Por: Rafael Ayala Villalobos
¿Qué creen? vino de Chiapas a La Piedad el profesor Simeón Bello Canché, tío lejano de doña Meche para estar con ella unos días antes de irse a pasar la Navidad a Navojoa con otra sobrina, así que lo hospedamos en mi pobre casa. Lo de pobre es literal y material.
Tuve la feliz oportunidad de conversar con el tío Simeón que se ha especializado en dar clases de todo, incluida teología. Ya viejo y pulcro, flaco y alambrado, de abundante cabellera blanca, de rostro rubicundo picado de viruela y una cicatriz que le va de los labios a la oreja izquierda, o de la oreja izquierda a los labios, según por donde se le vea, resultó ser una grata persona de exquisita plática.
Fuimos a visitar al Señor de La Piedad aprovechando que ahora está “abajo” y luego hicimos un recorrido por varias cantinas, porque ¿qué más hace uno en La Piedad para entretener a un turista?
Ya en “Las Patitas de Don Leoba” me interesaba sobremanera preguntarle acerca de dos temas teológicos. “Profesor, en su opinión, cuando nos muramos, si nos vamos al cielo, ¿estaremos con Dios, pero también con nuestros familiares que se nos han adelantado?”, le inquirí con timidez. “Claro que sí –respondió resuelto- es algo en lo que coinciden los grandes teólogos. No como humanamente lo entendemos, pero lamentablemente es verdad independiente de nuestra opinión”.
Intrigado por su respuesta, le pregunté: “¿Por qué dice que lamentablemente, profesor Simeón?”. “Porque en el cielo está mi suegra Abundia, que no por buena gente dejó de caerme gorda y no quisiera encontrármela”, sonrió.
La otra pregunta que le hice a tan ilustre visitante fue si es verdad o mentira que Jesucristo va a volver a venir o que si eso es puro cuento nada más para tenernos con el Jesús en la boca, o por aquello del control social.
Esto del fin del mundo es duda vieja, tanto que desde el antiguo Egipto ya les interesaba. Así lo confirma un jeroglífico grabado en La Piedra Rosetta, descubierta en 1799 que por años fue poco a poco traducida, hasta que la terminó de descifrar el francés Champollión Bonaparte en 1822.
La expresión “se va a acabar el mundo y su luz” se traduce así, de arriba para abajo, de izquierda a derecha, como se leen los jeroglíficos egipcios: pajarito, ojo rasgado, pato volando, raya ondulada con rectángulo debajo, hombre con cabeza de perro, cruz con cabeza ovalada y muñequito parado de frente con la cara de perfil y lanza en mano. Pero mejor volvamos a nuestro castellanizado tiempo
El profesor Simeón mira al vacío, se empuja el caballito de tequila Tapatío, me pide que no lo interrumpa, agarra vuelo y me da una gran cátedra sobre el regreso de Jesús. Por cierto que la palabra catedral, donde están los obispos, significa eso: el sitio desde donde los obispos enseñan, o sea, dan cátedra.
El profesor Simeón dice: “Hace muchos años los afamados actores Kirk Cameron y Chelsea Noble cobraron relevancia por su actuación en la serie de televisión “Los problemas crecen”, ¿recuerdas?”, me pregunta, y sin dejar que le responda sigue su alocución: “Kirk actuó desde los primeros capítulos como el hijo mayor de los “Seaver”, mientras que Chelsea salió casi al final como enamorada de Kirk. Por cierto que en la vida real se enamoraron y casaron”.
Sigue el profesor: “Luego de actuar juntos en varias películas hicieron una serie de filmes llamada “Dejados atrás” cuya trama se desarrolla en los últimos momentos de la historia de la humanidad, al acabarse el mundo, lo que ocurrirá tarde que temprano cuando el Señor Jesús vuelva”.
Siento un escalofrío desde la nuca hasta donde les platiqué cuando el profesor dice eso último: “…acabarse el mundo… cuando el Señor Jesús vuelva”. “El hecho de que el Hijo de Dios vaya a volver a la tierra y los acontecimientos futuros a consecuencia de esa venida, son cosas que casi nadie suele relacionar”, me explica el eminente teólogo.
Continúa: “Esto no sale en los medios de comunicación. Nadie escribe sobre eso en la prensa o habla de esas circunstancias en la radio o la televisión, ni en Twitter, Facebook o WhatsApp. A muchos incluso les asombra que algunas películas nos lo recuerden y, es más, se nos olvida que Jesucristo vino una vez a la Tierra hace más de dos mil años y que volverá otra vez en algunos años, meses o ¡días!”.
– Oiga, profesor, pero ¿cómo sabremos que vendrá? ¿No cabe la posibilidad de un cambio de planes o de que a Dios se le haya olvidado? –le cuestiono-.
– ¡Qué va, si Dios es bien cumplido, nunca falla! –contesta-.
– Pero a lo mejor anda ocupado y no tiene tiempo –deslizo esperanzado—
– ¡Nombre, si Dios es el tiempo! El tiempo es lo único que el hombre no puede aprisionar ni detener. Sabemos que el tiempo siempre cumple su deber: pasar. Por eso es falso el finis saeculorum, el fin de los tiempos. Se acabará el mundo pero no el tiempo.
“Mira –continúa el profesor Simeón- las circunstancias que debe haber para que se realice la segunda venida están requeté-cumplidas. Todo lo que está escrito en la Biblia, y que impresionó tanto en su época porque parecía algo imposible, ya es normal en el día de hoy. Piensa por un momento en alguna de esas circunstancias:
“Guerras comerciales y bélicas entre los grandes bloques económicos y políticos creados luego de la Segunda Guerra Mundial; grandes y problemáticas migraciones; calentamiento del Planeta, erosión de la tierra, contaminación de las aguas y del aire; moneda única en Europa; posible gobierno mundial; control de movimientos de la gente por medio de satélites (GPS); unificación de las ideas religiosas bajo un sincretismo casi mundial; acceso a lugares por medio de señales electrónicas en el cuerpo; comunicación mundial en tiempo real a través de Internet y televisión, posibilidad de ver la mayor parte de las noticias en directo y en tiempo real; perversión de lo natural, entre otras condiciones como sociedades que expulsan a Dios de su seno…”
-Por favor, explíqueme un poco más sobre eso de la “perversión de lo natural…”
-Mira, yo vengo de una generación en la que lo blanco era blanco y lo negro, negro y en la que hasta los locos procuraban tener algo de prudencia. Ahora las cosas están enrevesadas y enloquecidas. Es cosa de ver como si un hombre se percibe mujer alega sus derechos como mujer, aunque la realidad y todos sepan que es hombre.
“Acabo de ir a Bogotá a impartir un curso sobre escatología y teología sistémica -me platica el teólogo ilustre- y de casualidad una tarde lluviosa asistí a una conferencia sobre las trans-especies y el trans-género impartida por un señor joven que se siente pez huachinango”.
Abunda el profesor: “No alcancé a entender qué hace un huachinango dando una conferencia cuando debería estar de ladito al ajillo en un plato acompañado de verduritas al vapor que se creen spaghetti y un arroz blanco que se percibe papas fritas. Eso es pervertir, tergiversar la naturaleza y es signo del fin”
-¡No me diga!
-¡Sí te digo! Y eso no es nada. Noah Gruber es un suizo de 37 años que se percibe gata, ni siquiera gato, sino gata de angora. Maúlla, anda a gatas, se sale a los techados cuando está en celo y su pobre esposa tuvo que trabajar para poder pagarle su costosa vida de gata. En los momentos fugaces que le toca ser humano va a la cantina del barrio porque eso sí, lo borracho no se le quita.
-No cabe duda, profesor que el mundo está pervertido, como usted dice.
-En Medellín, Colombia, hay un señor que no habla sino que rebuzna porque se cree burro. Su esposa, que por razones obvias lo monta seguido para lo que ya se sabe, demandó a un veterinario porque no lo quiso atender… Esa es la perversión de la naturaleza.
El profesor pide su tercer tequila y viéndome a los ojos con sus dos brasas encendidas me recordó que “éstas y otras muchas cosas más estaban profetizadas por Dios desde hace dos mil años”.
Y sigue: “Pero somos necios, a pesar de todas las señales incuestionables, muchos siguen sin creer en la parusía, es decir en el nuevo advenimiento de Jesús, esto es que Jesús va a volver: reditus Iesus”.
“El problema –continúa- es el mismo que el profeta Isaías explicaba en la antigüedad: “Su cabeza está herida y su corazón está enfermo”. El tiempo se acaba. Cuando el Mesías regrese será para juzgar al mundo, a las naciones, a cada persona en particular, a los políticos, a los ladrones –y perdón por la redundancia-, a los egoístas –perdón otra vez por la segunda redundancia-”.
El profesor me toma del antebrazo y me pregunta levantando su cara como para verme hacia abajo: “¿Tu corazón está deseando que llegue ese día, o le sacas al parche? ¿Tu mente ha examinado las circunstancias y está esperando esa segunda venida del Salvador o te haces como que la Virgen te habla? ¿Tienes la conciencia limpia? Recuerda que el chiste es venir de Dios y saber regresar a Él y no sabemos con exactitud cuándo será eso. Aprovecha estas fechas navideñas para que reflexiones”.
Con voz estentórea e índice flamígero me dice, ante el asombro de los parroquianos. “¡Es hora de que indagues en la Biblia y leas sobre lo que realmente hay después de la muerte! Deja de escuchar a sabihondos inútiles que te dicen que todo eso es puro cuento. Te llevarás la gran sorpresa de tu vida. Te lo aseguro”.
Al regresar a la casa “a medios chiles”, como nos tardamos, doña Meche ya estaba trompuda y encorajinada. “¡Órale, aquí me tienen esperando como su mensa!”, nos reprochó.
Felíz Navidad.