Por: Rafael Ayala Villalobos
A pesar del ajetreo de las fiestas navideñas y de fin de año, tuve largos momentos de ocio, por no decir de aburrimiento, en los que me di tiempo para bañar al perro, pasear a mis gallos, pegar floreros rotos, luego los despegaba, y así. Iniciado ya el 2024 dejé mi carta a los Santos Reyes Magos en la que mi principalísimo pedido fue que en México no solo no acabara la democracia a manos del absolutismo presidencial que promueve la 4T, sino que se acrecentara porque en los gobiernos de la transición democrática, con el PRI y con el PAN, se avanzó a estirones y jalones más que nada por el impulso del PRD, pero muy apenas. También pedí por ustedes, lectora, lector queridos, y por mí, para que tengamos fuerza, belleza y candor en este año en que por todo el mundo habrá elecciones. Y por supuesto pedí que ya acabara tanta violencia en el país: 308 personas asesinadas en los primeros cinco días de enero. Empezamos mal el año.
Al final del 2023 reflexionamos acerca de lo sucedido. Toca ahora, en el arranque del 2024 pensar sobre lo porvenir: el futuro.
El futuro que esconde sus enigmas envueltos en el misterio de lo desconocido, pero que alcanzamos a entrever amenazantes e inciertos.
Cada quien trata de investigarlos de diferentes maneras porque ya se sabe que cada quien tiene su manera de hacer pipí.
A una familia vecina la vi dando vuelta a la manzana a las tres de la madrugada cargando maletas, dizque porque en 2024 quieren viajar mucho. A varias señoras las vi quemando basura en la acera de su casa a la que barrieron con una escoba nuevecita. Mi amigo Ruperto fue con una bruja al rancho La Estrella, Guanajuato. Matilde, mi vecina, acudió con doña Julia, especialista en limpias y adivinaciones con huevos frotados por todo el cuerpo. Doña Meche consultó las profecías de Nostragamus, perdón, de Michel de Nôtre-Dame, más conocido como Nostradamus.
Este señor boticario que supuestamente adivinaba con su gran poder de clarividencia, nació en diciembre de 1503 y en 1555 publicó 942 cuartetas poéticas, o sea, versos de cuatro renglones, anticipando el futuro, alunas veces disparando tanta puntería como el magnicidio de John F. Kennedy, la revolución francesa de 1879, las guerras mundiales del siglo XX, la toma del poder por parte de Hitler, los atentados a las Torres Gemelas, entre otras.
Algunos estudiosos de sus profecías y de otros escritos suyos, aseguran que lo críptico de los versos adivinatorios se aclaran cuando lo dicho se adapta a cada lugar, a cada región o al mundo entero, porque Nostrademus tenía la manía de generalizar.
Otro rasgo distintivo que los “nostradamunólogos” apuntan es que más que adivinar era un gran conocedor del ser humano y su conducta, como cuando aseguraba que “habrá guerra”, cosa por demás obvia, ya que guerras siempre hay. Mientras más “sapiens” es el hombre, más guerras hace. Contradictorio pero cierto. Que los unos traten de eliminar a los otros ha sido la constante y saberlo no exige ser adivino.
No creo en Nostrademus, pero le reconozco que atinó a que “nostragamus” unos a otros. Del profetizador no me gusta que nunca da datos precisos, ni lugares, ni situaciones, ni nombres, mucho menos apodos. Veamos: para el 2024 predice la “expulsión forzada del rey de las islas”. Algunos la interpretan como que el rey Carlos III de Inglaterra renunciará siendo reemplazado por uno de sus hijos. Entonces, si tan visionario era Nostradamus, ¿porqué no supo con precisión el nombre?
Para el 2024 también profetiza: “el adversario rojo palidecerá de miedo, aterrorizando al gran Océano”. El adversario rojo a nivel mundial puede ser China que pretende apoderarse de Taiwan, lo que desataría una gran guerra en el Océano Pacífico. A nivel de nuestro país, “el adversario rojo” podría ser la 4T.
Otra para 2024: “A través de la muerte de un Pontífice muy anciano, un romano de buena edad será elegido, de él se dirá que debilita su sede, Pero permanecerá mucho tiempo sentado y en actividad mordaz”. Esto lo interpreta la nostradamunología como que el Papa Francisco morirá, cosa que yo dudo porque papas han muerto al por mayor; es que la profecía no señala fecha. ¿Porqué tendría que ser este año?
Otra profecía: “La tierra seca se volverá más reseca y habrá grandes inundaciones cuando se vea”. ¿Inundaciones con tierra reseca? ¿No tendría que ser al revés? ¿O será que de repente las tierras resecas serán inundadas? Vaya usted a saber. En la región del Bajío, incluida La Piedad ha habido mal temporal de lluvias. ¿Podríamos inundarnos?
Nostradamus no profetizó nada concreto para México, menos para La Piedad, pero la verdad es que podemos prescindir de sus servicios adivinatorios porque más o menos podemos entrever lo que viene sin ser adivinos.
Ya encarrilados, va otra: “El sol veinte de Tauro tan fuerte tierra tiembla. / El gran teatro atestado se arruinará. / El aire cielo tierra oscurecer y turbio. / Cuando el infiel dios y santos arrollará”. Los que de esto saben aseguran que el “sol veinte de Tauro” es el 20 de mayo, cuando el sol pasa al signo de Tauro, y que “el gran teatro” podría ser Hollywood o Los Ángeles. Ay nanita.
En otra de sus profecías para este 2024, Nostradamus anuncia que habrá “maravillas” científicas y tecnológicas hechas por el hombre, pero que habrá una gran destrucción cuyos restos tardarán más de mil años en descubrirse. Afirma que será un tiempo raro, que habrá raros saberes y que vendrá “lo que esperar no sabes”.
En todo caso, estamos ya en el 2024 viviendo con la 4T que ya es decir malviviendo, con falta de agua, sufrimiento, guerras, pandemias, amenazas a la democracia, violencia cotidiana…
Pero aun así la vida es bonita, es un regalo de Dios que aún no nos logramos explicar, pero que bien podemos aprovechar con amor, creatividad, inteligencia y valores, siguiendo el buen ejemplo de ese gran personaje que hace 2024 años habitó entre nosotros, bueno, entre los que vivieron en ese tiempo, pero que de algún modo sigue aquí (si no me creen, pregúntenle al Paráclito).
Como les platico, el periodo vacacional me permitió no solo tratar de predecir con Nostradamus el futuro, sino también escribir cartas comerciales y de amor que me encargaron los vecinos y por las cuales me pagaban 200 pesos la unidad, picar barras de hielo en las fiestas por 250, convivir de a gratis con familiares que hacía mucho tiempo que no veía, visitar cantinas y cantar como Pedro Infante por 20 pesos la canción, lavar coches por ochenta pesos cada uno, hacer mandaditos… Así que ¡llame ya!, ¡buen servicio y buen precio en 2024¡
Sean felices.