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TERMINA ALEJANDRO, EMPIEZA SAMUEL

Por Rafael Ayala Villalobos

A unas horas de que termine el gobierno municipal de La Piedad encabezado por Alejandro Espinoza Ávila, ¿cómo lo calificaría usted? Para mí el balance resulta positivo. Me explico: la alianza del PAN con el PRD, con la que ganó la elección hace tres años, rindió buenos frutos en favor de las familias, pese a dos problemas: el primero, la adversidad de la pandemia del coronavirus que afectó la economía municipal y   las finanzas públicas,  y segundo, a los recortes presupuestales que el gobierno federal hizo a los municipios del país en varios temas como el de la seguridad, la salud, el emprendimiento y el empleo, entre otros.


Alejandro Espinoza Ávila  fue un presidente severamente calificado en cuanto al trato con la ciudadanía, sin considerar el tino de su  gerencia al frente de la administración pública. Serán el tiempo y la historia los que lo coloquen como un buen presidente municipal que con el apoyo del gobernador Silvano Aureoles, mejoró notablemente la infraestructura urbana lo que junto con la transparencia en su gobierno y sus prácticas administrativas, elevaron la competitividad del municipio haciendo posible que aumenten sus posibilidades de atraer nuevas inversiones  generando más empleos. Sus  gestiones se  concretaron en proyectos útiles con sobrado beneficio social  frente a su costo contable.

Es difícil en un pequeño espacio como éste hacer un análisis del gobierno que concluye éste 30 de agosto, pero se pueden establecer tres campos a considerar: la conducción de gobierno, la obra pública y los servicios públicos.

En los servicios públicos hubo eficiencia y ahorro aunque sin mucha innovación. Quedan pendientes el mejoramiento a las instalaciones deportivas  y culturales, la renovación del rastro y el servicio de limpia. Los mercados y el panteón fueron oportunidades de mejora que no se alcanzaron a aprovechar, aunque se mantuvieron en pie. La seguridad pública, servicio primordial, logró la contención de los problemas derivados de la convivencia y la prevención de delitos de incumbencia federal y estatal. La educación fue un sector cuidadosamente apoyado, tanto en las relaciones con la comunidad educativa como  en el mejoramiento de la infraestructura escolar.

La obra pública fue el renglón más atendido. Es notorio el mejoramiento de la infraestructura y del equipamiento urbano y rural. Los nuevos pavimentos harán posible en el corto y mediano plazo el impulso a la economía del municipio, así como también el arreglo del bulevar Lázaro Cárdenas, el nuevo Centro de Salud e innumerables obras compensatorias en diferentes barrios, colonias y comunidades rurales.

En cuanto a la conducción del gobierno hay que abundar más: Alejandro Espinoza marcó una estrategia del municipio a futuro con una visión integral, no se dedicó a administrar el hoy ni a cosechar aplausos fáciles sino que sus gestiones lograron tener impacto positivo en la vida de los ciudadanos a largo plazo. No improvisaba, no se limitaba a administrar inercias, no actuaba reactivamente ante los acontecimientos del día a día. Logró entrever más allá de las urgencias, planteando políticas públicas de largo aliento y a veces sacrificando su imagen pública, sin caer en exceso de promesas y halagos. Por el bien del municipio sabía decir “no” con responsabilidad.

Su dinámico liderazgo no se enfocó a hacer carrera política, sino a sumar voluntades mediante la participación ciudadana, considerando siempre el factor humano como el principal ingrediente del manejo de la administración pública municipal. Con un sentido de lo público y capacidad negociadora y de gestión para obtener apoyos, combinó el  liderazgo con la responsabilidad y la acción colectiva.

Su gobierno se condujo involucrando a la ciudadanía en las decisiones, trabajó para obtener un crecimiento sostenible y con mejora de la vida de la población, también se ejerció legítima, legal  y democráticamente, estableciendo programas, políticas y acciones guiadas a la equidad y a la justicia por la sencilla razón de que el objetivo no fue la ciudad y sus comunidades, o el municipio en abstracto, sino que el objetivo concreto, real, siempre fueron las personas humanas.

Dentro de la conducción del gobierno hay que mencionar el reordenamiento de las finanzas públicas, el equilibrio recuperado entre el debe y el haber, en volver a meter a la deuda pública municipal dentro de su capacidad de pago y en transparentar su ejercicio, factores que ayudarán al nuevo gobierno presidido por Samuel Hidalgo Gallardo, también del PAN que ganó aliado con el PRD y que fungiera como Secretario del Ayuntamiento en el gobierno saliente.

Samuel Hidalgo, desde el 1 de septiembre tendrá  una ventaja: contará con algunos servidores públicos del anterior gobierno y seguirá la dinámica de trabajo del gobierno saliente aunque con cambios necesarios en la forma y en el fondo. La curva del tiempo de aprendizaje del nuevo gobierno no será ni tan pronunciada ni tan entretenida y no se perderá tiempo en experimentar: el arranque será más contundente y rápido.

Y sin embargo lo previsible es que no habrá una continuidad inercial, sino que se consolidarán fortalezas y aprovecharán oportunidades de mejora tales como aprender a gobernar con  mayor participación ciudadana. La participación debe ser vista como un derecho de los ciudadanos, pero también como un principio ético del gobierno municipal y como un componente de la eficacia y la honestidad: a mayor participación, menos corrupción.

Ante los retos que enfrentará el próximo presidente Samuel Hidalgo, conocedor de la administración y la operación política, seguramente que buscará dinamizar al gobierno, se acercará más a la gente, querrá organizarla,  tratará de cambiar el estilo de hacer política, pondrá mayor énfasis en lo social, continuará con el sistema de planeación para planear siempre pero más democráticamente, utilizando nuevos sistemas, estilos e instrumentos de gobierno y creando nuevas herramientas y mecanismos para que la población efectivamente pueda ejercer su ciudadanía frente a y con el gobierno municipal, todo ello propuesto por el PRD  en las estrategias, objetivos y acciones que derivarán de las políticas públicas que habrá de implementar la nueva administración.

El nuevo gobierno municipal de Samuel Hidalgo tiene un gran reto: propiciar el crecimiento económico del municipio pero de manera que asegure el desarrollo social, familiar y humano.

Samuel Hidalgo tiene con qué superar el reto, los miembros del nuevo ayuntamiento plural seguramente aportarán al bien común y la ciudadanía estará vigilante y participativa.

Lo dicho: termina Alejandro y empieza Samuel.