Por Mayra Teresa Gaxiola Soto
Espero que esté pasando un feliz domingo y muchas gracias por leerme. Luego de saludarle, paso a comentarle cómo se han relajado las medidas sanitarias en lugares públicos y aunque claro, el cuidarnos depende de la responsabilidad de nosotros como adultos, en el caso de los niños, debemos inculcarles o recalcarles los cuidados que ya tenemos aprendidos y creíamos se quedarían como un hábito.
Aunque afortunadamente las vacunas nos protegen, no debemos descuidarnos contra el coronavirus ahora que las escuelas de todos los niveles están trabajando de manera normal -dentro de lo que cabe en algunos casos- porque muchos directivos escolares hicieron malabares para operar, ya que en varias colonias las instituciones fueron vandalizadas.
En cualquier calle podemos ver desde muy temprano a todos corriendo, pero los niños con las caritas sonrientes. Ya tenían ganas de ver a sus amiguitos o conocerlos, porque muchos ni de eso tuvieron oportunidad cuando inició la pandemia.
Los niños no alcanzan a percibir la magnitud de la tragedia de esta pandemia que enlutó a miles de hogares en el mundo, pero nosotros los adultos sí y nos corresponde cuidarlos y enseñarlos a hacerlo.
Tanto los niños como los adolescentes y los jóvenes se ven felices con sus uniformes y mochilas nuevas, porque a nadie les quedaba el anterior y tenían 3 años sin estrenar útiles, ya que en las clases desde casa reciclaban en su mayoría. Los papás, como siempre ocurre para estas fechas, quedaron en la ruina, pero los estudiantes ni siquiera reparan en ese hecho.
¿PERO QUÉ APRENDERÁN?
Al retroceso en la educación luego de 2 años de pandemia y posteriores suspensiones el año pasado, debido a rebrotes de la enfermedad, tenemos que añadir el hecho de que el nuevo modelo educativo y planes de estudio, no acaban de cuajarse.
Aunque a los niños muy poco les importe eso, los adultos sabemos lo importante que los libros de texto y planes de estudio se renueven, mejoren, en una palabra, se actualicen, pero en base a estudios reales, con la participación de maestros, de padres de familia, de la sociedad en general y principalmente de expertos, sin intereses ideológicos y políticos como ha estado ocurriendo.
Durante el encierro de la pandemia que tuve a mis nietos de visita y la oportunidad de apoyarlos en sus tareas, estuve analizando el contenido de los libros de texto gratuitos, muchos de ellos con datos históricos, fechas de guerras de tal o cual país, totalmente obsoletos; a estas alturas, hay otras muchas cosas que deben saber, cosas que les sirvan para la vida real, cosas de la historia reciente del mundo claro, pero principalmente de nuestro país.
ANUNCIAN MEJORAS, PERO QUEDAN EN ANUNCIOS
Pero al parecer nadie se preocupa por actualizarlos. Claro, hemos escuchado que se hará. Por ejemplo, para el calendario escolar 2019-2020, el entonces titular de la SEP se comprometió a que ‘ahora sí habría cambios en algunas cuestiones fundamentales y que promoverían una educación más humanista’.
CAMBIOS NO MEJORAS
Pero Esteban Moctezuma (en ese tiempo secretario de educación) dejó claro que no se modificarían los contenidos ni de los libros de texto ni de los planes y programas de estudios, ¿entonces’, ya que para eso se realizaría una propuesta socializada, consultada, densa, ‘para no imponer un Nuevo Modelo Educativo sin consultar a los maestros y padres de familia, como se hacía antes’. No podía perder la oportunidad de culpar a sus antecesores.
¿Qué pasó? ¡ah sí! La pandemia.
VA DE NUEVO
En mayo pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que los libros de texto tendrán nuevo contenido educativo desde las ciencias naturales hasta las sociales pasando por todas las materias, para forjar a las nuevas generaciones de niños en un contexto más humanista y que permita borrar el neoliberalismo y el neoporfirismo. (¿?).
“Primero como buenos humanos y luego buenos científicos, no abandonar el humanismo”, -dijo- ‘queremos buenos maestros y queremos buenos ciudadanos que van a practicar el amor al prójimo”, por eso los cambios de los contenidos educativos, explicó el presidente, quien aseguró que ‘esos cambios no le parecerán al conservadurismo, que seguramente no quieran que haya estos libros de texto, pero se tiene que seguir en esa dirección’.
Otra vez los intereses ideológicos y políticos, por encima del estudiantado.
Si el presidente sólo hiciera los anuncios omitiendo los comentarios sobre el neoliberalismo, el neoporfirismo, el conservadurismo, ideologizados pues, y en lugar de ello, además de explicar y definir claramente qué cambios se harán y de qué análisis o expertos surgen, pero sobre todo que sean reales y se lleven a la práctica no estaríamos aquí abordando el tema.
Los niños y adolescentes van con la mente abierta y toda la disposición para aprender; los papás leemos y escuchamos quejas y críticas sobre los planes de estudio, sobre los cambios en los libros de texto, sin saber bien a bien, en qué consisten o si sólo son anuncios y en medio los maestros pensando: ¿para dónde me hago?
Los maestros saben lo importante que sería renovar planes, mejorar y actualizar los libros. Pero en el salón de clases hay que trabajar con lo que hay, eludiendo en la medida de lo posible lo que saben para nada les sirve a los niños y enfocándose en lo real, en lo que servirá para su vida diaria y su futuro.
Los niños deben aprender a resolver los problemas de la vida diaria, a apoyarse solidariamente entre compañeros, dejando de lado el individualismo y a eso se están enfocando en el salón de clases, ¡enhorabuena!
SON MAESTROS LA PIEZA FUNDAMENTAL
Afortunadamente, ya los maestros han entendido que sus alumnos deben aprender que, sin importar su origen, su condición personal, económica o social, todos somos iguales y tenemos los mismos derechos.
Por eso cada vez vemos que la educación en las aulas se centra en formar niños solidarios, que se preocupen por la salud y el medio ambiente; se les fomenta el respeto a los mayores; solidaridad con los discapacitados y amor a la patria.
FALTA EL APOYO DE LOS PAPÁS
Sin embargo, pese a todo el esfuerzo que vemos en muchos de los maestros por formar mejores ciudadanos, éstos se sienten desilusionados por la forma de comportarse de muchos de sus alumnos y la total falta de respeto que muestran. Y eso, señores, es la educación que viene de casa.
“Es tan triste escuchar su vocabulario, que para muchos de los niños es tan común, que no se detienen ni siquiera porque los maestros estamos presentes”, me han comentado los mismos docentes.
APRENDEN EN LA ESCUELA, SUS PADRES, EDUCAN
Esto ha sido desde siempre, una de las polémicas a discutir porque son dos cosas diferentes. (dicen). Los profes sostienen que sus alumnos deben venir educados por sus padres y ellos sólo les enseñarán sus conocimientos, que es lo que les corresponde.
Pero si analizamos esta situación, creo que sería muy triste que los maestros solo enseñen y no eduquen y que los papás solo eduquen y no enseñen. Esa debe ser una responsabilidad compartida.
Si los profesores ven que los alumnos se están comportando mal, no pueden cerrar los ojos o hacer como que no se dan cuenta. O comentarlo fuera del aula como la gran catástrofe que los tiene muy tristes porque los niños no tienen ninguna disciplina en casa y eso se denota en su mala educación.
Casi todos los niños viven con una familia y pasan por una escuela, así que es en estos dos lugares donde aprenderán los modales, conocimientos y comportamiento en general para su vida futura.
Pero si tanto en su casa como en su escuela dejan la responsabilidad de esa formación uno al otro, -independientemente de su condición social o económica, no estamos hablando de estatus, eso pasa ‘hasta en las mejores familias-’, le quitan la oportunidad a ese niño, de recibir no sólo los conocimientos, sino la educación.
Si en su casa no se les educa, sea por la razón que sea, algo de lo que precisamente es de lo que más se quejan en estos momentos los maestros, deberían ser ellos quienes los eduquen además de enseñarles, les pongan las reglas, que al parecer les están faltando y en lugar de decir, eso no me toca, pueden contribuir a formar mejores adolescentes y jóvenes que se convertirán en adultos de provecho y los recordarán toda la vida por sus acciones.qUÉO