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MI PRIMERA BODA GAY

Por Mayra Teresa Gaxiola Soto

A seis años de haberse aprobado en Michoacán que las parejas del mismo sexo pueden casarse sin obstáculos cuando el Congreso local aprobó reformas al Código Familiar, (mayo del 2016), el fin de semana pasado asistí por primera vez a la celebración de un matrimonio igualitario en La Piedad y me sentí realmente muy bien.


El hecho de que sea la primera ceremonia a la que asisto no significa que sea la única o la primera en La Piedad, ya que incluso desde el 2014 se habían celebrado varias bodas igualitarias de parejas que tramitaron amparos constitucionales concedidos por la justicia federal.

Este tema viene a colación precisamente porque la semana pasada se conmemoró el Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, Lesbofobia, Transfobia y Bifobia y el Congreso de Michoacán refrendó su compromiso de trabajar para promover el respeto a la diversidad, fomentar la inclusión y erradicar cualquier tipo de discriminación en contra de la comunidad, LGBTTTIQ+.

Nuestra paisana Adriana Hernández Íñiguez, Diputada Presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, colocó la bandera de la comunidad en la fachada del Palacio Legislativo tanto para conmemorar esta fecha, como para ofrecer que trabajarán en erradicar cualquier discriminación, ya que dijo, el año pasado se registraron al menos 78 muertes violentas de personas LGBTTTIQ+ en México, por motivos presuntamente relacionados con su orientación sexual o identidad o expresión de género y al menos en Michoacán van a promover el respeto a la dignidad de estas personas quienes históricamente han sido segregadas.

Le comentaba amable lector al inicio de este escrito que me sentí muy, muy bien en esta mi primera boda gay, no sólo por la felicidad que demostraban los contrayentes, sino por todo el apoyo que tuvieron principalmente de sus padres y de toda la familia.

Después de meses de relación, la primera decisión importante que debieron tomar los novios, ahora legalmente esposos, fue el irse a vivir juntos y luego de poco más de 4 años de convivencia como pareja, dar el paso definitivo: contraer matrimonio Civil.

Claro, se dice fácil, se escribe en un párrafo, pero no lo fue. “Cuando decidimos casarnos, dijimos: haremos algo muy íntimo con la familia, máximo 50 personas, pero mi mamá me decía ya invitaste a fulana o a zutano y así la lista fue creciendo hasta 150”, contó uno de los contrayentes.

Este último comentario, demuestra el amor incondicional que hubo de parte de sus padres que contrario a la situación de vergüenza, aislamiento y humillación que tienen que vivir la mayoría porque se sienten excluidos no sólo de la sociedad sino de su propia familia, ellos pudieron casarse no sólo sin obstáculos sino con el apoyo incondicional de sus padres, hermanos, tías, tíos primos y por supuesto de sus amigos. Estuvieron con ellos quienes realmente los quieren y aceptan.

Una de las ventajas de este matrimonio es que se sentirán legal y emocionalmente seguros y felices. No es que hayan sido infelices viviendo en unión libre, pero hay un momento en la relación de pareja, en el cual sienten que requieren esa certeza jurídica en temas importantes como los bienes, los alimentos, la seguridad social, entre otros.

A esta pareja, el proceso para contraer matrimonio no les representó ninguna traba o complicación, contrario a lo que pudieron pensar en algún momento. El oficial del Registro Civil llegó puntual a la cita en el mismo lugar donde fue el banquete, solicitó la presencia de los contrayentes y sus testigos y procedió a la ceremonia, leyéndoles finalmente sus derechos y obligaciones y como obviamente no habría culto religioso, ahí mismo se entregaron las argollas que simbolizaron la unión de sus corazones.

UNA BUENA NOTICIA

Habíamos comentado aquí sobre la importancia de que los maestros se involucren en orientar a niños, adolescentes y jóvenes sobre el delito tan de moda actualmente como es la trata de personas en qué consiste, como pueden protegerse y denunciar cualquier conducta situación o circunstancia que les resulte sospechosa.

Bueno, pues como si hubiese leído la propuesta, esta semana tuvimos la buena noticia de que la diputada piedadense, presidenta de la mesa directiva en el Congreso local Adriana Hernández, presentó una iniciativa para prevenir y erradicar la trata de personas.

Dicha iniciativa, además de que facilitará la denuncia de las víctimas, que estas lo hagan con personal empático, experto y respetuoso, propone que los maestros sean capacitados para orientar a sus alumnos tanto a protegerse como a fomentar la denuncia y en las escuelas se creen protocolos internos claros y precisos para inhibir y prevenir este delito.

Habla también del involucramiento de asociaciones civiles y las acciones que corresponden al estado, aunque de ello hablaremos ampliamente en otra ocasión. Lo más importante es que ya hay quién hace caso a nuestros ruegos para que además de la orientación en casa, en su escuela nos ayuden a que nuestros hijos regresen sanos y salvos a casa, que es el tema principal que hemos venido abordando las últimas semanas.

SE OLVIDARON DEL BULEVAR

Pues ya están encima las lluvias y nada se ha sabido, ni siquiera como proyecto que se vaya a arreglar o cuando menos darle una ‘manita de gato’ al tramo donde no se hizo nada del bulevar Lázaro Cárdenas.

Dicen sus allegados que el alcalde Samuel Hidalgo decidió esperar a que empiecen los problemas de baches en el tramo tristemente famoso y recién arreglado de esa importante avenida para de una vez cerrar de nuevo y hacer la rehabilitación de todo, al fin y al cabo, está plenamente consciente que es una obra tan mal hecha que le tendrán que meter muchos billetes aún en cuanto caigan las primeras tormentas.

Y LOS COMPLEMENTOS ¿PA’CUANDO?

Quitaron las luminarias del camellón central, disque para modernizarlas; la señalética, con el mismo cuento de que colocarían unas ‘de alta tecnología. Pero…del dicho al hecho…

Bueno, ni siquiera se ha arreglado el camellón donde únicamente se tiene que dar la orden para que el personal de parques y jardines haga lo propio. Ahí tienen empleados, cuentan con suficientes y variadas plantas, sólo falta voluntad de quien los dirige. Imagínese si no hacen esas obras donde no tienen que invertir, ¿qué podemos esperar del resto? ¿Será que las obras donde no hay inversión no les interesan porque no obtienen ningún beneficio? ¿Y la anunciada ciclovía? De eso mejor ni hablamos.

Pero lo más curioso por llamarlo de alguna manera, es que el asunto ha quedado olvidado no sólo por las autoridades, sino por la misma ciudadanía, como que ya nos acostumbramos o nos conformamos con que hayan abierto el bulevar luego de más de un año de espera, que, aunque son evidentes las fallas en la carpeta asfáltica, el mal trabajo salta a la vista y hay tramos donde pareciera que las llantas de nuestro vehículo están ‘boludas’, nos hemos quedado calladitos, calladitos, bien resignados. Aunque claro, con las primeras tormentas ese silencio acabará y explotará la bomba.

Según los ingenieros expertos consultados, un bache aparece porque algo en la cadena de construcción se hizo mal; porque es una obra mal diseñada, donde no hubo un buen cálculo del espesor o usan materiales de mala calidad. En esta obra, se suman todos esos factores más la falta de supervisión de esta.

Ya nos acostumbramos a que en cualquier calle de la ciudad haya no uno sino múltiples baches. Ya nos acostumbramos también a que se tenga que realizar constantemente el programa de bacheo para reparar esos agujeros. Pero si tomamos en cuenta lo que dicen los expertos, eso significa que son obras mal planeadas, que no cuentan con el espesor debido y que usan materiales de mala calidad. Ahí está el meollo del asunto y para ser más claros, ahí está el negocio del asunto.

No tendríamos porqué circular por calles llenas de agujeros, o que constantemente las tengan que cerrar para bachearlas si las cosas se hicieran bien, si los millones que anuncian en inversión realmente se destinaran y no fueran a parar a los bolsillos de los funcionarios y principalmente del alcalde en tuno.

En las obras que se licitan, hay una constructora responsable de las mismas, pero de nuevo volvemos al asunto del dinero, precisamente por los tradicionales ‘moches’, (dinero que dan por debajo del agua a los funcionarios en turno), la empresa queda exenta de obligaciones y ese dinero que debe invertir en buenos materiales, en el espesor adecuado y en general en un buena planeación, ejecución y supervisión de esta, va a dar al bolsillo del o los burócratas y ahí ¿quién reclama?

Es un círculo vicioso, en lugar de obligar a la constructora a reparar los daños, la calle entra al programa de bacheo municipal que es un gran negocio también, porque jamás aplican material adecuado en ese agujero que a la semana o mes siguiente está igual y es cuento de nunca acabar mientras haya dinero de por medio. ¿Por qué cree Usted que los alcaldes y sus funcionarios de primer nivel en 3 años cambian de estatus social? Se vuelven de gustos refinados, buscan las mejores zonas para vivir, tienen los vehículos más costosos y no uno, varios…Adivinó si pensó mal.

ES MOMENTO DE DESPERTAR Y EXIGIR

Pero los ciudadanos somos quienes podemos cambiar esta forma de trabajar de las autoridades, en este caso de La Piedad, no en todas las obras porque tampoco podemos dedicarnos sólo a eso, cada uno tenemos nuestras propias actividades, pero sí en las que se hacen en nuestra calle, en la que además tenemos una participación económica.

Y aun cuando no aportemos dinero para hacerla, es la obra que más nos interesa, es la que nos beneficiará o afectará si se daña y, además, es la que más se nos facilitaría vigilar.

Desde que se planee una obra, como vecinos previamente organizados, podemos exigir información sobre quién la realiza, ya sea de manera directa el Municipio o una constructora, qué materiales usarán, si es pavimento, el espesor, quién es él o los responsables de supervisar su calidad, exigir por escrito y firmado, una garantía de durabilidad, quién se encargaría de reparar cualquier desperfecto, etcétera, etcétera.

Creo que es una forma simple y un mensaje claro para quien hace esa obra, de que sepan que la gente los está vigilando, que no se mandan solos y que cada peso que gastan no es de su bolsa, es de nuestro dinero y así como cuando construimos nuestra casa o hacemos cualquier reparación estamos al pendiente de costos y de que se haga bien, lo mismo ocurre en nuestra calle o nuestra colonia y nuestra ciudad en general.

Si le parece que vale la pena, comparta estas líneas, amable lector, para que cada vez más gente se involucre en lo que ocurre en La Piedad e interactuemos sobre lo que aquí se plantea. Los leo.