La Piedad, Mich. – Las elecciones de 2024 se han convertido en las más violentas en la historia reciente de México, con un aumento significativo en los actos de violencia y amenazas contra candidatos, funcionarios electorales y ciudadanos. Hasta la fecha, se han registrado múltiples incidentes en diversos estados del país, generando un clima de temor e incertidumbre.
Los informes de las autoridades y organizaciones civiles indican que desde el inicio del proceso electoral se han contabilizado más de 120 ataques relacionados con la contienda política, incluyendo 34 asesinatos de candidatos y precandidatos de distintos partidos. Estos hechos han ocurrido en estados con altos índices de violencia como Guerrero, Michoacán, y Oaxaca, pero también se han extendido a regiones tradicionalmente más tranquilas, como Yucatán y Querétaro.
Además de los ataques directos, numerosos candidatos han denunciado amenazas de grupos criminales que buscan influir en los resultados electorales. En varios casos, estos grupos han exigido pagos o favores políticos a cambio de «protección», generando una mayor vulnerabilidad en el proceso democrático.
Las autoridades federales han desplegado fuerzas de seguridad adicionales en las zonas más afectadas, pero la respuesta ha sido insuficiente para frenar la ola de violencia. Organizaciones internacionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y Human Rights Watch han expresado su preocupación por el impacto que esta situación puede tener en la legitimidad de las elecciones.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha condenado los actos de violencia y ha asegurado que su gobierno está trabajando para garantizar la seguridad de todos los involucrados en el proceso electoral. Sin embargo, críticos señalan que las medidas adoptadas hasta ahora han sido ineficaces y que es necesario un enfoque más integral para abordar las causas subyacentes de la violencia.
En medio de este contexto, los partidos políticos y sus candidatos enfrentan el desafío de continuar con sus campañas en un entorno altamente hostil. La sociedad mexicana observa con preocupación cómo la violencia amenaza uno de los pilares fundamentales de la democracia, esperando que las autoridades logren restablecer la paz y la seguridad antes del día de las elecciones.
Este proceso electoral, marcado por la violencia y la intimidación, representa un desafío crítico para la democracia en México y pone de manifiesto la urgente necesidad de fortalecer las instituciones y garantizar la seguridad de todos los ciudadanos.