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EL RETO: CIUDADANÍA Y PARTIDOS, UNIDOS POR MÉXICO

Por: Rafael Ayala Villalobos

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha fracasado. Por ello Morena no debe volver a ganar ni en lo municipal -sean quienes sean sus candidatos- ni en lo estatal, ni en lo federal.


Los que estamos decepcionados, inconformes y agraviados no podemos darnos por derrotados de antemano, ni permitirnos el descanso, o fingir que no pasada nada. Tampoco refugiarnos en la pura vida privada.

Más bien nos tenemos que unir, con alianza formal o informal, renunciando o dejando para mejor ocasión aspiraciones partidarias, grupales, de clase o personales, porque solo juntos podremos detener la destrucción de la república democrática, federal y municipalista.

Vendrán tiempos mejores para la ciudadanía y la república –si se conserva la democracia- para competir y ofrecer distintas opciones a la ciudadanía. Hoy la unidad nacional ha de ser compacta, se sustenta en la razón, pero ha de tener propósito y causa.

Es tontería entonces que los partidos se ataquen entre sí. Lo es que los partidos vean para abajo a las organizaciones de la sociedad civil o que se excluya por su tamaño de las militancias o votos logrados. Nadie sobra. Todos son necesarios. Tan errados criterios sólo le allanarían el camino a la o al títere que el presidente López desee imponer con el apoyo de quien realmente tiene el poder hoy: el Ejército.

La marcha ciudadana de hace algunas semanas y la marcha oficialista han puesto las cosas en claro. La primera fue en defensa de las instituciones, la segunda en contra.

El presidente López no aprovechó la ocasión para actuar como hombre de estado y de gobierno, sino como pandillero de la política, convocando al encono y la división, cerrándose al diálogo nacional, refocilándose en su ego y realizando un evento masivo corrupto –por los recursos obscuros con que se hizo- para reanimar a los suyos, para convencer a los ya convencidos, excluyendo al resto.

Dividió al país en dos: su clientela y los otros. Y muchos quedamos entre los otros. Por eso ya no es nuestro presidente.

Así que no habiendo concertación sino competencia, la oposición no puede seguir respondiendo con yoga a la lucha libre y ruda del presidente porque visto es que está dispuesto a ir con todo para retener el poder.

E ir con todo significa usar a las Fuerzas Armadas, quebrantar la ley, recurrir al clientelismo y al desvío de dinero público para movilizar, no conciencias, sino clientelas y, por supuesto, apoyarse en la delincuencia organizada como lo hicieron al menos en Sinaloa y Michoacán en los comicios del 2021, irregularidades que fueron demostradas y divulgadas dentro y fuera del país.

El caso de Michoacán del 2021 es emblemático: en los tribunales correspondientes se comprobó la violenta intervención del crimen organizado en favor de Morena, pero la resolución consideró que no había sido generalizada, o sea que “nada más fue tantito”. Es tan absurdo como si a un ladrón que se mete a una casa a robar, lo declaran culpable pero sin castigo porque “nada más hurtó la televisión dejando todo lo demás”.

Por eso se equivocan los que sin ser morenistas critican a la oposición:

1.- Que no se ponen de acuerdo: está a tiempo y ha avanzado en su consenso, no tiene porqué tener ya un candidato, sería contraproducente, además primero es el proyecto, luego la mujer o el hombre que lo encabece;

2.- Que no tiene propuesta: el Frente Cívico Nacional (FCN) está muy adelantado en la creación de un proyecto a presentar en todo el país a los partidos opositores y a la sociedad civil.

3.- Que no se van a poner de acuerdo: ya lo han hecho exitosamente y han vencido al presidente López en varios temas: reforma eléctrica, no militarización de la Guardia Nacional que fue suspendida, y la reforma constitucional electoral, asimismo en algunas elecciones municipales y estatales, considerando entonces que la oposición sube mientras Morena baja;

4.- Que ni la ciudadanía, ni el PAN, ni el PRD, ni el PRI, tienen figuras atractivas y con posibilidades de ganar: creo lo contrario, que le sobra tela de dónde cortar, y aquí quiero detenerme un poco.

Notorio es que por el PAN destacan Juan Carlos Romero Hicks y Santiago Creel, para mí bien equipados de honestidad, experiencia y con capacidades sobradas para ser candidatos y presidentes, sobre todo esto último, seguidos de los actuales gobernadores de Yucatán y Querétaro, Mauricio Vila y Francisco Kuri, respectivamente.

Pero les falta darse a conocer más, recorrer el país, porque el PAN tiene este problema: el estudio ARMA, que mide la presencia de los presidenciables en los medios nacionales, en su última presentación, asegura que los posibles candidatos de Morena acapararon el 66% de la cobertura total de televisión, radio y periódicos. Atrás aparecen los del PRI con 21%, seguidos por los de MC con el 4% y Silvano Aureoles del PRD con 3, y hasta el cuarto están los del PAN, con un 2 por ciento. De ahí que Santiago Creel “ya agarró la onda” e iniciará recorridos por el país.

El presidente del PAN ha dicho que tienen hasta 7 gallos, pero la verdad es que aún no calan hondo y la gente aún no los siente suyos. Así que deberán apretar más el acelerador y gastar suela.

El PAN tiene estructura en casi todo el país, sobre todo en las ciudades donde se concentra el 60% del padrón electoral y ha obtenido buenos resultados electorales. La verdad es que el PAN es pilar fundamental de cualquier alianza.

Por el PRD solo el michoacano Silvano Aureoles Conejo ha manifestado su intención y antes de iniciar su caminata por todo México habló con el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas –quien tiene serias diferencias con el presidente López en cuanto a cómo va el país- y las directivas del PRD nacional y de los estados donde está presente para recibir su venia.

Hace tres meses Silvano no aparecía en las mediciones de conocimiento y aceptación del periódico El Financiero, unas de las más serias y exactas. En su última presentación de hace aproximadamente un mes, Silvano Aureoles apareció en el lugar 8 de 15.

Se está reuniendo con organizaciones obreras, campesinas, empresariales, académicas y sociales en los estados, realiza entrevistas en medios y ruedas de prensa, ha tenido eventos grandes en municipios que no son capitales de estados, lo cual es significativo, y es sabido que muchos dirigentes de la Iglesia le facilitan acercamiento y reuniones.

Le cae bien a la gente, su estilo y origen popular le ganan rápida aceptación por lo que muchos lo ven como la cuña que puede parar a cualquiera de las corcholatas –qué palabreja tan ofensiva- del presidente.

La manera llana y sencilla de Silvano al explicar los grandes problemas nacionales y sus propuestas, sin tecnicismos o academicismos innecesarios, le están facilitando el acercamiento con la ciudadanía a mar abierto.

No hay que omitir que como gobernador de Michoacán dio buenos resultados, los que lo avalan. Es cosa de recordar cómo recibió la entidad en el 2015 y cómo la entregó al dejar el cargo. Veamos solo una muestra: a La Piedad le fue bien con Silvano.

El PRD tiene estructura en la mayoría de los estados aún cuando en algunos no cuenta con registro para elecciones locales, y sobre todo en entidades donde Morena es fuerte: Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Tabasco, Estado de México y Ciudad de México, lo que hace que el PRD sea el dique de contención de Morena en esos lugares.

Es cierto, insisto, que en determinados estados no puede participar electoralmente en comicios locales, pero actúa políticamente y sus ideas ahí están. Sus líderes siguen haciendo presencia. Un partido no existe solo porque gane elecciones, así que dejemos los análisis simplones.

El PRD ha sido y será factor cualitativo para lograr esos esfuerzos unitarios, como la única fuerza de izquierda socialdemócrata de México, en oposición a la falsa izquierda autoritaria y militarista que hoy está en el ejecutivo federal.

El PRD ha sido el pionero en la promoción de organismos fiscalizadores autónomos del gobierno, de los derechos humanos de avanzada, de la edificación del INE y del municipio libre, entre otros logros, y así no sea el partido mayoritario de una alianza, generosamente aporta.

Así que tiene mucho que dar porque entiende que la lucha es contra una elección de Estado y la intentona de querer establecer una dictadura autocrática y que esa lucha es a muerte.

Viejos y nuevos militantes del PRD piensan que vale la pena luchar por México desde el PRD con unidad y esperanza porque el PRD luchó por México cuando la democracia era selectiva y escasa e impulsó un órgano que hoy cuida nuestra democracia, el INE.

El PRD luchó cuando los gobiernos abusaban arbitrariamente de su fuerza contra la ciudadanía e impulsó alternativas e instituciones de defensa de los derechos humanos y de la fiscalización de la sociedad civil hacia el Estado y el gobierno. Y eso no es poca cosa.

El PRD fue el primero en generar una agenda basada en derechos para acompañar la lucha institucional de las personas discapacitadas, de la igualdad de género, medioambiental, por la inclusión de posiciones diferentes, jóvenes y mujeres y expresiones minoritarias….etc. El PRD nunca ha dejado solo a los municipios ni a México y no se raja.

Por el PRI sobresalen Beatríz Paredes y Enrique de la Madrid, entre otros como Ildefonso Guajardo, pero Beatríz y Enrique son los mejor vistos entre la ciudadanía y los demás partidos, según múltiples mediciones.

Una y otro son honestos, saben hacer buen gobierno, son conciliadores y están presentándose en diferentes puntos del país, aunque no han podido salir del “círculo rojo”, de los medios y de la academia. Su avance es notorio.

Ambos deben foguearse en el mar abierto de la política porque hasta ahora están en la oposición y siempre se han dirigido desde el poder a auditorios a modo, lo que ya no existe. Ahora el mar está crispado y el río revuelto.

Hay quienes dicen que el PRI está casi muerto, que ya todas las pierde. Lo cierto es que el PRI tiene una estructura nacional todavía muy productiva electoralmente.

Si con datos del INE revisamos el voto priísta dentro de la coalición electoral última, se observa que el PRI obtuvo 47.4% de los 12.6 millones obtenidos por los tres partidos en los estados donde se verificaron elecciones, mientras que el PAN logró 40.4% y el PRD el 12.2 por ciento. De 2018, que el tricolor tuvo 16.1% de la votación federal, subió a casi 18% el año pasado, a pesar del alto abstencionismo que hubo en las elecciones intermedias de hace un año.

Algunos alegan que en el PRI ha habido corruptos, que por ello no volverán a ganar, y de inmediato apuntan el dedo a Peña Nieto y a otros como a su dirigente nacional Alito, invitándo a sus militantes a salirse del tricolor. Es como si por algunos escándalos en algunas iglesias conmináramos a San Juan a dejar de ser cristiano.

La largas filas para cobrar no son lo mismo que para votar, tampoco las plazas llenas no necesariamente significan urnas llenas, así que las marchas de las últimas semanas no son medición infalible para hacer pronósticos. Al PRI de antaño se le volteó su clientela y sus estructuras se le desmadejaron. Puede suceder lo mismo con las de Morena.

Y no se olvide el detalle de que el zócalo no se llenó a pesar de dineros públicos, presiones y chantajes.

Lo que sí es cierto es que Morena está dispuesto a todo con tal de retener el poder. Nada más que contrario al discurso oficial, en casi dos años el 31% de los votos de la oposición fueron motivados por la existencia de la alianza electoral PAN, PRI y PRD, mientras que en las elecciones federales del 2021, 14% de los votos obtenidos por AMLO en 2018 se fueron a la alianza opositora (con datos del INE).

La coalición Va por México, ahora llamada UNIDOS, demostró que es fuerte y tiene mucho potencial; pero para que sus victorias den un vuelco a la vida del país, sólo serán posibles si –además de seleccionar democráticamente a su candidato presidencial en contraposición del dedazo del presidente López a la corcholata de Morena- van de la mano con el más amplio abanico de liderazgos de la sociedad civil y elaboran, juntos, una propuesta de gobierno, un programa progresista basado en las necesidades y anhelos de la mayoría nacional y pueda conformar un gobierno de coalición.

Mucho dependerá de que las fuerzas políticas, sociales y los ciudadanos, conformen la necesaria coalición opositora al bloque oficialista, y de que –mediante una amplia consulta popular- decidan un método democrático, abierto y transparente para seleccionar la candidatura a la presidencia de la República con la máxima unidad posible, así como las de las gubernaturas, senadurías, diputaciones federales y locales y los ayuntamientos, porque son los que al final de cuentas harán la campaña en territorio.

En eso radicará gran parte de su fortaleza.

Sean felices, que un mejor México es posible.