La confianza de los ciudadanos mexicanos en las noticias difundidas por los medios de comunicación y las plataformas digitales sigue disminuyendo.
De acuerdo con el informe más reciente del Digital News Report 2023 del Reuters Institute y la Universidad de Oxford, la confianza de las personas interesadas en las noticias ha vuelto a descender, disminuyendo gradualmente del 50% en 2019 al 36% en 2023.
Esta disminución de 14 puntos porcentuales en tan solo cinco años coincide con la administración de AMLO y su estrategia de desacreditar a los medios y periodistas críticos hacia su gobierno.
Surge la interrogante de si esta tendencia es irreversible en un contexto de polarización política generalizada, crisis económica de los medios, dificultades financieras de las plataformas digitales, la era de la posverdad, las repercusiones de la pandemia de Covid-19 y la propagación de propaganda y desinformación debido a la guerra en Ucrania.
El prestigioso informe sobre el consumo de noticias digitales a nivel mundial vuelve a analizar a 46 países en 2023. En el caso de México, revela que la confianza tanto en los medios tradicionales como la radio, la televisión y la prensa, así como en las redes sociales, ha disminuido en los últimos años. Según el Reuters Institute, «la televisión y los medios impresos han perdido gradualmente importancia desde 2017». Además, destaca que «los mexicanos tienen uno de los niveles más altos de acceso a noticias a través de las redes sociales», aunque «el nivel general de confianza en la industria de noticias mexicana sigue siendo relativamente bajo».
El Digital News Report 2023 no deja lugar a dudas: ha disminuido la confianza en los medios digitales, la televisión, las redes sociales y los medios impresos. Estos últimos han sufrido la caída más significativa, pasando de contar con un nivel de confianza del 51% en 2017 a solo el 20% en 2023. Los medios tradicionales con mayor confianza son TV Azteca (40%), Televisa (31%) y El Universal (22%). En cuanto a los medios digitales, los más confiables son nuevamente TV Azteca (23%), El Universal Online (22) y UnoTV (21).
Las marcas de noticias más reconocidas son CNN (68%), seguida de El Universal, Imagen Noticias y Milenio (todas con un 62% de confianza). El Economista cuenta con un nivel de confianza del 59%. En el informe de 2023, aparece por primera vez Latinus (47%), un medio digital altamente crítico hacia el presidente López Obrador y la denominada Cuarta Transformación, mientras que Animal Político ha desaparecido de la escena. Todos han perdido confianza.
Es evidente que, en la era digital, la confianza en las noticias y los medios de comunicación ha sufrido un fuerte golpe. Si bien el crecimiento de las plataformas digitales ha facilitado el acceso a la información, también ha dado lugar a la difusión de noticias falsas y desinformación generalizada, lo que genera confusión, escepticismo y falta de confianza en el público.
La falta de regulación y, sobre todo, el escaso compromiso y la insuficiente verificación de la información por parte de los medios y las redes sociales permiten que la desinformación se propague sin control, convirtiéndose en una amenaza que socava aún más la confianza en las noticias.
Además, muchas personas carecen de las habilidades y la alfabetización necesarias para identificar, verificar y evaluar críticamente la información que consumen en línea, lo que las deja vulnerables ante la desinformación, las noticias falsas y los discursos polarizantes y cargados de odio. Los periodistas también se enfrentan a una avalancha de falsedades, mentiras y confusiones intencionales, potenciadas por algoritmos y figuras polémicas del ámbito público, tanto de izquierda como de derecha.
Este descenso en la confianza informativa representa un gran desafío para periodistas, analistas y editores, quienes se ven obligados a luchar contra la percepción negativa que rodea a su profesión. Los errores y los sesgos en la cobertura de noticias han erosionado la confianza de las audiencias, que buscan fuentes de información alternativas, algunas de las cuales son aún menos confiables, o incluso optan por desconectarse de las noticias debido a la excesiva violencia.
Las redes sociales y los algoritmos de recomendación personalizada personalizan la información que se muestra a los usuarios, lo cual puede ser útil, pero también crean burbujas informativas artificiales en las que las personas se exponen únicamente a puntos de vista similares o completamente opuestos a los suyos. Esto profundiza la polarización y dificulta la exposición a opiniones y perspectivas diferentes, lo que afecta la pluralidad de ideas, la diversidad informativa y el pensamiento crítico.
Es innegable que el modelo de negocio de muchas organizaciones de noticias se ha visto afectado por la disminución de los ingresos publicitarios, el desplazamiento de los presupuestos hacia los buscadores de Internet y la falta de disposición de los consumidores a pagar por contenido. Esto dificulta la inversión en periodismo de investigación y calidad, así como la contratación de periodistas expertos. La desconfianza en los medios y las noticias no es algo nuevo, pero en la era digital se ha amplificado y es más fácil de medir. Los medios de comunicación están buscando alternativas ante un panorama muy adverso. Deben esforzarse por ser más transparentes, reconocer y corregir errores de manera oportuna, y proporcionar información sobre su proceso de recopilación y verificación de datos.
Las plataformas digitales también deben asumir la responsabilidad de combatir de manera más decidida la desinformación y mejorar los algoritmos de recomendación, siempre salvaguardando la libertad de expresión y el derecho a la información.
En el viejo periodismo sin Internet se solía decir «malas noticias, buenas noticias», debido a consideraciones de rentabilidad y negocio por parte de los medios que explotaban información sensacionalista. En la era de Internet, la mala noticia para los medios y las redes sociales es que la proliferación de noticias falsas, violencia y confrontación ya está pasando factura en los valores más importantes del periodismo: la credibilidad y la confianza. Esa también es una mala noticia.