Por Rafael Ayala Villalobos
¡Extraaa! ¡Entérese! ¡El presidente ya tiró la toallaaa! ¡Y también el gobernadooor! “Sálvese quien pueda” o “rásquense con sus propias uñas” parece haber dicho el otro día el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla a los michoacanos, copiándole al presidente de la república Andrés Manuel López Obrador en eso de apapachar delincuentes y maltratar ciudadanos de bien.
En evento con policías advirtió que su gobierno ya no atenderá el principal servicio público de un gobierno: la seguridad pública. Decidió, dijo, dejar “la idea de continuar con la guerra que durante décadas no ha hecho sino agravar la situación de violencia” en Michoacán. (¡Ay, si!). Agregó: “Hoy nos encaminamos hacia una visión ampliada de la seguridad ciudadana, porque estamos trabajando para atender las causas, como son la pobreza, la marginación…”, (¡Ay, si! Bis) ¡Ooórale! Aplicará el catecismo inútil y fracasado del presidente. ¡Válgame Dios!
El desastre de los “abrazos, no balazos” ensangrenta al país. Al escuchar esa frase se siente terror y abandono. Y es que son los “blablazos, no balazos” de un gobierno de “güiri – güiri”. Esta estrategia fallida es la que el gobernador aplicará. De todos modos no estaba cuidando a los michoacanos. ¡Ya valió!
Acabar con la inseguridad combatiendo la pobreza parte de la falacia de que quienes delinquen lo hacen por necesidad económica. Eso no es cierto en la mayoría de los casos. Muchos jóvenes cobran en Jóvenes Construyendo el Futuro y de todos modos andan de “estacas”, “”sicarios” o “halcones”, por ejemplo. Aunque por poco tiempo, la delincuencia es redituable, más que los programas asistenciales. “Al hampón le gusta el dinero fácil”, dice por acá doña Meche.
Sí, el problema viene de endenantes, pero ahora está peor porque lo prohíjan hoy los que estaban en los gobiernos de ayer, en Michoacán y en el país.
Ojalá que lo dicho por el gobernador no sea porque el hampa robó casillas y metió votos para que ganara Morena en las elecciones del año pasado. Ojalá no sea por eso que el gobernador pide esquina y tira la toalla. Ojalá que no sea para cumplir algún indecible pacto. No lo creo, pero ahí están los hechos. Ojalá que no y que solo sea un error inducido por sus asesores que muy pronto pueda corregir. El gober tiene la oportunidad de hacer un buen papel, pero tiene que dejar de seguirle la corriente al presidente. Recuérdese que en 2024 saldrá el de allá en tanto que el de acá seguirá otro rato, probablemente con un presidente de filiación democrática y que sí entienda qué carajos es eso de ser Jefe de Estado y no camorrero de la política.
Difícil será que el gobernador combata la pobreza y la desigualdad si el presidente ahuyenta la Inversión Extranjera Directa como nunca por la inseguridad jurídica y de proyectos lo que junto con otras causas como la violencia incrementan los pobres, la salida de capitales, profesionistas y trabajadores calificados que han perdido la confianza en el gobierno federal y en el estatal. Para promover empleos bien pagados lo primero es generar confianza y eso solo es posible en un Estado de derecho.
¿Cómo le van a tener confianza a su gobierno si la federación le manda a la Guardia Nacional y al Ejército nada más de adorno, con órdenes de no actuar y no contener, al punto que descaradamente los malosos los corretean humillantemente?
El otro día detuvieron casualmente al chofer del Titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, César Erwin Sánchez Coria, transportando un millón y medio de pesos en efectivo, lo que llevó a la propia presidenta de Morena en Michoacán, Ana Lilia Guillén Quiroz, a decir que “este hecho público y notorio obliga a una investigación a fondo”. (¡Sopas!). Agregó que “es un acto evidente de corrupción que mancha al gobierno que encabeza el compañero de partido Alfredo Ramírez”, a quien advirtió: “él sabrá si permite que esto suceda aunque se trate de su compadre…”. Esto no provoca confianza.
¿Cómo tenerla si el secretario de gobierno Carlos Torres Piña queriendo componer el entuerto lo agravó, salió a dar luz sobre el caso: dijo que no era millón y medio, que ya lo habían contado bien y que era “!solamente un millón cincuenta!?”. ¿Recuerdan al alcalde nayarita que dijo haber robado pero “poquito”?
Las familias michoacanas hoy viven la peor crisis de violencia, inseguridad y miedo que hayan sufrido. El gobernador, a 8 meses de iniciado su gobierno, en lugar de exponer su estrategia para la seguridad, parece que ya se cansó, que llegó al cargo sin estar preparado en éste tema, pareciera que renuncia a cuidar a los michoacanos. O bien, pareciera que les deja el camino a los delincuentes para que hagan lo que les dé la gana. Hay que recordar que la delincuencia organizada metió la mano para que Morena ganara la elección en 2021.
En esa elección de gobernador en por lo menos las siguientes poblaciones: La Huacana, Múgica, Zamora, Aquila, Gabriel Zamora, y Nueva Italia, Apatzingán, San Lucas, Tacámbaro y Lázaro Cárdenas, entre otras, unos finísimos señores armados, encapuchados y gritones rellenaron urnas, forzaron a la gente que estaba en fila a votar por Morena, a los funcionarios de las casillas los obligaron a marcar las boletas para Morena y meterlas a las urnas, otras se las llevaron y las devolvieron rellenas.
Estas y otras acciones fueron documentadas por representantes de casilla y militantes de otros partidos, así como por testigos ciudadanos. La gente vio en redes sociales fotografías y videos de lo anterior. Los agraviados acudieron a las instancias judiciales electorales con pruebas en la mano en busca de anular la elección quienes resolvieron que era verdad lo denunciado pero en magnitud no suficiente como para anular los comicios. Es como si unos rateros se meten a la casa de usted y al denunciarlos y procesarlos el juez dice que no fue para tanto, que nada más se llevaron la televisión y la olla de cocer frijoles… ¡Habrase visto!
En la Piedad no alteraron las urnas, pero en las noches, cobardemente quitaban lonas publicitarias de la alianza PAN-PRD-PRI, obligaban a la gente a retirarla de sus tienditas o casas y a los taxistas a colocar en sus automóviles solo propaganda de Morena. Desde dos días antes de la elección amedrentaron a promotores del voto de la alianza opositora a Morena (me consta de los del PRD), incluso a algunos prohibiéndoles salir de su casa, entre otras travesuras. Ganó el partido del narco. ¡El Estado cedió territorio al crimen organizado!
Estamos peor que antes. Las cosas no estaban bien, pero hoy queda demostrado que eso que llaman la cuatro “T” no sirve para gobernar y hace sufrir a la ciudadanía.
Con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Michoacán hoy tiene el primer lugar en homicidios de 2022. De enero a marzo sucedieron 746. Del 1 al 18 de abril hubo 162 muertes violentas intencionales. Asociaciones y colectivos han denunciado la desaparición de más de 1,400 personas en los últimos tres años.
En Michoacán se va de susto en susto: en los 4 primeros días de marzo de este año hubo 51 asesinatos y en 8 horas del 22 de abril hubo 10, entre ellos descuartizados, quemados, descabezados, balaceados, colgados de puentes. Entre enero y abril de 2022 hubo 21 sanguinarias masacres, algunas de ellas a plena luz del día o de los focos y enfrente de la población como los 20 balaceados en el palenque de Zinapécuaro en marzo o los 17 fusilados en el velorio de San José de Gracia, ello mientras en los 3 primeros días de mayo ¡ya había 50 homicidios en el estado!.
Según el Consejo Nacional de Seguridad y Justicia Penal, entre los diez municipios más inseguros del país, están Uruapan, Zamora (con 196 homicidios por cada 100 mil habitantes) y Morelia.
Durante el desgobierno del presidente de la república, gracias a los “abrazos, no balazos”, solo en Michoacán 8,845 personas han sido asesinadas.
Mientras comunidades rurales son abandonadas por miedo, presidentes municipales y policías son amenazados, crecen las desapariciones, el rapto de mujeres, la trata de personas y los secuestros y las balaceras aumentan, mientras el derecho de piso se cobra a lo descarado como antes y grupos delincuenciales hacen de las suyas, extorsionan aguacateros, profesionistas, empresarios, constructores, se roban cosechas, imponen precios a los productos (como al limón), mientras amedrentan a periodistas, el gobernador morenista Alfredo Ramírez Bedolla, dice que siempre no, que no va a enfrentar a la delincuencia, que va a combatir la inseguridad por el lado de la pobreza, (¡Ay, si! tris), en un acto de renuncia que deja a los michoacanos a merced del hampa porque cuando el gobierno omite el cumplimiento de su deber entroniza a la delincuencia organizada, lo mismo que cuando el presidente dice que las fuerzas armadas no enfrentan directamente a los delincuentes “porque son seres humanos y también hay que cuidarlos”. ¡Pobrecitos!, dice doña Meche.
Cosa cierta es esa de que el gobierno defiende la integridad de los delincuentes, conviene recordar a Bartlett, a Ovidio, a Pío y a tantos otros. Por eso los que delinquen interpretan el yerro presidencial como impunidad.
Y surge entonces estrujante la pegunta: ¿qué caso tiene ver paseando por calles y carreteras a la Guardia Nacional y al Ejército si la orden que tienen dada es huir cuando los delincuentes aparezcan?
Ahora bien, dicen que la Guardia Nacional no ataca a los delincuentes, ¿pero sí a inocentes como al joven Ángel Yael, de Irapuato, entre otros?
El presidente dice una verdad de Perogrullo cuando afirma que los criminales son seres humanos. ¡Obvio! No se precisan dos dedos de frente para concluirlo. La razón le asiste cuando dice que el Ejército debe ser responsable en cómo y cuándo use su fuerza, pero ese no es el punto, el detalle está en que también son seres humanos las casi 100 personas diarias asesinadas por los delincuentes y los 100 mil desaparecidos. ¿Para con ellos el presidente no tiene empatía?
Para el presidente es muy fácil decir que no enfrentan delincuentes porque no vive en los lugares donde la gente clama para que haya orden, protección a sus personas y propiedades. El lema “Primero los pobres”, pasó a ser “Primero los narcos”.
El narcisista mayor cuida su imagen, su popularidad, aunque los resultados de su gobierno sean desastrozos. Egoísmo puro. Típico en él. Recuerde cuando en el PRI hubo una gran desbandada democrática encabezada entre otros por Cuauhtémoc Cárdenas para crear junto con decenas de organizaciones sindicales, sociales y partidistas, el Frente Democrático Nacional, formando una oposición robusta que defendió el fraude del régimen del 6 de julio de 1988. ¿Dónde estaba el actual presidente? En el viejo y autoritario PRI, calladito como momia, agazapado convenencieramente esperando que su grupo salinista lo hiciera candidato a gobernador de Tabasco. Luego, como no se le hizo, se fue a la oposición en el PRD.
El cambio de estrategia anunciado por el gobernador michoacano de solo atender algunas de las causas de la delincuencia tendría que incluir el combate a las finanzas del hampa, construir un fuerte aparato institucional de justicia que ponga fin a la impunidad, presencia policial civil, mecanismos preventivos, operativos conjuntos, fortalecer a los municipios en sus tareas preventivas, entre otras cosas como la participación ciudadana y familiar. Pero el gobernador no dijo nada de esto.
Querido lector, la verdad es que sí se puede vivir en paz.
La inseguridad no es un problema inevitable, como algunos lo quieren hacer creer y hasta llegan a proponer una “paz narca”.
Se puede, pero con otras opciones políticas.
Se puede, en un Estado de derecho, con políticas públicas objetivas que atiendan causas y efectos.
Se puede, desde la familia y la educación.
Se puede, desde la prevención y la contención del delito.
Se puede, desde ti, desde mí, no errando el voto y participando, exigiendo, criticando y proponiendo.
Lo dicho: la 4T ha resultado un cuatrote.
Ya sabes: quédate con quien te cuide como el presidente cuida a los delincuentes.
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