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LO QUE VIENE

Por Rafael Ayala Villalobos

Hace tres semanas dije aquí mismo que desde el 2008 impulsamos entre partidos y diversas organizaciones la idea de formar una planilla al ayuntamiento creada por varios partidos políticos que forjaran una agenda de valores y un programa político, económico, social y de desarrollo municipal y humano para La Piedad desde sus coincidencias y de la mano con la sociedad civil y sus organizaciones.


Incluso agregué la propuesta de que desde ahora se instale una mesa de diálogo interpartidista y con organizaciones ciudadanas para irle dando forma a la idea de que conforme a la ley el INE organice una elección primaria a nivel municipal de donde surja una sola planilla al ayuntamiento que tendría la legitimidad democrática de origen para competir con el partido Morena con mayor seguridad de ganarle. He recibido diversos comentarios al respecto, casi todos positivos.

Los apuntes de hoy pretenden responder esos comentarios.

Es cierto que los partidos pueden lanzar sus candidaturas y establecer alianzas de hecho con militantes de otros partidos, pero nunca tendrán la eficacia y la productividad electoral de una alianza formal.

Si los partidos opositores a Morena coinciden en buscar el bien común por la vía democrática y constitucional, bien pueden posponer sus diferencias ideológicas para un mejor mañana a fin de concentrarse en defender la república democrática, el federalismo, el municipio libre, los derechos humanos y la democracia. El país tiene sobre sí la amenaza de una dictadura con algo de apoyo popular, muy volátil por cierto, y un fuerte respaldo del proceso de militarización y de desmantelamiento de las instituciones como para no entender qué es lo urgente e importante y qué puede esperar un poco.

No es verdad que sea inevitable que Morena gane la próxima elección ni en el municipio ni en México. En la consulta revocatoria en La Piedad ni siquiera acudieron a votar los empadronados en los diversos programas asistenciales, ni los que votaron por ese partido en el 2021, mucho menos quienes así lo hicieron en 2018, lo que muestra una caída imparable por la decepción ciudadana y los malos resultados del gobierno federal.

Ni con todo y el acarreo, la manipulación, el amedrentamiento y el derroche de dinero, Morena logró alzarse como el agrupamiento político preponderante. Vaya, ni siquiera porque el gobierno morenista actúa como si fuera el partido, contrariando la ley. Ya vimos a los delegados del gobierno estatal en ésta región en pleno acarreo el domingo de la consulta. No ir a las urnas fue una forma de contestar contundentemente y de rechazar el rumbo por el que Morena lleva al país: el 82 % no fue a votar.

El mensaje fue claro, los mexicanos queremos unidad, no división; queremos menos grilla presidencial y mejores resultados; menos política y más gobierno eficiente, comprometido y responsable. El mensaje incluyó la defensa recia al INE, valuarte y bastión de la democracia, cuando el mal gobierno pretende desacreditarlo, desaparecerlo y subsumirlo en gobernación, esto es quitarlo de la esfera competencial del Estado para pasarlo a la del gobierno y así manipular las elecciones para asegurar aunque sea con trampas la continuidad de Morena.

La consulta mostró a Morena al desnudo en su impudicia, lo mostró como el mayor enemigo de nuestra democracia, legalidad, unidad nacional e institucionalidad.

Morena no existe como partido, no tiene vida propia, ni agenda institucional, solo las prioridades caprichosas y narcisistas que le dicta el presidente. Esto a nivel nacional, con mayor razón en el municipio de La Piedad.

La derrota de la iniciativa retrógrada, contaminante y antipopular del presidente en materia de electricidad en la Cámara de Diputados federal, estableció un antes y un después. La oposición rompió la idea de un país de un solo hombre e hizo trizas el mito de que el presidente es invencible que calculó mal cuando todo lo hizo para fracturar la unidad de la oposición partidista y social.

Morena no tiene estructura como partido, es una mezcla malformada de grupitos, una amalgama de intereses personales, sin propuesta sólida para el municipio, sin una directiva debidamente formal y consensada, aceptada por la mayoría, se ha convertido en depósito de los tránsfugas de otros partidos, en depósito de las sobras del PRI, del PRD y de otros núcleos que traicionándose a sí mismos se van a donde creen que están los votos sin que ellos los tengan y les sucede que de donde se van son vistos como traidores y a donde llegan les tienen desconfianza, sobre todo los que se sienten morenistas químicamente puros, vanos creyentes de que Morena se lo escrituraron. Sin estructura, Morena se atiene solamente a su clientela rehén de los programas asistenciales. Y ni así.

Mucho dependerá de los resultados de la administración pública municipal del actual gobierno, pero por lo que se va viendo, al final del trienio la ciudadanía le dará buena calificación, porque va bien pese a los recortes presupuestales por parte del mal gobierno federal, lo que significará un sólido punto de partida para quienes compitan por el próximo ayuntamiento por parte de una alianza como la propuesta.

Eso de que PRI, PRD y PAN son como agua y aceite no es cierto. Esto es política, razón, diálogo, acuerdos, consensos, sobre todo con la ciudadanía. No estamos en química o ciencias exactas. Y en todo caso si así fuera caben en el mismo recipiente conservando cada quien su identidad.

El PRI tiene antecedentes de servicio a La Piedad, lo mismo que el PAN y el PRD, cada quien desde las responsabilidades que el electorado les ha querido conferir. Sus yerros son los menos y los votantes los han sabido sancionar y sin embargo no se comparan con el desastre que Morena está haciendo en el país. Si, antes estábamos mal, pero ahora es evidente que Morena no es el adecuado para solucionar los grandes problemas nacionales.

¿Qué hacer? Organizar las estructuras “de aire”, territoriales y electorales de los partidos opositores, legitimar sus directivas, abrirse a equipos y grupos que tal vez se hayan alejado por no gustarles algunas prácticas internas y por supuesto corregirlas resolviendo sus tensiones domésticas. Nadie sale sobrando.

¿Qué más hacer? Elaborar una propuesta para el municipio y contrastarla con las de otros agrupamientos sociales, económicos y políticos. Acercarse a la ciudadanía. Nadie va a ganar solo, pero tampoco nadie ganará de espaldas al pueblo.

No hay que cometer el error de empezar a destiempo a candidatear personajes porque taponan el libre juego democrático al interior de los partidos y eso desmotiva.

No hay que decir ahora “por tal partido adelanta fulano o perengano”. Eso los perjudica como prospectos y a las marcas-partidos.

Hay que abrir el juego limpio, sin dados cargados.
No hablar mal de quienes son políticos profesionales con frases como “no saben hacer otra cosa”. El servicio público es tan honorable como cualquier otra profesión y la política es la actividad más excelsa del ser humano.

No descalificar a determinados partidos con expresiones como “tal partido ya nunca va a volver a ganar, está muy quemado”, o “aquél partido está muerto y enterrado”, primero porque no es cierto y segundo porque eso no ayuda a forjar la unidad, sumar propósitos y establecer alianza con la ciudadanía.

¿Que los partidos están en crisis y que no hay a cuál irle? Bien, los partidos deben reconocer sus errores y corregirlos, pedir perdón sincero a la población si tienen que hacerlo, pero no aceptar más de lo que les toca de culpa.

Los partidos no hicieron la crisis de la democracia, sino al revés, hay una crisis de la democracia incluso a nivel mundial, de la que la crisis de los partidos es una de sus expresiones. Hay una crisis política, de la democracia y de los partidos políticos, que juntas y combinadas han formado una bomba explosiva y mortal para la vida política de nuestra sociedad, colocándola justo donde está ahora, en el enojo social, en una profunda crisis institucional ocasionada por malos políticos que aprovechando la situación alientan su ego, su narcisismo, el rompimiento de instituciones democráticas para que el poder se les concentre populistamente solo en sus manos.

¿Cómo puede participar la ciudadanía? En lo personal, en forma colegiada o grupalmente construyendo alternativas en materia de salud, de economía, empleo, crecimiento y desarrollo social y humano, de estado de derecho, de seguridad, de libertades y de democracia para la vida municipal. Pero también los partidos opositores deben trabajar lo mismo, a efecto de conjuntarlo a su debido tiempo cuando hayan madurado condiciones.

¿Cuáles son los objetivos? Buscar candidatos de unidad de la oposición en 2024; elaborar un programa alternativo municipal a partir de los logros de los últimos gobiernos, imprimiéndoles mayor sentido social; Identificar y priorizar las causas ciudadanas más sentidas e impulsar su solución; y convocar a construir una estructura municipal ganadora.

Ante la destrucción de la legalidad y el embate a la mediana institucionalidad y democracia que el país se ha dado, y ante el desastre en materia de empleo y de la economía, ante el hecho de que hay más millones de pobres, ante la violencia y la inseguridad, ante la renovada corrupción, la militarización del país como cimiento de la dictadura que pretenden entronizar, ante el acallamiento de las voces discordantes, todo ello por parte del presidente y su partido, la prioridad debe ser no dar aquí ni un voto a Morena y empoderar a la ciudadanía frente al Estado.

Y en esto, vamos a ver si los partidos asumen su responsabilidad histórica.

Sean felices.