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BOTÓN DE ALERTA

Por: Mayra Teresa Gaxiola Soto

Las noticias que leemos y escuchamos diariamente a nivel nacional, estatal o regional sobre niñas, adolescentes jóvenes y mujeres desaparecidas, parece que son tan comunes que nos hemos vuelto indiferentes, pero cuando esto sucede aquí mismo en La Piedad ¡cinco casos en una semana!, el último y más sonado apenas el martes pasado, la angustia se apodera de todos nosotros. ¡No estamos exentos de ese peligro latente!


Como madre, como abuela, sé lo que es el sentir de todos nosotros al leer noticias semejantes que se dan a conocer en este mismo medio; afortunadamente en esta ocasión, no han terminado en tragedia, tanto la joven desaparecida el martes fue hallada sana y salva, como el resto de los casos.

Pero es una situación que a todas las familias nos debe mantener alerta y orientar a nuestros hijos y sobre todo a las mujercitas para que aprendan a cuidarse.

Creo que todos los que tenemos hijos que obviamente salen de noche, -no podemos tenerlos encerrados, están en esa etapa de disfrutar su juventud-, hemos vivido la angustia de que por algún motivo no contesten su celular; que lleguen a su fiesta y se dediquen a divertirse olvidándose por completo de avisar que llegaron bien, sin pensar en la angustia que provocan en sus padres.

Y ¿por qué sentimos esa angustia, esa ansiedad? pues precisamente por todo lo que está ocurriendo a nivel nacional y como lo vimos también en La Piedad; el último caso aquí es el de una jovencita de apenas 16 años que sufrió un secuestro virtual y exigían a sus padres 200 mil pesos a cambio de no hacerle daño.

Afortunadamente, la policía municipal se movilizó rápidamente y pudieron encontrarla sana y salva, pero éste es un llamado de alerta, la mayoría de desparecidos no corren con tanta suerte y esa es una de las principales razones por las que los padres no podemos estar tranquilos cuando nuestros hijos salen a divertirse.

Hay casos que atraen más que otros, gracias a la rápida actuación de familiares y amigos para llamar la atención de la prensa y lograr que las autoridades actúen, porque de lo contario, ya son tan comunes estos delitos que lamentablemente quedan en una simple ficha de un desaparecido más.

Al igual que esta adolescente que a las 5 de la tarde, a plena luz del día sufrió este secuestro virtual en La Piedad, a nivel nacional son cientos las niñas, niños, adolescentes y jóvenes que fueron a la tiendita de la esquina, que, en el camino a la escuela, que salieron de antro con amigos y ya no volvieron a casa.

De acuerdo con datos oficiales, del 2006 a la fecha, en México han desaparecido 13,543 niñas, niños y adolescentes y permanecen así hasta ahora. De ahí la proliferación de grupos de madres y padres que forman colectivos para dedicarse ellos mismos a tratar de encontrarlos

Lo peor es que el problema se ha ido incrementando de manera descomunal, porque según las estadísticas del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, el 40 por ciento de víctimas entre los 12 y 17 años, se las han llevado del 2020 a la fecha. Esto es una muestra de que no se están cumpliendo los protocolos de búsqueda cuando se presenta la solicitud de la familia.

Como decíamos, afortunadamente aquí sí se siguieron esos protocolos y las autoridades municipales hicieron un llamado a la ciudadanía para no dejarse sorprender por quienes se dedican a este tipo de delitos que hace años habían proliferado en La Piedad y todo indica que están resurgiendo de nuevo.

Este tipo de delincuentes, acosan psicológicamente a sus víctimas vía telefónica, de ahí que se denomina secuestro virtual, porque los convencen con amenazas haciéndoles creer que tienen a su familia a quienes harán daño si no siguen sus instrucciones y en tanto los mantienen ocupados en la llamada, a los padres les piden el dinero del presunto rescate para ‘liberarlos’.

Existe una línea para emergencias marcando inmediatamente al 911, que sería lo más viable, porque, aunque también pueden llamar a la policía municipal a los teléfonos 352 52 23030 o 352 52 1 09 32, aquí sí hace falta más capacitación para quienes atienden estos números porque en lugar de actuar de inmediato, atiborran con tantas preguntas a quien habla pidiendo ayuda que en la mayoría de los casos se pierde un tiempo valioso y la gente termina cortando la llamada para buscar otra opción.

Cuando alguien llama o se presenta para denunciar la desaparición de un menor, las autoridades deben actuar de inmediato, aunque luego resulte que se hayan ido por su voluntad, por un berrinche o por lo que sea. Las cifras que conocemos y que se incrementan día a día son escalofriantes.

A todos nos importa y nos preocupa esta situación, también las autoridades tienen hijos, hermanos, sobrinos, amigos, a cualquiera le puede pasar y detrás de las desapariciones, que en algunos casos son secuestros reales o virtuales, en la mayoría se trata de explotación sexual, laboral, venta de órganos, abusos de todo tipo o feminicidios y los padres queremos estar tranquilos cuando nuestras hijas salen.

Y decimos nuestras hijas, porque es lo que más ha estado proliferando las últimas fechas, los feminicidios han aumentado al doble en el país.

La solución por supuesto no está en encerrar a nuestras hijas o hijos, pero como padres tenemos que ponernos las pilas y aquí en La Piedad que es una ciudad pequeña, nada nos cuesta cuidarlos mucho más de lo que lo hemos hecho hasta ahora; las distancias son cortas y aunque tengamos que desvelarnos para recogerlos en la madrugada que salen de su fiesta, podemos evitarnos un dolor de cabeza que cambiaría nuestras vidas para siempre.

Y como ya vimos que no sólo en la noche están en peligro en La Piedad, debemos reforzar en familia los métodos de prevención; platicar con ellos, que nos tengan confianza, que se mantengan juntos en grupos de amigos y todos los consejos que se nos ocurran, pero, sobre todo, informarlos de lo que está ocurriendo y los peligros a los que están expuestos.