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PIEDADENSES SE OPONEN A AMLO, TIRANO Y DESTRUCTOR

Por: Rafael Ayala Villalobos

Hoy domingo hay elecciones en Coahuila y en el Estado de México mientras el país va de mal en peor en todo y la democracia constitucional de la República sufre el combate del presidente, arruinador de vidas, con sus irresponsabilidades institucionales, políticas y personales, mostrándose cada día más necio e intolerante, más inepto y corrupto, mentiroso y destructor.


Pero en La Piedad la ciudadanía le hará frente.

Andrés Manuel López Obrador, apoyado por una caterva de gobernadores y politiqueros que ganaron apoyados por la delincuencia organizada, se basa en las fuerzas armadas y en su clientela política que sin ninguna dignidad vende su voto. Y así, con esos apoyos y la enorme chequera que maneja a contentillo, el del palacio se ha lanzado contra la República como buen tiranozuelo.

Los piedadenses lo saben y se aprestan a oponerse efectivamente, no solo ya a quejarse.

Un ejemplo: el presidente no acata decisiones judiciales que revierten las suyas por inconstitucionales. Y por ello descalifica groseramente a los ministros de la Corte y al Poder Judicial y, hace poco, el ratero de palacio ha acusado al máximo órgano de control constitucional, de «operar un golpe de Estado técnico» contra él. Cínico que es.

Es muy grave que haya hecho una declaración así porque pone a México al borde de una crisis institucional, además de que revela su talante pandilleril y golpista cuando es el presidente con más desaparecidos, feminicidios y homicidios de toda la historia de México, cuando ha destrozado las instituciones de salud que el año anterior dejaron de surtir más de 15 millones de recetas mientras que él, el tirano bueno para nada, gasta más de 500 mil pesos todos los días en sus verborréicas e inútiles mañaneras que ya tienen hasta el copete a la mayoría de los piedadenses.

Es verdad grande que las elecciones de mañana son muy importantes, particularmente las del Estado de México, ya que determinarán, pero no decidirán, las elecciones presidenciales de 2024; además se trata de la entidad más poblada y con el parón electoral más grande.

Darán indicios, pero solo eso, para saber qué tanto le sirvió a Morena corromper el voto chantajendo a los beneficiarios de 12 programas asistenciales y que los gobernadores morenistas pusieran dinero robado y operadores políticos –Michoacán incluido- en la campaña de Delfina.

Y por el lado opositor se verá si la estrategia de que la candidata utilizara un discurso altamente propositivo, sin entrar en confrontaciones, sirvió o falló, además de otros aspectos de su estrategia de campaña.

El resultado de esta elección influirá en las estrategias que determinen los partidos y la ciudadanía en el 2024 para enfrentar exitosamente a Morena.

Ya habrá oportunidad de comentar los resultados de las elecciones de mañana. Ahora quisiera llamar su atención hacia los procesos internos de postulación de las candidaturas para 2024, muy especialmente la de la presidencia de la república.

Desde antes de 2018 he reiterado el riesgo de la instauración de una dictadura en México. Algunos no me creían y no pocos me expresaron que era una exageración. Pero la amenaza de dictadura no solo ha asomado la cola del diablo, sino que ya está presente, de cuerpo entero.

La última declaración presidencial contra la Corte, cuando el presidente dijo que es víctima de un golpe de Estado por parte del Poder Judicial, no es mera ocurrencia locuaz, sino que se apega a una estrategia según la cual, deben utilizarse todos los recursos al alcance del morenismo para frenar a sus adversarios políticos, «a los conservadores», acusándolos desde ahora hasta de querer violentar al país, ya que, dice,” la violencia siempre viene de la derecha».

El violador del Estado de Derecho, el responsable de la polarización y la división, el destilador de odio, el defensor de quienes asedian violentamente las instalaciones de la Corte, el que desacata los ordenamientos judiciales, el desmantelador de instituciones que empoderan a la sociedad civil, ahora se dice «víctima» de un «golpe de Estado técnico». El burro hablando de orejas.

Como en Alicia en el país de las maravillas, el mundo al revés. Todo para justificar sus rupturas del orden institucional impulsadas desde palacio nacional. A ese grado han llegado las cosas.

Así que si hay problemas en los comicios de mañana, los responsables serán los opositores políticos a la falsa transformación, y los oficialistas no querrán reconocer sus derrotas bajo el argumento de que se les hizo fraude.

¿Qué se derivaría de un comportamiento lopezobradorista de esas características?

¿Van a provocar actos de violencia y acusar a la oposición de ello?

Por eso hay que repetir que el remedio para detener el mal autoritario es la más amplia participación ciudadana en las decisiones del país y del municipio de La Piedad, en su momento. Ojalá que los ciudadanos del Edomex concurran masivamente a las urnas.

Por supuesto, hay que seguir activos y firmes en la defensa de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, del Instituto Nacional Electoral, también del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, asimismo del municipio libre, institución a la que el tirano le quitó 12 programas con fondos participables y redujo otros más que tienen que ver con la seguridad, perjudicando a los piedadenses y a los habitantes de los municipios del país.

Podemos estar ciertos de que los ataques a estos organismos aumentarán en palabra y en los hechos. Se aproxima algo muy feo que solo podremos detener con valor, organización y acción.

Por otro lado, los partidos de oposición que se han coaligado tienen que aceptar la necesidad de la participación de la sociedad civil en la definición del método para la selección de la candidatura presidencial opositora, como lo insistió el reciente Congreso Nacional del PRD, además de hacer el compromiso de establecer gobiernos de coalición que concreten programas de un alto contenido social. Ningún partido opositor ha sido tan claro en esto como el PRD. Pero no es tarde. Es momento de definiciones. O somos o no somos.

Entre las definiciones está la de diseñar un método amplio, democrático, incluyente, con participación ciudadana para la postulación del candidato presidencial, a las senadurías, a las diputaciones y al ayuntamiento.

Llegó el momento de las definiciones, pero no de la persona, sino de la forma concreta en la que se materializará la alianza entre partidos y organizaciones de la sociedad, entre militancias y ciudadanía, con el propósito común de brindar un proyecto de futuro distinto al que Morena pretende preservar y que ha sido altamente perjudicial para el pueblo.

Al respecto hay que decir que el sábado anterior en La Piedad, se instituyó el Frente Cívico Nacional La Piedad, organización de ciudadanos libres, con o sin partido, que quiere alentar el diálogo dentro de la sociedad civil y con los partidos opositores, elaborar un proyecto común, establecer un mecanismo democrático para elegir candidatos con participación de la ciudadanía y un gobierno de coalición. Por sus acuerdos, se entiende que el FCNLP está en la línea que a nivel nacional trabajan muchas organizaciones sociales ajenas a los partidos, pero en diálogo respetuoso con ellos.

Es buena noticia que los piedadenses opositores a Amlo y a la 4T hayan dado un paso al frente.

Por otra parte, no debe perderse de vista el papel de la delincuencia organizada, la cual ya aprendió a meterse en los procesos electorales en favor de Morena y a la que López Obrador, recientemente, envió el otro día, con su acostumbrada insensatez, la propuesta de «un acuerdo de paz», lo cual significa que buscará tenerlos más tiempo de aliados para que ayuden a sus candidatos a ganar, como lo han hecho.

Estamos, pues, ante un escenario tan tenebroso como peligroso; pero no imposible de revertir si la ciudadanía “se pone las pilas” y pasa a la acción organizada.

Está en juego el futuro democrático inmediato de México.

En primerísimo término, los partidos opositores deben concebir un procedimiento que realmente involucre a la ciudadanía. Y el primer paso es llamar su atención, mostrando a los diferentes prospectos en escenarios y circunstancias equitativas, fuera de los salones y las audiencias reducidas y los lleve a un contacto directo con las y los votantes. La política se hace en la calle. En los salones y en las cafeterías se hace grilla. Esto aplica para lo nacional y para lo municipal.

Después de algunas semanas, conviene aplicar encuestas para conocer los resultados de esa presencia y participación de los prospectos.

En una segunda etapa, ya con dos o tres contendientes, juntos, volver a efectuar recorridos para movilizar a la ciudadanía y, o con elecciones primarias o con una batería de encuestas, tomar la última decisión que permita parir una candidatura vigorosa y viable, ganadora e irreprochable desde el punto de vista democrático y, sobre todo, legitimada por la ciudadanía.

No nos distraigamos ni nos enredemos pase lo que pase mañana en Coahuila y el Estado de México, porque los acontecimientos de los últimos días, nos confirman la determinación gubernamental de seguir en la ruta de instaurar una dictadura que elimine el equilibrio de poderes propio de las democracias, igual que los controles constitucionales y legales necesarios para evitar los excesos del Poder Ejecutivo.

Eso de que el demagogo mayor propone elegir a los magistrados de la Corte, por ejemplo, es en realidad, una propuesta de reforma que vista en su conjunto, es un revoltijo de contradicciones envueltas en verborrea pseudo-democrática para ocultar el fondo del asunto: el gobierno quiere adueñarse de todo el proceso para organizar las elecciones porque teme perder los comicios del 2024.

El mentiroso presidencial es un necio. Va a mantener su intención de aplastar a la oposición para establecer un régimen dictatorial; ahora, de la mano de las fuerzas armadas a cuyas cúpulas ha ido cooptando con jugosas dádivas, y en complicidad con grupos del crimen organizado para ganar elecciones, así como de politiquillos de chisguete que enmorenados, ahora se sienten importantes y se las dan de “operadores”.

Estamos, pues, ante un gobierno fracasado, que no tiene nada de «humanista», enredado en la desesperación por sus propios errores, y que ha derivado en una coalición con militares corruptos y el crimen organizado.

Es decir un narco – Estado, militarista-populista, un Estado democrático fallido.

La profundización y consolidación de esa tragedia nacional, es la que debemos derrotar.

Lo tenemos que hacer juntos, en amplia unidad opositora, como ciudadanos, como familias unidas.

Y para eso tenemos que ser generosos y tolerantes.

Hay que decir, no obstante, que la unidad no bastará.

¿Qué faltará?

Luego hablaremos de esto.

Sean felices.