la ambulancia o tardó demasiado en hacerlo?
Bueno, ya sabe usted a quién responsabilizar.
Dicen Las Malas Lenguas que ya chole con las expo ventas en la explanada de la plaza principal de La Piedad. Está bien que se pretende impulsar el trabajo de las mujeres emprendedoras, pero ¿y el resto de los negocios? ¿Los hombres que también quieren emprender algo, no tienen derecho a un espacio? ¿Y qué hay con aquellos que tienen un negocio formalmente establecido, los que pagan renta, agua, energía eléctrica y salario de trabajadores?
¿Y entonces, para ellos no alcanza la promoción económica?
Dicen Las Malas Lenguas que en días pasados, La Piedad se sumó a la macha nacional por la defensa del INE. Ahí, en la manifestación vimos a médicos, dueños de empresas, gerentes, jubilados, amas de casa y algunos jóvenes haciendo valer su derecho a la libre expresión.
Lo vergonzoso fue la temerosa participación de los Comités Municipales del Partido Acción Nacional, del PRD y el PRI. En el caso del PAN, el líder Rodolfo Ramírez no fue capaz de convencer ni a su sombra de acompañarlo a la manifestación. Tatiana Ayala, se apareció más para respaldar a su padre Rafael Ayala, vocero del Frente Cívico Piedadense, que en su carácter de lideresa del PRD.
¿Y los del PRI? Pues ellos decidieron que no, que ellos no son fifís, que si no hay tortas y bolis no van y que ni siquiera saben que pa que sirve el INE.
Dicen Las Malas Lenguas que ahora que hablamos del PRI, hace ya unas semanas el ¿líder? Rodolfo Chavolla convocó a una conferencia de prensa para decir que ahora sí se están preparando para el próximo proceso electoral, con un organismo cien por ciento renovado, que ya aprendieron la lección y que ahora sí regresarán con todo a gobernar en La Piedad.
El problema vino cuando los reporteros comenzaron a preguntar el ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién? y ¿Por qué?
Ahí, Daniel Vázquez, Chema Espinoza, Toño Ibarra, Gloria Macías, Rodolfo Chavolla y Serafín (el que no dejó de comer durante la conferencia) no atinaron a defender a su dirigencia estatal. Incluso, ni siquiera están seguros de que el PRI pueda tener candidato, pues existe la posibilidad de que participen en una alianza en la que el PAN encabece la planilla.
Al final coincidieron en que si alcanzan a tener un regidor ya es ganancia.
Yo me pregunto ¿Para qué pelear por un regidor si de los dos que tienen no se hace uno? ¿Ya no se acordarán que en las últimas cuatro administraciones los regidores del PRI han terminado por renunciar y cambiar de partido? ¿Para qué ir entonces a la contienda?
Dicen Las Malas Lenguas que también ya tiene unas semanas que se celebró en La Piedad la primera convención distrital de Morena, donde los asistentes celebraron como un logro la inclusión de Jonathan Bañales y Moisés Navarro (ambos de Movimiento Ciudadano) a sus filas.
Sin embargo, la unidad que pregonaron ese día (era domingo) no alcanzó a llegar al lunes: está claro que Melba Alvabera ya no cuenta con el respaldo (¿?) de Reyes Quiroz ni de la diputada Seyra Alemán y que estos dos ya están sopesando dejar de impulsar la candidatura de Gabriel Aguirre (ni siquiera él se presenta a los eventos que hacen para promoverlo); que Roberto Carlos Ibarra intenta hacer equipo con Melba pero ella lo evade a cada ocasión. Que Moisés Rodríguez no se traga con ninguno de los anteriores, que Cuauhtémoc Reyes y Sukey Silva traen su propio proyecto.
¿Y dónde quedan los grupos que siguen a Ramón Maya, a Esteban Ramírez, a Ernesto Arias y Marco Aviña, al profesor Miguel Orozco, a los hermanos Arellano Infante? Algunos de ellos afirman que el Morena de ahora es más fifí que el PAN de antes y que por eso, “mejor de lejecitos”.
Pero, eso sí, todos y cada uno de los anteriores quieren ir en la próxima planilla, ¿se podrán poner de acuerdo?
Dicen Las Malas Lenguas que en el PAN están todos muy quietos esperando que el presidente Samuel Hidalgo decida si se reelige, si busca la diputación local o se regresa a su casa.
Y es que, aunque lo lógico sería que ahora sí le dieran oportunidad a César Oceguera, resulta que Alejandro Espinoza está considerando volver a contender por el mismo cargo, lo mismo podría hacer Hugo Anaya. También aparece en la lista Luis López.
Nada depende de ellos, sino de cómo menee las manos Marko Cortés y su gente en la ciudad de Morelia. No solo tienen que decidir el método de selección (al final siempre hacen lo que les da la gana), también deben definir si alianzas con PRI y PRD.
Ellos, los panistas, están tranquilos por que dicen que si aquí gobierna Acción Nacional deben ser alguien de este partido quien encabece la planilla. Pero ¿y si no? ¿Y si reservan el municipio para una mujer?
Y aquí vienen dos preguntas interesantes. La primera: ¿Cuántas mujeres panistas pueden o quieren encabezar un proyecto como este? Y la segunda: ¿El panismo piedadense, misógino por naturaleza, está preparado para cederle espacio a las mujeres?
Dicen Las Malas Lenguas que mientras se define quien es el abanderado del PAN, ya están también moviéndose aquellos que buscan una regiduría: Rigo Romero ya anda disparando desayunos de birria y menudo en Santa Ana Pacueco. Rafa Herrera ya está empeñado en dejar de figurar en el Top Ten de los más nefastos del pueblo y hasta aprendió a sacar fotocopias por los dos lados y el oficial menor, Juan Carlos Rojo ya les ha estado pidiendo a sus allegados que dejen de llamarlo por su apodo, pues no se vería nada bien en la publicidad “Vota por el Koski”