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DE CÓMO LA REPÚBLICA MEXICANA VA AL PSIQUIATRA

Por: Rafael Ayala Villalobos

–A ver, dígame, ¿en qué le puedo servir? –le preguntó el psiquiatra a la República Mexicana que sentada frente a él dejaba ver sus pechos turgentes y su cadera protuberante, ataviada con un ceñido y corto vestido floreado.


–Ay, ya ni sé por dónde empezar. Bueno mire, vamos al grano: desde que nací mi vida entera ha sido una bola de mentiras y de contradicciones; tengo todo para ser feliz, pero soy amargada, resentida, me siento menos que los demás, por eso tengo la manía de gritar “viva México cabrones”, o “como México no hay dos”, ¿qué acaso hay dos Italias o dos Australias?, y estoy deprimida y triste. Poseo muy buenas tierras para ganadería, agricultura y el turismo, también mares tan hermosos como ricos, pero el ganado invade la burocracia política y la agricultura no le importa a los regentes de la federación, figúrese usted que el actual gobierno canceló casi todos los programas de apoyo al campo, y del turismo ni hablar, están ahorcando a la gallina de los huevos de oro; poseo grandísimas reservas petroleras pero mis habitantes pagan una de las gasolinas más caras del mundo y eso que el presidente prometió que no la subiría de precio; tengo represas hidroeléctricas increíbles, pero la CFE está quebrada, le estorba a la iniciativa emprendedora, quiere seguir produciendo energías contaminantes y cada vez hay menos energía eléctrica para el consumo que el país necesita; tengo playas y sitios magníficos, una comida de rechupete, una gran herencia cultural y preciosos pueblos mágicos,

pero cada día vienen a verme menos clientes, perdón, menos turistas porque el mal gobierno conservador, el de la federación, no promueve el turismo y sigue con sus mamadas esas como la del aeropuerto de dudosa eficacia y un tren que de maya nada más tiene lo depredador de la selva del sureste. De PEMEX mejor ni le platico porque me vomito.

–¿Por qué crees que te pasa todo eso? –dice el psiquiatra cincuentón aguzando la libidinosa mirada en las piernas cruzadas de su paciente.

–Pos no sé, por eso vengo con usted, a que me dé una buena esculcada. Creo que todo es resultado de los desórdenes que se han acumulado en mí a lo largo de años.

–Cuéntame con confianza de tu infancia.

–Mire doctor, para empezar mis mayores me han hecho creer que yo era grandiosa, bella, limpia, que ya existía cuando llegaron de España unos viejos fuertotes y peludos con una grande…, con una grande…, con una grande ambición por delante y abusaron de mí de una manera tan brutal que pa’ qué le cuento. Pero he ido conociendo que yo, como México, como Estado nacional ni existía y que España, lo que se dice España, tampoco. Me han hecho creer una bola de mentiras que lo único que han logrado es hacerme sentir humillada, despojada, odiar a los que me han hecho creer que son mis explotadores. Me han enredado y empujado a identificar a los conservadores con los malos y a los liberales con los buenos, pero yo voy sabiendo que por ejemplo, no es cierto que todos los conservadores son centralistas, porque hoy el gobierno federal es más centralista que el de Antonio López de Santa Ana, nomás que a la chita callando. Ahorita la supuesta federación, como mal marido tiene ahorcados a los municipios y a los estados, los tiene de rodillas, humillados, dependiendo de los veinte centavos por cada peso que la mal llamada federación tiene de presupuesto. Nomás fíjese: la dizque federación canceló todos los programas de apoyo a los municipios para fortalecer su seguridad, así pos cómo. A mí me dijeron que siendo federalista me íba a ir bien, que no me iba a faltar nada, pero cuando hago cuentas veo que he vivido más años como centralista, unas veces a lo descarado y otras disimuladamente. Ahorita por ejemplo, mire usted, acaban de levantar a golpes a mis maestros que tenían un mes en el centro de Saltillo, Coahuila, protestando porque el gobierno estatal les debe quincenas por culpa de que el gobierno central no apoya a ese estado, así que a porrazos quitaron lo que los maestros llamaron el plantón de la dignidad magisterial. En Colima igual, el gobierno del estado le debe quincenas a toda su estructura de confianza y quincenas a los maestros, mientras que el gobierno federal centralista de recursos se voltea pa´otro lado y tampoco tiene surtidas de medicinas los centros de salud y los hospitales. En Michoacán, los maestros tienen tomadas las vías del tren en varios puntos y hacen protestas porque a los de código estatal les deben quincenas debido a que el gobierno central y conservador se rajó de cumplir su palabra de federalizar la nómina educativa, además de que también les deben a otros servidores públicos. En San Luis Potosí, trabajadores de la Secretaría de Seguridad y de la Fiscalía andan igual, tomando carreteras para exigir pagos atrasados. Y así traigo todo mi precioso cuerpo republicano adolorido. Es un problema general, no sólo de un estado, ¡y muy viejo!, lo heredó el actual gobierno, cierto, pero creímos que lo arreglaría y nada…puro jarabe de pico, puro revanchismo… ¿Cómo cree mi mal marido, o sea, el “gobierno” federal que voy a vivir con 20 centavos de cada peso cuando él se queda con 80 centavos que malgasta en sus parrandas dizque izquierdistas y tarugas ocurrencias, si ese acuerdo lo hicimos hace como 30 años cuando teníamos menos hijos? El Pacto federal en materia fiscal ya no me sirve…

-Discúlpeme señora pero pongo en duda lo que dice de “dizque izquierdista”…

-Nada más vea: acabamos de celebrar nuestras Fiestas Patrias por la Independencia de México, que para nosotros es festejar la libertad y la democracia, y ¿qué pasó? Que el jefe del gobierno conservador invitó a Díaz-Canel, presidente de La Isla donde lo que menos hay es democracia y libertad, ¡el colmo!, pero ya “La historia los gansolverá”. O vea, doctor, cómo el gobierno dizque federal anda terco en encarcelar a científicos del Conacyt. En la intimidad ardiente de nuestra alcoba mi marido me dijo que le va a entregar el Conacyt al Ejército y que dentro de unos días lanzará otro programa: “Ciencia del Bienestar” que entre sus primeras consignas están echar abajo las teorías científicas de Adam Smith, Newton y Copérnico porque alega que así como gobernar no tiene ciencia, tampoco hacer ciencia tiene ciencia. También van a abolir por decreto la Ley de Gravedad y van a exhibir el miércoles en el programa cómico “Quién es quién en las mentiras” a Copérnico y a Antonio Lorenzo Lavoisier por aquello de que “La materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”. ¿Quiere saber más? Nomás no diga que yo le dije: van a abolir la teoría de Schrödinger porque Él tiene otros gatos. Y eso no es todo, ya instruyó a Gertz Meadero para que acuse de crimen organizado a los españoles que trajeron la viruela.

-Oiga pero esos ya están más que muertos –replicó el galeno.

-Mmmm! Nomás acuérdese del papa Formoso que luego de petateado ¡lo juzgó otro Papa! Pero ya para que le cuento…, le estoy revelando muchos secretos de Estado…

-Bueno, vamos a continuar, señora.

-Y pues, así más o menos me ha ido desde que quienes hayan sido mis papás me crearon. Bueno, los primeros como 400 años los pase con mi madre, España.

–¿Ah, sí? ¿Y cómo te relacionaste con ella, bien? –inquiere el facultativo.

–Fue una relación revuelta de amor y odio. De ella heredé muchas cosas, algunas buenas, otras malas. Mi cultura, mi lengua, mi administración, mis instituciones, pero también malos ejemplos de corrupción, recibí maltratos que me impedían desarrollarme con libertad. Le heredé su improvisación, su individualismo y su astucia de zorra, que yo transformé en listura, aunque de poco me ha servido…. Por eso la abandoné y me fui a vivir independientemente en 1821 y ya después con quien me prometió el oro y el moro, y pues ya ve cómo me ha ido con éste ingrato.

–¿Entonces no te fue mejor separada de tu mamá?

–Pos mire, las cosas no sucedieron como las había soñado. Fue una separación traumática, violenta. Me casé con los militares para librarme de ella, pero después ya no era mi mamá, sino los militares los que me maltrataban y no había forma ni modo de quitármelos de encima. Luego me sonsacaron unos abogados muy ilustrados y románticos que se la pasaban peleando entre ellos, que me jaloneaban de los brazos, que ora pa´ la izquierda, que otra pa´ la derecha: nomás me dejaron toda guanga. Ý otra vez me fuí con militares. Luego desde los finales de los mil novecientos cuarentas otra vez con abogados de colmillos afilados y economistas de cuentas mochas y ahora acabé con un merolico. Por impreparada para ser libre, o eso me decían y siguen diciendo, hicieron conmigo lo que quisieron y lo siguen haciendo. Cada vez que aparece un caudillo, yo me le enamoro perdidamente y vuelvo a tener esperanzas, pero puro jarabe de pico…

–¿Te fue mal con todos?

–Bueno, con alguno que otro, más o menos, fifty – fifty. Es verdad que poco a poco fui cambiando. Algunas cosas marcharon mejor, avancé en salud, educación, infraestructura…, pero eso no justifica que me engañaran, que me robaran…snif! Hasta que un día, cansada de tanto maltrato mandé a la chingada a los caudillos, a los merolicos y políticos y me dije: “no aguanto más, aquí hay que poner orden y leyes”.

–¡Caray!, ¿y eso cuándo fue?

-Pues a cada rato, pero sin buenos resultados. Puro intento. La última terapeuta me dijo que era co-dependiente.

–¿Y qué pasó entonces?

–Pues la relación se ha ido echando a perder, yo me fui hartando. Muchas cosas ya no funcionaban bien, pero ahora están peor. Hubo falta de equidad, de justicia, una mezcla de muchas cosas me cansaron: corrupción, incumplimiento del Estado de derecho, raterías de los familiares y cercanos de mi marido, abusos, pésima administración…

–Aja, ¿y luego qué hiciste?

–Bueno, ¡ay, tonta de mí! apareció un nuevo caudillo, o más bien, aspirante a caudillo, de esos con los que tantos malos ratos había pasado, pero pensé que este era distinto: hablaba bonito, parecía tener buenas intenciones, preocupación por los más pobres, se las daba de muy municipalista y federalista y sin pensarlo dos veces, como pensé que estábamos tocando fondo, me fui con él, además sus canas lo hacían ver muy atractivo…

–¿Qué tal te fue?

–Como se dice, fue peor el remedio que la enfermedad, salí de Guatemala para entrar a Guatepior, y es que me creí aquello de que más mal no podíamos estar y eso no es cierto, siempre se puede estar peor, pregúntenme a mí. Él me prometió una vida en paz y ahorita no gano pa´sustos, violencia y homicidios, bueno tampoco para pagar la luz, el gas, las verduras, el transporte y la carne de puerco que anda por las nubes como si los marranos tuvieran alas. Me dijo que íba a regresar a los militares a sus cuarteles y los trae en la calle pero nomás paseando, repartiendo abrazos, construyendo lo que se le ocurre, cambiándose de uniforme: que ya el del Ejército, que ya el de la Guardia Nacional…, sonsacándolos por si hace cosas bruscas conmigo no se la vayan a hacer de tos ni que se le vayan a poner al brinco, y dándoles carretadas de billetes, mientras a mis municipios y estados me los trae casi sin calzones. Me ofreció más democracia y participación y ya la trae contra los organismos donde la ciudadanía puede hacer cosas a favor de la democracia sin la jefatura del mandamás. Él me prometió más y mejor educación y salud y son renglones que en sus manos son un verdadero desmadre. Él vino ofreciéndome más honestidad y todos los días se levanta echándome mentiras, regañón y rijoso. Aseguró que traería justicia y la sometió a sus caprichos. Dijo que habría libertad, progreso y honestidad y quiere meter a la cárcel a sus críticos y a algunos científicos. Y, doctor, aquí estoy, atrapada sin saber cómo librarme de esta situación, pero no dispuesta a seguirme dejando. Ya he ido con otros terapeutas y no he logrado sentirme bien. ¿Qué me sugiere, doctor?

El psiquiatra por fin quitó su lujuriosa mirada de las piernas de su paciente, miró el reloj y dijo dándose aires de muy serio:

–Mire, ya se nos acabó el tiempo. Por lo pronto veo una relación esclavo-amo enferma. Su marido o gerente de la federación funciona como “amo-para sí” y usted como república mexicana vive como esclava, es decir “como el ser dado”. Eso es conforme a Freud y Lacan, pero voy a meditar a la luz de Platón y de Aristóteles. Por ahora no se deje, véngase la próxima semana a su nueva sesión y mientras aguante vara.