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SEMANA SANTA, ¿NUEVA SÍNTESIS POLÍTICA?

Por: Rafael Ayala Villalobos

En México, en Michoacán y en la región de La Piedad vivimos una situación semejante al viernes de la pasión de Cristo: hay odio y corrupción, división y violencia, relaciones sociales despedazadas y peligro de ruptura del orden democrático y de leyes para adoptar un régimen democratista, demagogo, en manos de la delincuencia organizada que ya altera resultados electorales, hay, además, una dictadura populista conservadora, oclocrática que desprecia las leyes. Hay señales de que este escenario lo están construyendo poco a poco. ¿Quiénes? Los malos, los diabólicos. Lo edifican unos por perversos, otros porque son víctimas pasivas y otros de buena fe, ilusos ilusionados que sin darse cuenta se están poniendo la soga en su cuello. Lo de diabólico es en su sentido original: dia-bólico, que divide, difama, confronta. Recuérdese que Satán viene del hebreo adversario.


En este ambiente malsano viviremos la celebración grande del cristianismo, la Pascua, que en hebreo quiere decir “paso” de la cautividad egipcia a la libertad de la tierra prometida; o sea el paso de los brincos y sombrerazos de una crisis a la paz y la concordia de un Estado democrático de derecho.

El significado del Viernes Santo, hoy, nos invita a buscarlo en aquél mozalbete estudiante de teología que llegó a ser uno de los mayores filósofos de la historia, Federico Hegel, quien propuso leer la historia y la vida humana con la dialéctica.

En la vida de Jesucristo, Hegel vió realizadas las tres etapas dialécticas: vida-muerte-resurrección.

La vida es la tesis de lo positivo. Luego la muerte es la antítesis de lo negativo. Posteriormente viene el tercer paso: la resurrección como la síntesis que suma a la tesis y a la antítesis en una síntesis superior, magnífica y excelsa.

Ello nos lleva a no ver a la resurrección cristiana como simplemente revivir a un muerto, a un cadáver. Eso fue lo que pasó con Lázaro, a quien Jesucristo lo regresó a la vida, esto es que volvió a lo de antes. No es así en Cristo. La resurrección es el arribo a algo nuevo y mejor que ha brotado de las afirmaciones y de las contradicciones del pasado.

Así que la Semana Santa 2022 más allá de su carácter religioso, nos muestra un paradigma del proceso histórico y de la evolución universal. Todo en el universo y en los procesos biológicos, físicos, químicos, sociales y humanos, se desarrolla dialécticamente.

La tesis es el primer tiempo o momento, es la serenidad tranquila y la paz sin fin de aquel punto pequeño e infinito de donde venimos.

De repente, aunque aún no sabemos bien qué fue lo que sucedió, explotó ese punto ocasionando un caos universal, una explosión y expansión tremenda lo que viene siendo la antítesis que provocó la evolución del universo en varios niveles u órdenes de existencia cada vez más elevados y complejos que hacen aparecer al espíritu y a la conciencia, que es la síntesis. Dicha evolución sintetizó al hombre como la materia más altamente evolucionada al punto de poder amar, tener espiritualidad y ejercer la libertad. El ser humano es un ser dual: materia y espíritu.

Esta síntesis transformada ahora en nueva tesis, conduce a otra nueva antítesis que arriba a una nueva síntesis más positiva, rica y fecunda. Y así sucesivamente se da el devenir de la historia del universo, de las sociedades, de los Estados, del pensamiento, de lo espiritual, de lo político y de cada persona.

Recapitulando para nuestro México actual. México ha entrado en un proceso de crisis cuyas causas no mencionaré por ahora aquí. De una situación tranquila pero con contradicciones internas (tesis) se entró en un proceso de caos (antítesis). De este caos debe nacer un nuevo orden que pueda dar horizonte y esperanza al país (síntesis).

Hay que definir nuevas estrellas-guía, valores y objetivos que nos orienten en la crisis actual. La crisis tiene la función de acrisolar, purificar y hacernos a todos más maduros, solidarios y responsables.

Hay quienes quieren que todo se estanque en la antítesis, esto es en la confrontación con el pasado “neoliberal”. Y seguir allí atascados. Otros postulan avanzar a algo nuevo y fructífero, a un estadío más positivo: la síntesis.

Antes del 2018 había un régimen con aspectos positivos y negativos (tesis). Luego viene un intento de cambio, un combate a lo anterior, violando la ley porque se cree revolucionario y apela al “derecho a la revolución” (antítesis) con puntos buenos y malos. Pero debemos sintetizarlos en la suma de sus positividades (síntesis).

El asunto se resume en esta pregunta: ¿quién tiene la propuesta político-social que supere la crisis y cree una convivencia mínimamente pacífica, con la realización de los derechos humanos para cada individuo? No será a través de fórmulas ya probadas y gastadas como el capitalismo, el socialismo, los colectivismos, el individualismo y los populismos como vendrá la superación de la crisis, dando centralidad a políticas y a grupos de poder, al Ejército, al partido en el poder y a liderazgos caudillistas a costa del sacrificio de la mayoría de la población y de valores universales como la democracia.

Será prometedora la que realice un bienestar mínimo para el mayor número posible de personas, les asegure trabajo, una vivienda modesta pero digna, y les cree posibilidades de desarrollo y crecimiento a través de una salud y educación sostenibles, en las libertades y en la democracia. Será la más creíble la que se asemeje al reino de Dios en la Tierra.

En todo este proceso dialéctico hay una experiencia de vida, de muerte y de transfiguración; de orden, desorden y nuevo orden; de tesis, antítesis y síntesis. Vida-pasión, muerte y Resurrección como en Cristo.

La complejidad individual y social, según E. Morin, se estructura en esta dialéctica, que es la de la semilla: “si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, quedará solo, pero si muere, producirá mucho fruto”, como dijo el Gran Maestro.

Hoy la naturaleza, la humanidad y nuestra sociedad mexicana viven una Semana Santa y un viernes santo duros y amenazadores.

Nuestra esperanza es que este momento de dolor se alinie, que se oriente hacia una radiante transformación: una síntesis amorosa. Que lo que políticamente se hizo mal y se está haciendo mal sea corregido.

Es importante definir un rumbo, que en cierta forma ya fue indicado por Cristo. Es el camino correcto aunque puede tener curvas, subidas y bajadas pero nos llevará a buen destino: a un nuevo orden de convivencia donde no sea tan difícil tratar a la naturaleza con compasión y a nuestros prójimos con humanidad, con cuidado y amor, colocados en su dignidad de personas humanas en el centro de la actuación de la política y del Estado.

Sean felices.