La Piedad, Mich.- Cada 3 de Mayo se celebra en México al Día de la Santa Cruz pero también al Día de los Albañiles, ambas son festividades con un fuerte arraigo en el pueblo mexicano y tienen su origen en los tiempos prehispánicos.
Algunos historiadores refieren que durante los primeros días de mayo, nuestros antepasados dedicaban rezos y rituales a Tláloc para que durante hubiera buen temporal y que las cosechas de los frutos del campo fueran abundantes.
Actualmente, los labriegos siguen implorando por buenas lluvias, solamente que ahora ese favor se lo piden a Dios, a la Virgen de Guadalupe, a San Isidro Labrador o a otros santos que se veneran en cada una de las distintas regiones del país.
Relatan los textos antiguos que a finales del siglo III, la emperatriz Elena se dedicó a hallar la cruz en la que Cristo murió y para ello mandó demoler un templo dedicado a los viejos dioses paganos de los romanos, y bajo los escombros hallaron las tres cruces (donde se colocó a Jesucristo y las otras donde murieron los ladrones Dimas y Gestas).
Para descifrar cuál era la que había sostenido a Jesús, llevaron a un moribundo y lo hicieron tocar cada cruz; en cuanto tocó una de estas recuperó instantáneamente su energía vital. Por este hallazgo la mujer fue canonizada, y hasta la fecha se le venera como Santa Elena de la Cruz.
El Día del Albañil
Los encargados de demoler el templo romano y quienes encontraron la cruz, fueron precisamente trabajadores de la construcción (albañiles). De ahí que este gremio se asociara desde entonces a este día.
Es por eso que cada 3 de Mayo, se coloca una cruz en la obra que se está construyendo y se adorna con flores y una veladora. Después de trabajar medio día, el patrón convida a los albañiles con una buena comida y se tiran cohetes.
En ocasiones incluso se lleva una banda de música y se invita a familiares de los trabajadores para que celebren con ellos su día. El fin de este rito es, además de celebrar su oficio, pedir por que la obra sea conducida a buen final.